viernes, 29 de abril de 2016

"Un propósito especial"

Meditación 29.04

Salmos 150 "Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a Jehová. Aleluya".

El Señor nos ha hecho un pueblo especial para que podamos cumplir con una misión especial. Isaías 43.21 dice: “Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará”. Una parte integral de la adoración al Señor es proclamar su grandeza.

Alabar a nuestro Padre celestial es aplaudirlo por ser Él quién es, y por lo que ha hecho. Esto implica la liberación de nuestras emociones para expresar la adoración abierta y confiada al Señor. Cuando alguien ama a otra persona, la respuesta más natural es elogiarla. De la misma manera, quienes aman a Cristo descubren que la alabanza viene con facilidad a sus labios.

Alabar al Señor es bueno para nosotros. En nuestra sociedad egoísta, las personas están interesadas básicamente en satisfacer sus necesidades. Por desgracia, esta misma actitud se ha infiltrado en algunas iglesias. Pero Dios no quiere que pensemos solo en nosotros. La alabanza levanta nuestros ojos a Cristo, y llena nuestro corazón con la satisfacción que no tenemos cuando nos centramos exclusivamente en nuestros problemas y necesidades.

Aunque la alabanza y la adoración están asociadas, por lo general, con los servicios de la iglesia, ellas deben caracterizarnos en dondequiera que estemos. Algunas de las experiencias más íntimas y preciosas de la adoración pueden ocurrir en los momentos pasados a solas con Dios.

Si usted se da cuenta de que su alabanza carece de vitalidad, exprese su deseo sincero al Señor de aprender a alabarle con todo el corazón. Enfocarse en la adoración es la clave. Recuerde las maneras en que Dios ha cuidado de usted, y dígale lo grande que es Él.
(De Encontacto.org)

TPSH 21052022

jueves, 28 de abril de 2016

"Un pueblo especial"

Meditación 28.04

1 Pedro 2.9-10 " Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia".

Cada vez que los sentimientos de baja autoestima nos amenacen con el desaliento, necesitamos confiar en la verdad de la Palabra de Dios, no en nuestras emociones.

Examinemos 4 frases que describen cómo el Señor ve a cada creyente. Lo ve como:
1. Linaje escogido. Dios nos escogió para ser parte de su reino y de su familia, porque así lo quiso. Nadie que haya sido elegido por el Todopoderoso es insignificante.

2. Real sacerdocio. Como creyentes, somos hijos de Dios y, por tanto, parte de una familia real. En otras palabras, somos “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8.17). Así como Jesús cumplió los papeles de rey y sacerdote, Dios también nos ha confiado las responsabilidades sacerdotales de adoración e intercesión por los demás.

3. Nación santa. La iglesia, o cuerpo de Cristo, es un grupo de personas santas, que significa “apartadas” para los propósitos de Dios. Nuestra vida nunca carece de sentido, porque vivir para el Señor es la misión más grande que podemos tener.

4. Pueblo adquirido por Dios. Usted y yo somos posesión de Dios (Deut. 14.2; Tito 2.14; 1Pedro 2.9). Él nos valora tanto que envió a su Hijo a morir en nuestro lugar para que pudiéramos ser suyos.


Cada una de estas descripciones muestra el alto valor que Dios le da a usted. Satanás puede susurrar crítica y condenación, pero no puede cambiar lo que usted es realmente. Comience el día de hoy analisando su verdadera identidad, y viva el llamamiento supremo del Señor
(De Encontacto.org)

miércoles, 27 de abril de 2016

"Cuando la duda está en acción"

Meditación 27.04

Exodo 4.10-13 "Entonces dijo Moisés a Jehová: !!Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. Y él dijo: !!Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar".

La duda es destructiva. Nos llena de incertidumbre, nos vuelve indecisos y afecta nuestra capacidad de conectarnos con Dios y recibir su dirección. Sabemos que la duda está en acción cuando nos resulta difícil creer las siguientes verdades:

Dios nos ama todo el tiempo. La mayoría de nosotros cree que el Señor nos ama mucho cuando somos “buenos”, no cuando somos desobedientes. Pero su amor por nosotros no fluctúa con nuestro comportamiento. Podemos estar seguros de esto porque “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5.8). Esta es gracia asombrosa —Dios nos ama a pesar de que nos rebelamos contra Él.

Dios tiene un plan para perdonarnos por nuestra desobediencia. Sabemos que el Padre promete perdonarnos cuando confesamos nuestros pecados, pero muchas veces tenemos problemas para creer que hemos sido perdonados. No debemos determinar la verdad según lo que nos dicen nuestros sentimientos. La Palabra de Dios afirma: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Salmos 103.12). Esa es una descripción del perdón pleno.

Dios nos ha llamado a servirle. Nuestro Padre a menudo nos invita a unirnos a Él en su obra —enseñando una clase de la escuela dominical, ayudando a una familia necesitada o hablando del Señor Jesús a otra persona. La presencia de la duda puede hacer que, al igual que Moisés, demos excusas de por qué no podemos obedecer. Pero Dios promete equiparnos con todo lo que necesitemos para hacer el trabajo que ha escogido para nosotros (Efesios 2.10).

Lo contrario a duda es fe. ¿Qué palabra describe mejor lo que usted piensa?   (De Encontacto.org)

martes, 26 de abril de 2016

"El poder de Cristo"

Meditación 26.04

Efesios 3.13-19 "Por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria. Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios".

El apóstol Pablo escribió con frecuencia sobre la necesidad de confiar en el poder de Cristo. Transmitió a sus lectores una promesa que le había dado el Señor: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12.9). Pablo fue un gran líder de la fe cristiana, pero a los ojos de Dios no era más merecedor de la gracia que cualquier otro creyente. Usted y yo podemos tener la misma confianza en el poder del Señor que tuvo este valiente misionero del primer siglo.

Cuando Pablo recibió al Señor Jesús como su Salvador, fue adoptado como hijo de Dios. Por tanto, tenía todos los privilegios que acompañan a un hijo nacido de nuevo: sus pecados fueron perdonados (Hechos 2.38), fue apartado para el servicio del Señor (Gálatas 1.15), y recibió al Espíritu Santo (Juan 14.17). Pablo fue un siervo efectivo, porque el Espíritu derramaba su poder sobre él cada vez que Dios le daba una misión a cumplir.

Pensemos en el tiempo que Pablo estuvo preso. El Espíritu Santo le dio el vigor físico y mental para soportar los rigores de la cárcel. Al mismo tiempo, puso en el corazón de los otros creyentes la carga de proveer para sus necesidades materiales (Filipenses 4.18). Pero lo más importante fue que el Espíritu Santo ensanchó el ministerio de Pablo al darle el valor para testificar de Jesús a sus carceleros romanos (Filipenses 1.13).

Pablo confiaba en el Señor para tener fortaleza, y por eso nunca renunció a su fe. Servimos al mismo Dios Todopoderoso, lo que significa que no tenemos ninguna excusa para huir de su plan para nuestra vida. El Espíritu Santo mora en nosotros, y está listo para darnos su poder si obedecemos el llamado del Señor.

(De Encontacto.org)

lunes, 25 de abril de 2016

"Cuando nos sintamos impotentes"

Meditación 25.04

Salmos 50.15 "E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás".

En las películas de aventuras, a menudo vemos personas atrapadas e impotentes, buscando frenéticamente una manera de escapar. Podemos, a veces, sentir que la vida real es así, y cuando comenzamos a buscar una salida, nuestras oraciones se llenan de ruegos de auxilio —por salud física, cambio de circunstancias, ayuda para cubrir nuestras necesidades.

¿Ha pensado usted alguna vez que más importante que el socorro físico es la liberación espiritual? (Vea Efesios 6.12). Ante todo, Jesucristo le ha liberado del poder y del castigo del pecado. Como su Salvador, Él conoce su impotencia continua frente a hábitos pecaminosos, emociones descontroladas y malos pensamientos. Él quiere liberarle de esos pecados. Por tanto, procure su promesa de socorro espiritual cada día, ya sea que una crisis física amenace o no su vida.

Siga el ejemplo del salmista, quien clamó a Dios por liberación (Salmos 50.15). Comience por reconocer delante de Dios su impotencia. Confiese cualquier temor, incredulidad o autosuficiencia que pueda detectar en su vida. Renuncie a todos sus intentos por cambiar, que dejen de lado al Padre celestial. Vuelva a Él su mirada. Piense en su relación con Él, en quién es y en lo que desea. Deje que el Espíritu Santo llene su espíritu con la verdad de la Palabra de Dios. Medite en ella.

Comprométase a seguir la voluntad del Señor. Confíe en Él, y espere el cambio que hará en su vida. Llegará el día cuando el sentimiento de impotencia se marchará al ser reemplazado por el gozo de ser libre. Cuando eso suceda, dele la gloria a Dios.

(De Encontacto.org)

viernes, 22 de abril de 2016

"Requisitos de la santidad"

Meditación 22.04

1 Corintios 1.3-9 "Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor".

Muchas personas tienen un concepto errado de la santidad. Su idea de un santo es una persona que ha llevado una vida tan ejemplar, que es venerado por la iglesia, aunque la Palabra de Dios presenta un cuadro bastante diferente. La iglesia en Corinto tenía todo tipo de problemas de conducta, pero Pablo describe a los creyentes como “los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (1 Corintios 1.2).

Santificar significa apartar del uso común para el uso sagrado. A lo largo de la Biblia, el Señor ha santificado días (tales como el día de reposo), lugares (el tabernáculo), cosas (el arca del pacto) y personas. Un santo es simplemente una persona que Dios ha escogido para sus propósitos. Esto significa que todo creyente es santo.

Antes de que usted fuera (o sea) salvo, su posición en relación con Dios era (es) de enemistad (Romanos 5.10). Pero en el momento que confió (confíe) en Cristo como su Salvador personal, el Señor cambió (cambiará) su posición y le apartó (apartará) para Él. Nació de nuevo y ahora es su hijo. Le perdonó sus pecados y le declaró justo. Un santo no es una persona perfecta, sino alguien que está en una relación correcta con Dios. Aunque nuestra posición de santificación no se basa en la buena conducta, el Señor espera que vivamos de una manera que le honre.

Dios le apartó a usted para un propósito santo. Eso significa que está en este mundo, no para vivir como quiera, sino para glorificar a Dios. El Señor nos llama a vivir de acuerdo a nuestra nueva posición en Cristo. Rechazar esta responsabilidad de la santidad es un claro acto de ingratitud que entristece el corazón de Dios.
(De Encontacto.org)

jueves, 21 de abril de 2016

"Nada puede separarnos"

Meditación 21.04

Romanos 8.32-39 "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".

Hemos estado aprendiendo sobre el asombroso plan del Señor para salvarnos por toda la eternidad. Un argumento convincente para creer en la seguridad eterna se encuentra en dos de las preguntas del escritor en Romanos 8.

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? La respuesta es sencilla: nadie puede acusar a los creyentes y condenarlos. Satanás trata de hacerlo, desde luego, pero Dios nos ha justificado por medio de su Hijo Jesucristo; Él ha declarado que ya no somos culpables.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? Sin duda, hay muchas experiencias que ponen a prueba nuestra fe, pero somos salvos por la gracia de Dios. Jesús entiende nuestras pruebas y dudas, y no está interesado en desecharnos al primer paso en falso que demos. Dios ha sabido siempre que cometeríamos miles de errores después de recibir a Cristo, pero Él no nos dejará.

Cuánto más conocemos a Jesús, y su amor por nosotros, más le amamos y más queremos agradarle, por siempre.  

miércoles, 20 de abril de 2016

"La certeza de la seguridad eterna"

Meditación 20.04

Hebreos 7.24-25  "Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos".

Pasamos mucho tiempo preocupándonos por nuestras necesidades materiales —casa, auto, comida, finanzas y salud. Todas esas cosas son importantes para nuestra vida, pero hay una garantía por encima de todas. Dios desea que vivamos confiados en Él y en su gracia salvadora. Y nos da varias razones para tener la certeza de nuestra seguridad eterna.
  • Jesús hace una promesa a todos los creyentes: “Nadie los arrebatará de mi mano” (Juan 10.28); y Él no hace ninguna promesa que no tenga la intención de cumplir. Pensar que podemos tomar una acción que nos separará del Señor una vez que hemos sido salvos, lo convertiría en un mentiroso.
  • La mano de Dios se usa en la Biblia como símbolo de su poder. Después de que hemos recibido a Cristo, estamos a salvo en su palma, y ninguna fuerza o acción podrá sacarnos de ella. Si Satanás pudiera arrebatarnos, ya sea tentándonos a pecar o mediante su poder, significaría que es más fuerte que Dios. Sabemos que no es así, pues Dios es omnipotente  (2 Crónicas 20.6).
  • Jesús es nuestro abogado ante un Dios santo que no puede mirar el pecado. En efecto, Hebreos 7.25 nos dice que Cristo “salva perpetuamente”, porque Él está dispuesto a interceder ante el Padre a favor nuestro. En términos humanos, Jesús está a la diestra de Dios como un recordatorio tangible de que nuestra deuda de pecado fue pagada por completo.

Mediante su Hijo Jesucristo, Dios nos ha ofrecido más que salvación, nos ha ofrecido salvación eterna, sin salvedades o interrogantes. ¡Usted puede tener esta seguridad!  (De Encontacto.org)

martes, 19 de abril de 2016

"La vida reflexiva"

Meditación 19.04
SalmoS 25:8-15 "Bueno y recto es Jehová; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, oh Jehová, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar, y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red".

¿Tienes una vida reflexiva y con propósito, o estás viviendo de manera descuidada? Es muy fácil levantarnos cada mañana, hacer nuestro trabajo, disfrutar de entretenimiento e irnos a la cama cada noche sin pensar para nada en la intervención de Dios en nuestra vida diaria. Pero ignorar la manera en que nos ha bendecido, guiado y protegido es una manera insensata de vivir. Pensemos en los beneficios de mantener nuestros ojos y oídos espirituales abiertos durante todo el día.
Cuando estamos conscientes de la presencia del Señor en nuestras actividades cotidianas, disfrutamos de la paz de saber que Él siempre está en control y trabajando para llevar a cabo sus buenos propósitos. Las experiencias de cada día con Él nos enseñan a conocerle y amarle más.
Si aprendemos a ver las huellas de Dios a lo largo de cada semana, estaremos conscientes del alcance de su intervención en la vida de sus hijos. Quizás nos fortaleció para una tarea, o nos abrió una puerta de oportunidad. Tal vez guió nuestras decisiones y nos ayudó a responder de buena manera a una persona descortés, ante una situación difícil.
Si nuestros oídos están atentos a las advertencias e instrucciones del Señor, no repetiremos los mismos errores una y otra vez. Pero si permanecemos sordos a su voz, corremos el riesgo de seguir con patrones de pensamiento perjudiciales, de emociones negativas y de respuestas poco sabias.
Cada noche, tome algún tiempo para reflexionar sobre las actividades del día. El Padre celestial está constantemente con usted, guardando y guiando su camino. Él quiere que usted le vea en todo y que entienda la vida desde su perspectiva, confiando en su dirección y en su poder ante cualquier dificultad.
(De Encontacto)

lunes, 18 de abril de 2016

"David: Un modelo de servicio"

Meditación 18.4
2 Samuel 7:8-17 "Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos.
Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo.
Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. David sirvió a Dios en muchos roles, desde un sencillo pastor de ovejas, hasta un gobernante valeroso. Al observar las distintas etapas de su vida, podemos ver claramente cómo su devoción al Señor permitió que fuera usado poderosamente por Él".

David fue ungido rey mucho antes de dirigir algo que no fueran ovejas (1Samuel 16.1-13). Proteger las ovejas era un trabajo que tomaba en serio. Durante ese tiempo, aprendió a ser fuerte y valiente, y a cuidar de seres más débiles que él. Una vida temprana de obediencia al padre terrenal le enseñó la humildad que necesitaría más tarde para depender de Dios.
Los escritos de David (el salmista) revelan su anhelo de Dios. Habla acerca de temas como temor, depresión, fracaso, soledad y tristeza. Al hablar de sus valles de sombras, y de su comunión con el Padre celestial en las vigilias de la noche, David nos dio atisbos íntimos del Dios que él conocía tan bien.
Por su relación sexual con Betsabé, la vida del rey estuvo plagada de congoja, dolor, sufrimiento y conflictos. David había pecado enormemente, pero Dios lo perdonó y siguió usándolo. Gobernó Israel durante 40 años, y su pueblo llamó a Jerusalén la “Ciudad de David”. Su restauración nos enseña sobre las consecuencias del pecado y la gracia infinita de Dios.
David cumplió el propósito de Dios mientras vivió, y su impacto sigue presente siglos después; cada seguidor de Cristo ha sido bendecido por la obediencia, el servicio y las dotes literarias de David. Él es un gran ejemplo de lo que Dios puede hacer por medio de nosotros si rendimos nuestra vida a Él.
(De Encontacto.org)


viernes, 15 de abril de 2016

"La renovación de tu mente transforma toda tu vida"

Un breve resumen de una lectura de Avanzapormas.com

¿Alguna vez has conocido a alguien que aceptó a Jesucristo como su Señor y Salvador, pero su forma de hablar y sus pensamientos no han cambiado nada? La gran verdad y realidad es que esas personas no ha renovado sus mentes.

Renovación de mente es la clave, para una vida de éxito como cristiano, y librarnos del estilo de vida pecaminoso, que imperaba antes de conocer a Cristo.

Muchas personas luchan con adicciones y hábitos, que dicen no pueden romper. Se atormentan, porque saben que están mal -de acuerdo a la Palabra de Dios-, pero no encuentran la forma de ser libres.

Cada vez que alguien nace de nuevo, pero participa de estilo de vida o hábitos en contra de la Palabra de Dios...está en problemas, ya que no ha sabido alinearse con lo que Dios dice; pero existe oportunidad para cambiar eso!

Gálatas 5:16 dice: ”...Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”.

Es relevante entender lo que significa Andad en el Espíritu: es alinearse con la Palabra de Dios; es tener pensamientos que se sometan a la manera de Dios .

Caminar en la carne es todo lo contrario: Es pensar en contra de todo lo que dice Dios. Por ejemplo: Tener relaciones sexuales fuera del matrimonio es algo aberrante delante de Dios. Caminar en el Espíritu es estar de acuerdo en que el matrimonio es el único marco dentro del cual la actividad sexual es permitida.

Desafortunadamente, antes de llegar al conocimiento de Jesucristo, la mayoría de nosotros tomó una gran cantidad de ideas equivocadas: del entorno, de familiares, amigos, televisión… Pero nacer de nuevo, implica entrar en renovación mental.

Romanos 12:1-2: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”

Una mente renovada puede romper cualquier hábito o conducta, con solo tomar la decisión, y estudiar la Palabra de Dios diariamente.

Es un proceso continuo...para el resto de tu vida. Hay que renovar la mente, de manera tal, que hasta los pensamientos inconscientes, y respuestas automáticas se alinean con la Palabra de Dios.

Usted pudiera pensar que su situación es tan mala que no lo logrará, pero quiero darle una buena noticia: ¡usted SI puede!

Primero: Pida a Dios que te dé el deseo de cambiar... Tienes que desearlo.
Segundo lugar: Haz un compromiso con el proceso. Busca una escritura bíblica, en la cual apoyarte… medítala hasta que te haga cambiar tu mente, en relación a lo que te estaba pasando.

Al pensar, hablar, comer y respirar Palabra de Dios, comenzarás a vivirla. Al ver tus decisiones alineadas con la Palabra de Dios, ¡sabrás que la renovación de tu mente está dando frutos!

Deje esa “pereza mental.” No le des el control de tu mente al diablo... su mente carnal produce obras de la carne, descritas en Gálatas 5:19-21.

Para evitar que el diablo se asiente en tu vida, debes desarrollar una mente sana, controlada y dirigida por el Espíritu Santo. Te recuerdo Romanos 12:2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios”.

Tu mente no se vuelve a crear, pero sí la puedes cambiar… aunque no sea de un día para otro. Ahora bien, con la mente de Cristo, ¡puedes pensar y actuar diferente!

1 Tesalonicenses 5:23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”

¡Pon la mira en la Palabra de Dios, y deja que sea el centro de tu vida y propósito!


"Cómo dar"

Meditación 15.04

2 Corintios 8.1-6 "Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia".

La iglesia de Jerusalén del primer siglo era una iglesia pobre, debido a que los judíos que se hacían cristianos eran con frecuencia marginados. Esto afectaba su capacidad de ofrendar a la congregación local, y aumentaba el número de miembros pobres. A medida que la iglesia crecía, los recursos se hacían cada vez menores. Por eso, cuando viajaba, el apóstol Pablo les pedía a sus congregaciones que ayudarán a la iglesia madre.

Muchas de esas iglesias tenían serios problemas económicos, pero prometían ayudar a Jerusalén. La iglesia de los corintios estaba entre las que prometieron enviar ayuda (2Corint.8.10). Para inspirarles a cumplir y superar el monto prometido, Pablo usó de ejemplo a la ofrenda de los macedonios. Señaló que, a pesar de su pobreza, esa iglesia se las arregló para dar más allá de su capacidad, y lo hizo con alegría. Igual que la viuda a quien Jesús alabó por dar sus últimas monedas al tesoro del templo (Marcos 12.43), la congregación confiaba en que Dios proveería la ofrenda, y que seguiría supliendo sus necesidades.

Los creyentes de hoy tienen mucho que aprender del ejemplo de los macedonios. La cantidad que podamos dar para la obra de Dios, no es tan importante como nuestro deseo de dar. La generosidad es una cualidad del corazón, una actitud que brota de la gratitud del creyente por la provisión espiritual y material del Señor. Dios quiere que seamos dadores, porque el acto de dar enriquece espiritualmente.

El Señor derramará bendiciones sobre el corazón generoso, de acuerdo con su promesa en Lucas 6.38: “Con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. (De Encontacto.org)

jueves, 14 de abril de 2016

Sencilla pero buena reflexión; me la envió mi amigo y hermano Víctor Tapia.

2da. a Timoteo Cap. 3:14-17
3:14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 
3:15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 
3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 
3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.


Estos son pocos versículos, pero están bien sustanciosos.  Nosotros, que predicamos la palabra de Dios, no convencemos ni a una gata a salir, porque el convencimiento lo da Dios...y cada quien se persuade sólo.  Esto también para que no nos gloriemos, y pensemos que somos algo más que instrumentos usados por Dios.  Es importante hablar a nuestros familiares -sin cesar- de la palabra de Dios.

En Proverbio 22:6 dice “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

En el versículo 17 (resaltado para que se enfoquen aun más), Dios quiere que el hombre suyo sea perfecto, que crezcamos y demos frutos.  No fue al azar que Jesús fuera un carpintero...

