sábado, 30 de mayo de 2015

“Acérquese a Dios”

30.05.2015

Santiago 4.6-10 “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.”

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. ¡Esa es una promesa maravillosa! Si venimos a Él sumidos, arrepentidos y humillados, Él actúa de inmediato con su perdón, su amor y su aceptación. No hay espacio para la autosuficiencia en esta relación. Solo en la humildad de la impotencia descubrimos la suficiencia de su presencia.
A primera vista, puede parecer que somos nosotros los que iniciamos esta relación, pero en realidad es Dios quien ha tomado la iniciativa; simplemente estamos respondiendo a su invitación (Juan 6.44). Muchas veces, el Señor usa situaciones y dificultades para captar nuestra atención y estimular nuestra sed de Él. Lo que nos parece que es una situación dolorosa o desesperante es su invitación para que nos acerquemos a Él.

Incluso nuestros mayores fracasos y pecados pueden llevarnos a Cristo, cuando buscamos el perdón del Padre. Con una actitud de humilde arrepentimiento podemos iniciar una relación más íntima con Dios. Pero si continuamos viviendo en rebeldía y no estamos dispuestos a reconocer nuestro pecado y arrepentirnos, Él no se acercará a nosotros para revelarnos más de sí. El pecado bloquea siempre la capacidad de conocer al Señor.
¿Ha permitido que la adversidad o el fracaso le alejen de Dios en vez de acercarle a Él? Para poner distancia entre usted y Jesucristo, Satanás utilizará engañosamente las mismas situaciones que el Señor puede utilizar para acercarle a Él. No permita que el enemigo gane la batalla. Por el contrario, resista al diablo, y él huirá de usted (Santiago 4.7).

(De Encontacto.org)
TPSH.270522

viernes, 29 de mayo de 2015

“El Poder del Espíritu Santo”

Meditación 29.5

Romanos 8.11-14 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

La lectura de ayer mostró pruebas bíblicas de que el Espíritu Santo es una persona. Pero un error muy persistente lo presenta como una especie de fuerza abstracta. La creencia subyacente es que “el poder del Espíritu Santo” es algo que los cristianos ejercen por sí mismos. Pero, en realidad, la frase se refiere a la actividad de Él en la vida del creyente.

Jesús fue muy claro cuando dijo a sus discípulos que no estarían listos hasta que recibieran poder de lo alto (Lucas 24.49). Se necesitan dos —el creyente y el Espíritu Santo—para vivir en victoria. