martes, 30 de diciembre de 2014

“Felipe: Fue Diácono y el Primer Evangelista”

Hoy día, hay iglesias que no utilizan la palabra “diácono”; en su lugar usan el término “líder”.

La palabra “diacono” viene del griego diakonos. Y su significado es: Servidor.  Líder,  leader según el diccionario inglés, significa, en primera instancia: Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe. Hay diferencia entre las dos palabras; mientras la primera significa servidor, la segunda es jefe.

En el libro de Hechos, cuando la Iglesia -en Jerusalén- creció, el pueblo, junto con los apóstoles, propuso nombrar a 7 diáconos, para que sirvieran en el templo y atendieran las necesidades de la gente, y así los apóstoles se dedicarían a ministrar La Palabra.

En ese entonces, se ministraba todo el día, en el Templo, ya que la gente llegaba, a toda hora, buscando La Palabra de Dios.

Sobre la elección de los 7 diáconos: “En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria.  Entonces los 12 convocaron a la multitud de los discípulos. Y dijeron: —No es justo que nosotros dejemos La Palabra de Dios para servir a las mesas.  Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros, a 7 hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de La Palabra.   Agradó la propuesta a toda la multitud, y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.  A éstos, presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.  La Palabra del Señor crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe (Hechos 6:1-7)

El Evangelista: Persona designada a proclamar abiertamente el mensaje del Evangelio de Jesucristo.

Es uno de los 5 ministerios establecidos en la obra del Señor. Cada uno de estos ministerios debe ser respetado en el mismo nivel; es decir, ninguno debe menospreciar al otro, ya que ninguno de los 5 es superior al otro. Aunque el ministerio del maestro fue considerado como el más grande en la vida pública del Señor Jesús.  Al Señor Jesús se le llamó Rabino; es decir, Maestro.

Cada uno de los 5 ministerios juega un papel importante en la expansión de la Iglesia del Señor. Imagínese si no existieran los misioneros, hoy en día los verdaderos ministerios apostólicos.  Todavía hay lindos hombres y mujeres de Dios, trabajando como misioneros en lugares donde muchos no quieren ir.

El primer evangelista; al menos el primero mencionado como tal, ya que en la historia del Cristianismo los primeros serían el propio Juan El Bautista, y en especial el Señor Jesucristo, quien ejerció en su totalidad los 5 ministerios.  Jesús el primer misionero enviado desde el Cielo, para proclamar las Buenas Nuevas.   .

El Señor Jesús también fue pastor, profeta de los profetas, maestro y  evangelista.  Sin embargo, fue Felipe, el diácono que servía a las mesas en Jerusalén, quien es nombrado por primera vez como Evangelista.

El comenzó como uno de los 7 diáconos de la Iglesia primitiva de Jerusalén, y luego el Señor lo levantó poderosamente como Evangelista, siendo el hombre que esparció el Evangelio en toda la región de Cesárea, y considerado como el padre de la 2da. iglesia más famosa, después de la de Jerusalén, la de Samaria.

Un evangelista debe estar facultado para ser iniciador y pastor de iglesias, si es que las circunstancias lo mandan, tal como le pasó a Felipe en Samaria, y a Timoteo en Éfeso (a quien se le reconoce también como evangelista)

Es importante aclarar que no debe confundirse a este Felipe, El Evangelista, con Felipe El Apóstol.

Cualidades de un evangelista:

Debe ser lleno del Espíritu Santo y sabiduría; en su reputación pública, debe tener buen testimonio. (Hechos 6:5). “Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía”
El evangelista debe poner bajo control del Espíritu Santo sus movimientos; no debe guiarse por sus emociones.
Hechos 8:4-6, nos muestra cómo el Señor usa a Felipe en la circunstancia de la persecución en Samaria: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía”

El evangelista debe estar atento a la voz del Señor, y obedecer de inmediato a ese mandato precioso.
Hechos 8:26-27Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto». Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar…”

El evangelista debe siempre buscar la instrucción del Espíritu Santo; esto es muy importante en su vida. También debe tener su oído sensible a la voz del Espíritu Santo, y siempre estar listo para ser instruido por Él.
Hechos 8:29-30 ”Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?”

El evangelista debe ser un proclamador nato del Evangelio; debe predicar con denuedo y con profunda convicción, y a la vez pedir al Señor ser respaldado por el Espíritu Santo con poder, para que las almas se salven.
“La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía” (Hechos 8:6)

El mensaje de Felipe iba respaldado tanto por el poder del Espíritu Santo como por Las Escrituras: ”Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea” (Hechos 8:35-40).

El mensaje del evangelista debe ser enfático, al presentar totalmente la gloria del Señor Jesús; es decir, predicar el mensaje del arrepentimiento en Cristo Jesús, mostrando a Jesús como la única alternativa para ser salvo.

La pasión de su mensaje debe provocar que el pecador entregue su vida a Jesús: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.  Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. (Hechos 8:5 12,35).    "Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios." (Hechos 8:36-37)

4 Elementos Esenciales:

I. El evangelista debe ser siervo o sierva del Señor, con dominio de Las Escrituras. (Es importante que trate de leer diferentes versiones de la Biblia; en especial Biblia con comentarios).  Eso enriquece su conocimiento. Si puede hacerse de una buena biblioteca, mucho mejor. También hay excelentes opciones en Internet, con una enorme variedad de comentarios y diccionarios bíblicos.

En Hechos 8:32-34, habla sobre el relato de Felipe con el eunuco, quien en ese momento iba leyendo en Isaías 53:  “El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?” 

Felipe, quien manejaba bien Las Escrituras, rápidamente fue usado por el Espíritu Santo, para guiar al eunuco a los brazos del Señor Jesús.

2. La pasión del evangelista siempre debe ser: Alcanzar al pecador. Ese debiera ser el gozo más grande para un evangelista; ver las almas convertidas.

3. Procurar que al final del mensaje, el pecador sea movido a ser salvo, porque no sabemos si tendrán otra oportunidad. Por tal razón, no debemos dejar de hacer el llamado; a menos que se encuentre con una congregación donde todos sean creyentes y se trate de una enseñanza congregacional.  “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús “ (Hechos 8:35).

4. El evangelista debe estar listo para hacer trabajo pastoral. La recomendación es que el evangelista debiera tener experiencia pastoral, ya que aquél debe estar listo aun para bautizar, si el caso lo amerita, o de inmediato pastorear, como el caso de Felipe en Samaria.

En conclusión: Pedimos a pastores y supervisores de concilios, hacer campañas de oración, para que el Señor levante más evangelistas verdaderos, y que amen el ministerio con pasión, como lo hacía Felipe.

Podríamos decir, que los dos ministerios más sufridos en la actualidad son de misioneros y evangelistas.  Tengamos en alta estima a estos hermanos, porque de igual manera ellos también son muy amados por el Señor.

Que el Altísimo Dios Todopoderoso, y nuestro Glorioso Salvador Jesucristo les continúe bendiciendo en gran manera.

Shalom... Antonio Bolainez.



(De Bolainez Ministries) Con modificaciones de WMV.

“Cómo Poner Verdad en Nuestra Vida”

Lectura en Santiago 1:23-25 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”

Cuando yo era adolescente y nuevo creyente, tomaba la deteriorada Biblia de mi madre cuando necesitaba saber el parecer de Dios sobre algún asunto. En la parte posterior de ella había una lista de temas con versículos (en ese entonces no sabía que eso era una concordancia). Buscaba algún asunto, anotaba los versículos de la Biblia, y después los leía para tener la respuesta. Fue con esta sencilla actividad como empecé a aplicar la Palabra a mi vida.

El cristiano que ha tomado la decisión de hacer de la verdad de Dios el fundamento de su vida, necesita comenzar en algún punto.

1.       Debe identificar un aspecto que requiera atención (una palabra o concepto).
2.       Buscar en una concordancia bíblica los versículos relacionados con el tema
3.       Encontrará en esos pasajes una guía de cómo debe ser la vida del creyente.

El Espíritu Santo proporciona el material que se necesita para hacerlo. Haciendo uso de la dirección, el poder y la sabiduría del Espíritu, ponga nuevas verdades en su vida practicando lo que lea. Veamos ejemplos del tema de la mayordomía. Mateo 6.24 enseña que no podemos servir a Dios y al dinero; por tanto, nuestra actitud debe cambiar. Y puesto que el que toma prestado es siervo del que presta (Proverbios22.7), contraer deudas debe ser evaluado cuidadosamente. Así es como las nuevas maneras de pensar reemplazarán las viejas.

Es buena idea tomar nota —literalmente— de los resultados de nuestra obediencia a las instrucciones de Dios. Llevar un registro de cómo Él provee para nuestras necesidades, y del crecimiento de nuestra fe, nos inspirará a seguir aplicando la Palabra a nuestra vida. (De En Contacto)

Que en este 2015, si no conocías estas técnicas para buscar respuestas en la Biblia, sea tiempo de comenzar a aplicarlas.  Que el Espíritu Santo de Dios te guíe!

P.D.

Concordancia bíblica:   Es un diccionario - dentro de la misma Biblia- de palabras con las citas de dónde se encuentran.  Existe concordancia alfabética y temática.

lunes, 29 de diciembre de 2014

"Mis Deseos Para 2015"

Mis deseos para ti en este 2015
Que sigas peleando la buena batalla, y que nunca te falte la fe (1 Timoteo 6.12).
Que escudriñes (examines) tus caminos (Lamentaciones 3.40).
Que renueves tu pacto con el Señor y Su Hijo amado Jesús.
Que abras tu corazón al llamado de Jesús; y seas reconfirmado como hijo/a de Dios (Lucas 21.36)
Que los frutos de tu testimonio sean sello genuino de un cristiano digno de arrepentimiento (Mateo 3.8)
Que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Juan 1.2)

Hacer pacto con Jesús es:
Caminar por sus sendas de misericordia y verdad  (Salmos 25.10)
Confesar con nuestras bocas que Jesús es el Señor, y creer de corazón que Dios le levantó de entre los muertos (Romanos 10.9)
Entender que Él es la puerta; y el que entrare por ella, será salvo (Juan 10.9); que es EL camino, LA verdad, y LA vida; y que nadie va al Padre, sino por Él (Juan 14.6)
Saber que en ningún otro hay salvación (Hechos 4.12)
Estar seguro que HAY UN SOLO Dios, y medidor entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre (1 Timoteo 2.5)
Ser sabio y creer que:  He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí el día de salvación (2 Corintios 6.2)
Además del pacto nuestro:  Creer en Jesús, nos hará salvos a nosotros y a los de nuestras casas (Hechos 16.31)

Por qué es necesario hacer pacto con Jesús:
Ninguna cosa que hagamos, abrirá la puerta del cielo, porque por gracia somos salvos,  por medio de la fe; que es don de Dios; y no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9)
Todos somos pecadores, y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3.23)
Y por el hecho de ser pecadores, nuestra paga es la muerte (espiritual); mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 6.23)
Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 5.9).
Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesal. 4:16-17)

Jesús nos dice para el 2015:
Al que venciere, lo haré columna en el templo de Dios, le escribiré el nombre de Dios, y Su nombre nuevo (Apoc. 3.12); le daré que se siente conmigo en mi trono (Apoc. 3.21)
Yo vengo como ladrón, bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza (Apoc. 16.15)
Traigo galardón, para recompensar a cada uno según sea su obra (Apoc. 22.12)
Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él (Apoc. 3.20)

Es tiempo de decirle a Jesús:  Ven a mi vida. Se mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida. Hoy quiero ser hijo de Dios.  Amén!

Dios te bendiga y Su Espíritu Santo te guíe.  Feliz y bendecido 2015!!!

Wilda Messina V.
Sierva de Cristo

P:D:  No te quedes con esta felicitación...Compártela.

“Las Palabras de Nuestra Boca”

Salmos 19.12-14  “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos (mis errores). Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí (los errores y ni la soberbia)  Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío”

Nuestras palabras pueden ser herramientas para hacer mucho bien. Por ejemplo, podemos hablar a nuestro Padre celestial a favor de nosotros mismos y de otros; podemos comunicar la verdad de Jesucristo y cantar alabanzas; podemos capacitar, motivar, animar y alertar; y podemos expresarnos lealtad unos a otros.

Sin embargo, nuestras palabras tienen también el poder de hacer daño. Se comienza normalmente con algo pequeño —un comentario breve acerca de un conocido. A veces, podemos expresar nuestra opinión de una manera acusadora o, por curiosidad, hacer una pregunta que provoque una respuesta negativa. Las preguntas y los comentarios que hacemos pueden sembrar semillas de duda y desconfianza que dañen la reputación de otra persona. Otra palabra para esto es “chisme”.

Dios habla fuertemente en contra del chisme–separa a los amigos íntimos, traiciona la confianza y provoca disensiones. Observe cómo identifica Dios a los acompañantes del chisme: Romanos 1.29, 30 los describe con términos tales como injusticia, perversidad y avaricia, y también como detractores y aborrecedores de Dios. El Señor toma en serio nuestras palabras.

Pídale al Espíritu Santo que le muestre la verdad en cuanto a las palabras que usted usa, y que ello transforme cualquier actitud del corazón que pueda incitar al chisme. “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12.34). Sea alguien que proteja la reputación de otros, ya sean familiares, compañeros de trabajo, creyentes o no. Sea una bendición con sus palabras.

(De Ministerios en Contacto)
TPSH 06.04.22

miércoles, 24 de diciembre de 2014

“La Paz de Cristo”

Meditación 24.12


Lecturas en:
Juan 14:25-28  “Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. “

Juan 16:1-7Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.”

¿Ha pensado usted alguna vez en la sociedad en la que nació el Salvador? Cantamos “Noche de paz, Noche de amor”, pero la paz y la serenidad caracterizaron poco al tiempo en que el Señor Jesús vivió. En los dos años siguientes a su nacimiento, Herodes se sintió muy amenazado por la noticia de la llegada del rey judío. Su reacción fue ordenar la matanza de todos los niños de Belén, de dos o menos años de edad. Pero Dios protegió a Jesús advirtiendo a José que llevara a su familia a Egipto (Mateo 2.13-16).
Las violentas y peligrosas condiciones del imperio Romano no mejoraron con el tiempo. La pobreza y la esclavitud eran comunes, y las crucifixiones públicas infundían temor. En los últimos días antes de morir en la cruz, Jesús le prometió a sus discípulos darles su paz, y les dijo que no tuvieran temor; pero también les dijo que los dejaría, y que serían odiados, expulsados de las sinagogas e incluso asesinados.
Por estos versículos, es evidente que la paz de Cristo no es un producto de las circunstancias tranquilas. Lo cual es una buena noticia, porque no importa cuán caótica pueda ser nuestra vida, podemos tener serenidad por medio del Espíritu Santo que vive dentro de cada creyente. 

Es por eso que nuestra primera reacción en situaciones preocupantes, debe ser leer y meditar en las Sagradas Escrituras. Luego, al obedecer los mandamientos de Cristo, su vida fluye a través de nosotros como la savia de la vid a una rama (Juan 15.1-5,10). Jesús describió esto como una relación permanente. Y dondequiera que more el Espíritu de Cristo, allí también estará su paz.
(De Ministerios en Contacto)

sábado, 20 de diciembre de 2014

“Simeón, Hombre Justo y Piadoso”

A continuación lo que compartiéramos ayer 19/12/14, en el culto dirigido por el Ministerio de Mujeres en la Iglesia Mahanaim Santo Domingo

De la lectura en Lucas 2:25-35, voy a destacar algunas cualidades muy especiales, de la  biografía –breve pero completa- de un hombre, -poco conocido para muchos-, pero de gran participación en la vida de Jesús.  Una historia que relata solamente Lucas. 

Simeón, alguien que vivió en y de la Palabra de Dios. Un anciano cuya muerte se “dilata” hasta ver en carne y hueso -y tener en sus brazos!- al Mesías esperado.

Su nombre significa: El que sabe escuchar a Dios.

El verso 25 dice: “Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él”

Veamos las cualidades por parte:
    Hombre justo: De recta conciencia.  Obraba según la justicia y la razón.  Fiel a la ley de Dios.  Actuación en la debida proporción. Era un “cristiano cabal”.

   Piadoso: Vivía en una íntima apertura personal hacia Dios.  Se dejaba conducir por Dios en las circunstancias más diversas, confiando siempre en Dios, más que en sí mismo.

   Esperaba la consolación de Israel: Representa a ese remanente fiel, que espera la llegada de Cristo.  Que vigila esperando el momento más maravilloso de la venida de Jesús.  Simeón nunca perdió la esperanza de ver cumplida la promesa.    

   El Espíritu Santo estaba sobre él: Un regalo de fidelidad otorgado por Dios a los que son justos y temerosos de Él; a los que siempre vigilan y esperan su venida.

  Simeón fue el primero en profetizarle a María sobre Jesús, luego de su nacimiento (vs. 34 y 35): “He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. “

Notas al margen:
La esperanza de Simeón fue más difícil que la de los cristianos de hoy, puesto que nosotros ya sabemos que Cristo ha venido, que ha vencido a la muerte, al pecado y a Satán; pero Simeón no había visto estas grandes realidades… sólo las esperaba. Cuán fiel era a la Promesa del Altísimo!

Muchos profetas hubieran querido tomar en sus brazos a Jesús... a Simeón Dios le otorgó ese privilegio.

En el verso 26, nos habla de que a Simeón le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor, pero no nos habla de si la promesa fue de mucho tiempo o apoco antes de Jesús nacer; por lo tanto cabe destacar que probablemente el acudía una y otra vez al Templo, sin ver cumplirse la promesa que anhelaba, pero su perseverancia fue premiada de manera tan especial, que hoy tenemos una parte en la Biblia, que nos habla de él.  Su perseverancia fue premiada. 

Pero, una vez más, y movido por el Espíritu (vs. 27), vino al templo, en el momento preciso, para ver la promesa cumplirse… Estaban José y María para presentar a Jesús!

Pero no solamente vio la promesa cumplirse, sino que Dios le amplió la promesa “él le tomó en sus brazos” (vs. 28).  Oh gloria, aquí podemos ver lo que dice Efesios 3.20 Dios  es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.

Simeón supo reconocer a Jesús, supo que Dios estaba sobre él –bendijo a Dios- y que era Él quien venía a ser el Salvador para la humanidad;  ya que en los  versos 29 y 30 expresa “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación”.  Para Simeón, su misión ya estaba cumplida, había obtenido la gran victoria!

Simeón no vio a un bebé de carne y hueso, lo que él vio fue la salvación y redención de nuestra vida.

Consejos finales:
  Aún hay oportunidad para ver lo que Simeón vio, pero para ello es necesario activar los ojos de la fe.

  Que nuestras almas sean entregadas y/o reconfirmadas en Jesús, en el momento preciso (Antes que sea muy tarde, y nuestro Simeón muera)

  Que el Espíritu Santo sea sobre nuestras vidas, como premio a una vida justa, piadosa y santa.

   Tener presente que, de acuerdo a Romanos 10:10 “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” y “Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. (10.11).

Dios te bendiga…. Y que en este tiempo puedas despertar al Simeón que hay en ti.

Wilda Messina
Dic. 19, 2014


jueves, 18 de diciembre de 2014

"Un Buen Testimonio"

Meditación 18.12

Lectura en Hechos 8.26-40 “Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. 33 En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.”

Algunos cristianos han adoptado una definición limitada de la palabra testimonio. Hablar de Jesús es mucho más que contar nuestra historia de conversión, o lo que ha hecho Dios en nuestra vida, aunque estas cosas son importantes. Tenemos que estar preparados para dar respuesta a los no creyentes en cuanto a su necesidad espiritual, aunque nuestra historia sea muy diferente.
El encuentro de Felipe con el eunuco etíope puede enseñarnos mucho. Mientras que los jóvenes israelitas tenían quienes les instruían en la fe, un converso extranjero normalmente tenía que arreglárselas por sí solo para discernir el significado de las Escrituras. De allí la pregunta: “¿Entiendes lo que lees?” Felipe demostró que entendía el inconveniente del etíope. Esa pregunta le permitió descubrir que el hombre tenía sed genuina de la verdad de Dios, pero que no sabía del Mesías.
Felipe utilizó esa información para ajustar el testimonio del evangelio a la medida de aquel oyente. Pensemos en lo confundido que pudo haber quedado el etíope si Felipe le hubiera contado solamente la historia de su conversión. El evangelista evitó sabiamente toda información irrelevante; en vez de eso, utilizó el poder de la Palabra de Dios para conducir al hombre a Jesucristo.

El testimonio de Felipe:
     1. Comenzó con el pasaje que estaba leyendo el etíope.
     2. Habló de manera efectiva al interés espiritual del hombre.
     3. Respondió específicamente su pregunta en cuanto a Isaías 53.

Nosotros, también, debemos ser sensibles a las preocupaciones de no creyentes, para que podamos explicarles cómo se ocupará Dios de sus necesidades.

(De Ministerios en Contacto)

miércoles, 17 de diciembre de 2014

“Nuestro Testimonio”

Meditación 17.12

Lectura en Hechos 6.1-6 “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a 7 varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.”

En términos espirituales, testimonio es una profesión de fe en Jesucristo. Pero nuestra declaración de fe abarca mucho más que la historia que contamos. El ejemplo de Felipe pone de relieve que un buen testimonio del Señor está formado por el carácter, la conducta y las palabras.

Como cristianos, hacemos —con razón—mucho énfasis en contar lo que Dios ha hecho en nuestra vida. También hablamos de las maneras en que podemos ser como Cristo para nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo, por medio de lo que hacemos. Pero el carácter es la parte del testimonio de cada creyente que subyace tanto en la conducta cristiana como en una buena historia de nuestra vida.

En general, lo que hacemos y decimos representa la clase de persona que somos interiormente. Podemos decir mucho sobre el carácter de Felipe al observar sus acciones y sus palabras. De entre numerosos creyentes, Felipe fue elegido por ser una persona sabia y llena del Espíritu. Pero no fue escogido para ocupar un gran ministerio —sino para servir comida. Estuvo dispuesto a hacer este humilde trabajo de buena gana, lo que demuestra su espíritu obediente (Hechos 6.5; 8.5, 26-27). Podemos estar seguros de que era un hombre sincero y digno de confianza, porque cuando hablaba, la gente lo escuchaba (8.6). 

Nadie puede engañar a Dios ni hacerle creer que su carácter es recto, si no lo es. Tampoco se puede aparentar ser alguien que no se es durante mucho tiempo. Tarde o temprano, un espíritu orgulloso, duro o poco amable produce una conducta y una manera de hablar contrarias al mensaje cristiano.
 (De Ministerios en Contacto)

Cuidemos nuestro testimonio...Que en cualquier lugar donde estemos, Cristo sea dejado ver a través de nosotros! WMV

martes, 16 de diciembre de 2014

“Porque un Niño nos es nacido”

En este tiempo de celebración de la navidad, un mensaje bien claro y edificador sobre el tema.      Escrito por nuestro hermano Antonio Bolainez
“Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuera empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David, para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:1-7.

INTRODUCCIÓN En esta reflexión, no quiero tratar sobre si nació o no nació Jesús en estas fechas, creo que no valdría la pena discutir ese tema ahora, solo quiero comentar sobre el más grande nacimiento que sucedió hace 2 mil y tantos años.

El nacimiento de este personaje, indiscutiblemente vino a ser la esperanza más grande que el mundo jamás había experimentado. Desde su nacimiento, este personaje fue de impacto para los humildes y desposeídos; y un terrible miedo para los malvados.

Analizaremos todos los puntos que dieron lugar a esta preciosa historia -Jamás antes contada a todos los pueblos. Partiendo desde la sencillez de sus padres, hasta su presentación al templo.

Para ello tomaremos todo el capitulo del evangelio de Lucas, un médico -un intelectual- quien nos narra con asombrosos detalles los eventos que siguieron al nacimiento de este precioso personaje.

SU NACIMIENTO Miriam (nombre hebreo), popularmente conocida como María, en definitiva era hija de una familia descendiente de la tribu de Judá y oriunda de Belén. José con quien estaba desposada, o comprometida —ya que dice la historia, que él no conoció a María en el sentido de marido, sino hasta después de que Jesús nació- de quien se sabe tenía el oficio de carpintero, también era de la tribu de Judá y originario de Belén.

Ambos vivían en Galilea. No olvidemos que Galilea es considerada desde los tiempos del Señor, como una región de grandes oportunidades de trabajo, en especial la agricultura, y como región próspera, también la construcción. De modo que no era extraño que los padres de María estuvieran viviendo en Galilea a pesar de ser de Belén de Judea; y lo mismo sucedió con José.

Una vez que a María se le había anunciado, por el ángel Gabriel, el milagro de la concepción por medio del Espíritu Santo, y de la misma manera, Gabriel también había anunciado a José lo que había pasado con María, él tomo con profunda fe, la misión y el privilegio de ser ellos los que tendrían la tutela del más grande personaje de la historia.

Hay un dicho que su servidor siempre acostumbre citar, y que ha sido titulo de estudios y libros:  “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”; y en esta historia en particular cobra gran relevancia.

Cirenio, el entonces y 2 veces gobernador de Siria y Judea, ejecutó un edicto proveniente de César Augusto, para que se realizara un censo. Este censo debía cumplirse estrictamente, pues era una orden directa del Emperador. El no hacerlo implicaba la muerte.