Qué hace Dios en nuestras vidas?... éramos árboles viejos de caoba, amargos por dentro; viene el carpintero, nos corta de esa tierra que nos tenia encarcelados, nos cepilla, pule, da forma, nos pinta, y nos convierte en un mueble de caoba, preparado para toda buena obra...solo hay que dejarse transformar.  Y aunque el proceso sea duro, cuando nos cepillan nos duele; al darnos la forma, también; pero al final, seremos unos muebles finos, listo para servir al Rey de Reyes y Señor de Señores.


Dios les bendiga mucho a ustedes y sus familias en el nombre de Jesús.

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Meditación 14.04 
"El cambio de las personas mediante la oración"
1 Juan 5.14-15 "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho".

A veces, nuestras oraciones están más llenas de dudas que de confianza. Sabemos que, para que Dios responda nuestras peticiones, ellas deben armonizar con su voluntad. Por tanto, preguntarnos si estamos orando de acuerdo con su voluntad puede hacernos tropezar, y ante la incertidumbre, caer de vez en cuando.

La voluntad de Dios es que todos tengamos una vigorosa relación espiritual con Él por medio de su Hijo Jesucristo. Eso significa conocer al Padre con una intimidad cada vez mayor, y ser cada vez más y más como el Señor Jesús. Al centrar usted sus oraciones para tener este tipo de relación con el Señor, se le hará más fácil saber qué decir al orar. Simplemente, consiga un pasaje que diga algo sobre el carácter de Dios, y utilice esas palabras tanto para usted como para otros.

Como resultado usted: Podrá orar con confianza, porque Dios quiere que sus hijos sean como Jesucristo.  Podrá orar con seguridad, porque sabe que Él hará su voluntad en nuestra vida. Podrá cooperar con el Espíritu Santo mientras Él obra para desarrollar la misma cualidad en usted.

La oración no es como un juego donde tenemos que adivinar cuándo hablar con el Señor, o sobre qué. La Biblia está llena de atributos de Dios y de sus deseos. Elija uno, y comience a orar. La oración ataca al espíritu orgulloso, al corazón endurecido y a la mente incrédula. Por tanto, ore buscando la voluntad de Dios, y vea cómo le cambia la vida.
(De Encontacto.org)

miércoles, 13 de abril de 2016

"La tarea del creyente"

Meditación 13.04

Romanos 12.6-8 "De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría".
Algunos cristianos no entienden el regalo de la salvación. No se les da para tener una vida feliz y “color de rosa”(de hecho, pasajes como Santiago 1.2-4 afirman que debemos esperar tener problemas en esta vida).

Pero nuestro Padre celestial tiene muchas otras razones para querer redimirnos. Además de expresar su gran amor por nosotros, quiere ser glorificado por medio de la vida de sus hijos. Esto sucede cuando sus seguidores se vuelven cada vez más semejantes a la imagen de su Hijo  (Romanos 8.29), hacen discípulos en todas las naciones (Mateo 28.19), y realizan las buenas obras para las cuales les creó.
Efesios 2.10 afirma: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. El Padre celestial nos bendice a cada uno con capacidades y circunstancias que nos permiten hacer su obra; Él planeó todo esto, aun antes que naciéramos. Además, cuando somos salvos, nos da dones espirituales que se adaptan perfectamente a su propósito para nuestra vida.
El Señor quiere que descubramos nuestros talentos y dones espirituales para que podamos utilizarlos para su gloria. Esta es la única manera de encontrar gozo y satisfacción verdaderos en este mundo.
¿Está usted sirviendo a Cristo mediante los dones que ha recibido? Si necesita orientación para descubrirlos, puede revisar algún cuestionario de dones espirituales. Averigüe si hay alguno en su iglesia, o consígalo por la Internet. (De Encontacto.org)
(Plus: Link de test dones espirituales: http://iglesiaelshaddai.org/donesespirituales/)


martes, 12 de abril de 2016

"El juicio de los creyentes"

Meditación 12.04

2 Corintios 5.1-10 "Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo".

Como creyentes en Jesucristo, tenemos la seguridad de salvación. No tenemos que temerle a la eternidad, porque sabemos que moraremos para siempre con el Señor. ¡Qué bendición!

Salvación implica más que solo ir al cielo; también tiene que ver con el proceso de ser cada vez más como Jesucristo mientras vivamos en la Tierra. Pero un día se nos pedirá cuenta de cómo utilizamos las oportunidades, capacidades y recursos que tuvimos.

En su parábola de los talentos, el Señor Jesús habló de la importancia de invertir sabiamente todo lo que nuestro Padre celestial nos ha concedido (ver Mateo 25:14-30). Dios da a sus hijos diferentes tipos de riquezas, dones, bendiciones y circunstancias; y lo que le importa al Señor es cómo utilizamos esas cosas, no cuánto tenemos. ¿Acaso solo usamos para nuestro bien y nuestra protección todo lo que Él nos ha dado? ¿O tomamos con generosidad y alegría lo que tenemos para usarlo en el servicio a los demás? Estas son preguntas que tendremos que responder en el día del juicio.

Esta rendición de cuentas, por supuesto, no será la llave para nuestra eternidad en el cielo (este asunto ya fue resuelto cuando aceptamos a Cristo como Señor y Salvador), pero seremos recompensados por cómo invertimos nuestra vida. Piense en las bendiciones que tiene. ¿Cómo utiliza todo lo que el Padre celestial le ha dado, es decir, tiempo, capacidades y dinero? Cada uno debe decidir cómo vivirá. Nuestra responsabilidad es ser fieles al Dios vivo, haciendo todo lo que nos llame a hacer.
 (De Encontacto.org)

viernes, 8 de abril de 2016

"Cuando te enfocas en los cielos, lo demás se vuelve insignificante”

Reflexión escrita por Lydia Morales -http://avanzapormas.com


Cuando éramos niños -cada vez que salíamos fuera de casa, mi padre solía recitar con nosotros Salmos 121. Mientras lo recitaba, venía a mi mente la estampa vívida del lugar montañoso donde vivía. Desde el balcón de mi casa, podía ver los montes adyacentes, con algunas casas y calles. Pero mi vista sólo alcanzaba ver la parte interior de esos montes, no podía ver lo que pasaba al otro lado del monte, o si alguna persona o vehículo se aproximaba, hasta que llegaban al lado donde sí podía ver.

Así como el salmista dice: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?” (v.1), muchas veces, hay montes que se levantan en nuestra vida, que nos impiden ver lo que pueda estar pasando al otro lado, o lo que pueda estarse acercando. Es como si estuviéramos en medio de ese valle de desolación y sólo a nuestro alrededor hay montañas que nos impiden salir de él o ver si viene la ayuda de camino.

En ocasiones, los montes pueden ser mucho más altos a nuestra vista, y sólo estamos mirando a ver por dónde puede estar la salida. Estamos esperando ver esa luz a la distancia que nos indique el camino a seguir. Por eso, tendemos a mirar hacia arriba y decir entre sí: “¿Cómo podré salir de esta situación?”,“¿Quién podrá ayudarme a salir de esto?”, “¿De dónde vendrá mi socorro?”.

Sin embargo, es en esa posición de impotencia, abandono o descontrol que alzamos nuestros ojos al cielo. Nuestra posición nos obliga a tener que alzar nuestra mirada y exclamar: “Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (v.2).

Hay alguien mucho más grande que yo, más grande y más alto que el monte que se levanta en mi vida, y tiene que estar arriba en los cielos. Tiene que ser el Dios creador de los cielos y la tierra, quien habita en las alturas y mira desde los cielos a la tierra y acude al socorro de su criatura (ver Salmos 14:2; 33:13; 53:2; 85:11; 102:19).

Él es siempre nuestro oportuno socorro, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (ver Hebreos 4:16; Salmos 46:1). Así como vemos la tierra, plana y redonda, desde la cámara potente de alguna nave espacial (como cuando vemos algún documental por la televisión), así mismo ve Dios la tierra desde las alturas. ¡Las montañas no se ven como montañas! Desde arriba no se puede apreciar cuán alta es la montaña. Así que a Dios no le impresiona nada de eso. ¡Él se enfoca en ti y solamente en ti!. Por eso es que no tenemos por qué estar atemorizados. Nuestro Dios es alto y sublime, pero también está accesible a nosotros.

El ha dicho: «Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni por siempre estaré enojado, pues decaerían ante mí el espíritu y las almas que yo he creado…Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca», dice Jehová. «Yo lo sanaré» (Isaías 57:15-16, 19). Dios tiene cuidado de sus criaturas, de sus hijos. Sólo espera que le abramos el corazón.

La única manera en que Dios puede habitar dentro de nosotros es pidiéndole a Él que venga y haga morada en nosotros; y Él lo hace por medio de su Espíritu. Nuestro espíritu está anhelando conectarse con Él para ser reavivado; nuestro corazón, nuestra mente y nuestros pensamientos también anhelan ser vivificados. Sólo así se podrá producir en nosotros la paz, el descanso y la confianza que necesitamos tener cuando las situaciones difíciles nos rodean como montes a nuestro alrededor.

Anímate a levantar tu rostro, a enfocar tu mirada en Aquel que es tu socorro. Cuando te enfocas en los cielos, lo demás a tu alrededor se vuelve insignificante. Confía de todo corazón en Dios, quien te creó y te conoce, aun desde antes que existieras en este mundo. Él está ahí para sostenerte, para ayudarte y para darse a conocer tal como Él es: el Dios de paz, el Dios que provee, el Dios que sana y el Dios que te bendice.