El censo tenía que incluir específicamente a todos los hombres y mujeres mayores de 12 años, para que le pudieran dar tributo al César. Las personas tenían que acudir al lugar de su nacimiento. De esta forma José y María, emprendieron el camino hacia Belén. Sin darse cuenta ellos, iban en camino para que se cumpliese la profecía hecho por el profeta Miqueas (5:2).

De modo que nada sucedió por casualidad. El mismo Sirenio y el César, sin darse cuenta, estaban cumpliendo un propósito de Dios. Aunque el impío nunca se dé cuenta, queda una vez más probada la gran soberanía del Altísimo Dios Todo Poderoso.

SU ANUNCIO CON HUMILDES PASTORES Estando José y María en Belén, le llego a María el momento de su alumbramiento, Belén estaba como era de esperar completamente lleno, con todos sus nativos quienes habían regresado de distintas partes de la región para cumplir con el mandato del César. De modo que no había lugar en el que, en ese momento de emergencia, pudieran brindar una posada a José.

Una persona, dueño de una posada, le ofrece sencillamente un lugar en un tipo de cueva donde generalmente se ponían algunos animales domésticos, como ovejas o burros, principal medio de transporte para la gente sencilla en aquel entonces.

En este lugar humilde, nace el niño que vendría ser más tarde, y para todos los tiempos, el hombre más admirable.

Su nacimiento no fue anunciado a los poderosos de Israel, ni siquiera a la prestigiosa clase religiosa, y mucho menos al malvado rey Herodes; un criminal y maniático, quien en sus locuras por mantener el poder, había ordenado la muerte hasta de algunos sus propios hijos y de su  misma esposa.

Dios quiso que su nacimiento fuera anunciado a un grupo de humildes pastores. Generalmente estos pastores eran personas de muy bajos recursos económicos. Ellos sobrevivían de la crianza y cuidado de las ovejas. Eran expertos, conocedores del lugar, de modo que cuando el ángel les anuncia el precioso nacimiento, y les da instrucciones de que lo encontrarían en la ciudad de David, en un pesebre envuelto en pañales, ellos sabían a dónde dirigirse.

Leamos esta parte linda de la historia:
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño y se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: —No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz,  buena voluntad para con los hombres!». 

Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: —Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostados en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.  Lucas 2:8-20.

Muchas de las cosas lindas que sucedieron en la vida del Señor tenían un significado. El que su primer anuncio del nacimiento se le diera a unos humildes pastores, traía como recuerdo que en ese lugar, en el pasado, David había sido pastor, y también vino a demostrar que este niño sería el pastor de pastores de millones de almas de todos los tiempos.

Estos humildes pastores tuvieron el privilegio de ser los primeros en escuchar de boca del ángel, que este niño sería el Salvador de todas las almas. Mientras los religiosos y el pueblo en general esperaban a un gobernante como su libertador, estos humildes pastores se convirtieron en la primicia de haber conocido al deseado por el pueblo de Israel.

EN CUMPLIMIENTO DE LA LEY Cumplidos los 8 días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor, y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos. Lucas 2:21-24

Cumplidos los 8 días del nacimiento sus padres lo llevaron al Templo para cumplir con el rito de la circuncisión; cumpliendo así el mandato del pacto entre el Altísimo y el Padre Abraham.

En ese momento en que el sacerdote iniciaba el proceso de la circuncisión se le preguntaba al padre, por el nombre que llevara el niño; esto es un derecho del padre judío; José dijo: Se llamara Yeshua (Jesús) esto significa: Jehová es Salvación.

No hay que olvidar que la mujer después de dar a luz, no podía ir a la purificación hasta después de 7 días -cuando era hijo varón; y 14 cuando era mujer. Después permanecía en casa por 33 días, para presentarse otra vez en el templo y presentar junto a su esposo la ofrenda del primogénito.

María y José también cumplieron con este mandato, pues todo primogénito debe de ser consagrado al Señor y ser llamado santo. Y se presentaba la ofrenda. Esa ofrenda, era en 3 categorías: un cordero, dos palomas o tórtolas, es decir pichoncitos.  La del cordero casi siempre la daban las personas de clase media hacia arriba, los más pobres daban la ultima ofrenda; María ofreció esta, lo cual demostraba su condición económica del momento.

EL MENSAJE PROFETICO: Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viera al Ungido del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo. Cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al Templo para hacer por él conforme al rito de la Ley, él lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo:  «Ahora, Señor, despide a tu siervo en paz, conforme a tu palabra, porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.

Los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: —Este está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y 1 espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Lucas 2:25-35

Ya el Señor había sido reconocido como Mesías y Salvador por los humildes pastores, ahora es el tiempo de ser reconocido por los profetas en este caso por un profeta y una profetisa: Simeón y Ana.

Este encuentro sucedió en el atrio de las mujeres, pues no hay que olvidar que a las mujeres no se les permitía entrar en el atrio del templo -esto era solo para los hombres. Las mujeres solo podían observar las liturgias por medio de ventanillas o enrejado.

Es notorio que en ese encuentro de Simeón y Ana con el Señor, estaba lleno de mujeres que también llegaban para cumplir con sus ritos.