(Lydia C. Morales es la editora de Vida Cristiana y directora del Grupo Hispano Internacional que incluye, además, la editorial Casa Creación.)

"El Dios que salva"

Meditación 8.4

Efesios 2.8-9  "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por obras, para que nadie se gloríe".

Hace poco estuve hablando con un hombre sobre su vida espiritual. Cuando le pregunté: “¿Es usted salvo?”, respondió: “No, pero estoy trabajando en eso”. Cuando le pedí más detalles, me dijo que estaba haciendo algunos cambios en su vida. Había dejado de fumar y beber, entre otras cosas. Me dí cuenta de que debía ayudarlo a entender algunos principios importantes, ya que su única confianza hasta ese momento era mejorar su condición física.

Lo que este hombre necesitaba entender es que lo que hagamos o abandonemos por Jesús no tiene importancia. El Señor no está buscando a personas que cambien algunos hábitos por la pura fuerza de voluntad; está llamando a personas a rendirse a Él. La única acción que Dios espera de alguien que le busca es que crea en Jesús; en que Él es quien dice ser; en que hará lo que dice; en que tiene la autoridad para perdonar; y en que equipará a su pueblo para tener una vida agradable a Dios. Por estas convicciones, el nuevo cristiano tiene la capacidad de apartarse de su vieja vida; en otras palabras, para arrepentirse y comenzar el proceso de convertirse en “una nueva criatura” (2 Corintios 5.17).

No nos convertimos en personas salvas eliminando viejos hábitos, ni comenzando otros de tipo religioso; somos transformados por el poder salvador de Jesucristo cuando creemos en Él. Puesto que no podemos ganar la salvación, nadie puede jactarse delante de Dios. Toda nuestra moralidad, buenas obras y esfuerzos por cambiar, no son más que basura en comparación con la santidad de Jesucristo (Isaías 64.6). Solo su justicia puede cubrir nuestros pecados y hacernos justos delante del Padre.
 (De Encontacto.org)

Hoy es un buen día, para decirle a Cristo:  Quiero ser salvo por tu gracia, ese don que solo tú puedes ofrecer; quiero cambiar mis hábitos de vida y rendirme a ti. Hoy reconozco que eres Hijo de Dios, y que tus palabras son verdaderas; que solo tú tienes potestad para perdonarme y darme una vida que sea agradable a Dios. Quiero ser un cristiano verdaderamente arrepentido, genuino, con sello visible de tu Espíritu Santo. Hoy reconozco que mis buenas obras nunca te impresionarán, porque tu salvación no tiene precio. Jesús, toma tú el control de mi vida, a partir de este día.  Amén.     (WMV)

jueves, 7 de abril de 2016

"Cómo soportar las tormentas de la vida"

Meditación 7.4

Mateo 9.18-33 "Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía 12 años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.  Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra. Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: !!Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra. Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel".
Los discípulos experimentaron muchos “momentos en la cima” con el Señor Jesús. La hija del principal de la sinagoga fue resucitada; dos ciegos recuperaron la vista; los mudos pudieron hablar; y el hombre poseído por demonios fue liberado. Pero cuando la tormenta llegó aquel día en el mar, el temor les invadió. Sus mentes no podían recordar las lecciones que habían aprendido sobre el poder y los propósitos de Aquel a quien seguían. Incluso, ver caminar al Señor Jesús sobre el agua no les trajo alivio inmediato (Mateo 14.26).
Cuando la adversidad nos golpea es fácil olvidar lo que sabemos de Dios. Tenemos dificultad para recordar sus respuestas a las oraciones en el pasado, la guía específica dada por el Espíritu Santo y las lecciones aprendidas en crisis anteriores. Solo la situación presente parece real. Mientras la mente nos da vueltas, la turbulencia emocional puede impedirnos pensar con claridad.
Leer la Biblia es clave para recordar las verdades bíblicas. Otro recurso importante es un diario personal: un registro escrito de su peregrinación con el Señor. El diario debe contener los detalles de cómo el Padre celestial ha trabajado antes en su vida. Sirve como un mapa para señalarle dónde estuvo usted antes, y de qué manera le ayudó Dios. Aunque su prueba actual sea nueva, puede mirar hacia atrás y ver la naturaleza inmutable del Señor a lo largo de los años.
Como cristianos, tenemos un enemigo que quiere apartar nuestro enfoque del Señor Jesús. Frustremos la estrategia del adversario dedicando tiempo a la Palabra de Dios y llevando un diario. Hacer esto nos ayudará a recordar cómo el Señor Jesús nos auxilió personalmente y nos protegió con su poder divino.

(De Encontacto.org)

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...