Simeón, representa al remanente fiel del pueblo de Israel, un remanente que siempre estuvo esperando el advenimiento del Mesías y con ello el consuelo del Señor.  Isaías 40:1-2 y 49:13.

Su larga espera del Mesías demuestra la ancianidad de Simeón. Era un hombre sencillo y se le mencionan 3 lindas cualidades: Justo, piadoso y reverente.

Preciosas cualidades de un siervo del Señor, pero lo que más destaca de él, es su impresionante perseverancia en ser vigilante. Él nunca perdió esa esperanza, él estaba seguro de no cerrar sus ojos, hasta no ver la promesa del Mesías. Esto nos debe de dar una gran lección a nosotros hoy en día, ya que en estos momentos hay miles de ministros, que como no vino el Señor en la hora en que ellos lo esperaban, se desanimaron y empezaron a negar la inminente segunda venida.

Se menciona también que el Espíritu Santo estaba sobre él. Ese era el premio para un hombre justo, temeroso, y vigilante. Dios siempre honra de forma preciosa a los siervos que esperan con fidelidad el advenimiento del Señor. Ellos reciben guianza preciosa del Señor, y en forma muy privilegiada. Simeón recibe el gran privilegio que muchos profetas del antiguo testamento hubieran deseado tener -el haber cargado en sus brazos al Salvador del mundo, en otras palabras, ver a Cristo cara cara.

3 veces Lucas menciona la actividad del Espíritu sobre Simeón (Lucas 2:25–27). El Espíritu lo llenó (lo capacitó para profetizar), le reveló la llegada del Mesías, y finalmente lo impulsó para asistir al templo en el momento preciso en que los padres de Jesús asistieron para presentar al bebé.

Lucas presenta al Espíritu Santo como el agente de la misión; le apasiona mostrar cómo es que actúa el Espíritu de Dios en la historia y en la vida personal. Simeón tomó en sus brazos al bebé Jesús, bendijo a Dios y profirió uno de los más preciosos cánticos. En él se refleja la piedad vetero-testamentaria (comparar Génesis 46:30;Isaias 42:6; 49:6).

El cántico de Simeón… tiene básicamente 2 partes: en la 1era. Simeón enfatiza la acción pastoral de Dios sobre él; y en la 2da. la acción salvífica de Dios sobre la historia. Simeón se autodefine como siervo, esclavo (dóulos) y reconoce al Señor como su dueño (despótes), o Soberano (comparar Hechos 4:24). Confiesa que según lo que se le ha dicho (conforme a tu palabra [réma]), es tiempo de partir a la eternidad en paz.  Despide significa “dejas partir hacia el sepulcro”. Y la única razón de ese abandono eterno de Simeón es "porque han visto mis ojos tu salvación".

Es precioso que Simeón no ve tanto un bebé de carne y hueso, lo que él destaca y trasciende es el gran misterio de la salvación de Dios. Lo que él “ve” es la salvación de Dios (comp. 1 Juan 1:1–3). Simeón evidencia aquí la dimensión personal de la salvación. Cada ser humano tiene la oportunidad, ahora, de ver lo que Simeón vio, pero con los ojos de la fe.

3 DECLARACIONES CONTUNDENTES DE SIMEÓN  Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra, porque han visto mis ojos tu salvación,  la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.  Lucas 2:29-32.

Simeón, destaca 3 cosas muy especiales, y analizaremos cada una de ellas: Que esta salvación ha sido preparada para todos los pueblos del mundo, desde el principio mismo de la caída del primer Adán, Génesis 3:15.  Simeón tenía en sus brazos al niño que cumpliría la gran profecía de la salvación de toda la humanidad  (como dije, esto era un privilegio que todos los profetas antecesores de Simeón hubieran deseado tener, en especial Isaías quien hizo las más lindas profecías del nacimiento del Señor Jesús).  Isaías 9:6.

Este niño sería la Luz de todas las naciones, incluyendo a todas las etnias de la tierra.  Aquí Simeón declara por medio del Espíritu Santo que la salvación no es monopolio de nuestro pueblo de Israel, sino que es ofrecida con los mismos derechos de igualdad para todos los gentiles.  Esto mismo declaró Pablo en su carta a los romanos.  Romanos 9:23-24.

La salvación de Dios, es “gloria del pueblo de Israel”, pues de este pueblo salió no solo la revelación de las sagradas escrituras, sino que de este Pueblo salió también la proclamación del evangelio a todas las naciones. No olviden que fueron los propios discípulos y los propios apóstoles del Señor -incluyendo al rabino Pablo-, los que expandieron el evangelio -en el 1er. siglo- a los continentes conocidos en esa época.

LA FINAL BENDICIÓN DE SIMEÓN  La bendición de Simeón Lucas 2:33–35. Los padres humanos de Jesús se asombraban de todo lo que ocurría en torno al bebé Jesús (v.33). Jesús fue motivo de asombro desde su concepción, porque era Emanuel, “Dios con nosotros”. Simeón, además del cántico, bendijo a José y a María, y además pronunció una palabra profética acerca del futuro de aquel bebé.

Se dirigió a María, señalando los propósitos del ministerio de Jesús (vv.34,35): "Para caída… de muchos en Israel". Se refiere a que no todos creerían en él. Es más, aquellos de quienes se esperaría una fe genuina y sin ambages, no creerían (fariseos, sacerdotes, miembros del Sanedrín ...).

"...para levantamiento de muchos en Israel", esto es, aquellos que no obstante de su condición de marginalidad, serían los que irían delante al reino de los cielos, por haber creído en Jesús.

Para ser una "señal que será contradicha". Algunos eruditos piensan que se refería a la profecía de Isaías 8:14-15.  Sería bueno que lo lean y saquen sus propias conclusiones, pues no olviden que hasta el día de hoy, muchos del mismo pueblo del Señor todavía no creen.

Lo que queda demostrado, que ante él, Jesús, todas las personas tendrán que tomar su propia determinación. Recibirle como Salvador garantiza la vida eterna después de la muerte; rechazarlo implica la muerte eterna.  Juan 3:16-21.

El no vino solo para ser Salvador, sino para ser reconocido como Señor; y como tal debe de ser reconocido en todo el mundo.  Romanos 10:9-10.  Permítanme compartirles este pasaje de la carta a los romanos:

"...si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación."  Romanos 10:9-10

Finalmente, Simeón declara una triste verdad para María. José entra en una especie de anonimato, pues él moriría posiblemente antes del ministerio de Jesús.

La espada se refiere a la trágica muerte de Jesús. Probablemente María no logró captar toda la dimensión de las palabras de Simeón, pero seguramente las entendió después de la resurrección de Jesús.  La vida de Jesús estaba destinada a ser demasiado corta, como para disfrutar y asegurar mucho más el sentido de familia.

Nota:  según la tradición histórica, José habría muerto cuando Jesús era un joven.  Al ser el Señor Jesús el mayor de todos sus hermanos, estuvo al frente de toda su familia, como era costumbre en esa época -él estuvo a cargo de sus hermanos, hasta que él se lanzo a su ministerio publico a los 30 años de edad. Es probable que para ese entonces sus hermanos ya eran adultos, lo que si se sabe es que María, se unió a su hijo en la lista de las mujeres que le siguieron (De esto existen pruebas en los evangelios).

LA DECLARACIÓN DE ANA LA PROFETISA Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Había vivido con su marido 7 años desde su virginidad, y era viuda hacía 84 años; y no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. Lucas 2:36-38

Ana, era una anciana que posiblemente pasaba de los 100 años. También profetisa, la cual no se apartaba del templo, esto quiere decir, que ella acudía todos los días desde su viudez al templo, para orar y bendecir a las jóvenes judías que acudían al templo.

Una vez más el evangelista Lucas resalta, el momento preciso del encuentro de Ana con José, María y el niño Jesús en el templo, al igual que sucedió con Simeón, el versículo 38, dice: “Esta, presentándose en la misma hora.” 

En el Señor las cosas no suceden por casualidad, en este caso el Espíritu Santo guió a aquella anciana viuda, que todos esos largos años había estado esperando el bendito cumplimiento de la promesa del Mesías, ahora fue guida en la misma hora en que María y José estaban en el atrio de las mujeres.

En ese mismo momento en que se encuentra con José, María y el niño, ella, como profetisa, da cuenta de la grandeza del niño, y de inmediato da gracias al Señor reconociendo al niño Jesús, como el glorioso Mesías esperado por todo el pueblo.

La mayoría ese día no se percataron de la presencia de aquel niño que esa mañana se había presentado en el templo. Porque generalmente eran muchos los niños que se presentaban cada día en el templo para pagar el voto de primogénito. Reconocer quien era aquél niño, solo podía ser con la ayuda del Espíritu Santo, tal como sucedió con Simeón y Ana.

Con la bendición de Ana, hacia José y María y el reconocimiento hacia el Señor Jesús, como el Salvador que había estado esperando, queda una vez más confirmado, el papel importante de la mujer en la gran misión de la expansión del evangelio.

CONCLUSIÓN  No cabe duda de que el precioso nacimiento del Señor Jesús, estuvo siempre rodeado de sorpresas y  de grandes ofrendas de alabanzas y gratitud. Su deidad queda confirmada desde su mismo nacimiento.

No tenemos certeza de la fecha fija del día en que el nació, aunque si sabemos por las declaraciones de Flavio Josefo, el famoso historiador judío, que eso sucedió unos meses antes del mes de marzo. Pero como dije, este artículo no lo he escrito para hablar de eso, creo que lo más importante es resaltar este gran acontecimiento y debemos aprovechar estos días, no para discutir si nació o no nació en tal o cual fecha, sino para compartir con gente inconversa la más grande historia que muy pocas veces es contada.

No perdamos el tiempo en las redes sociales para estar dando argumentos a quienes no les interesa la verdadera historia del Señor Jesús, y que nos hace ver como simples fanáticos. Más bien aprovechemos estos días para dar a conocer el nacimiento de este precioso Jesús, con todas las maravillas ocurridas en ese gran evento, que brevemente hemos narrado en este corto articulo.

Que al Altísimo Dios Todo Poderoso le bendiga.

Shalom Antonio Bolainez


Tomado de http://www.bolainez.org/

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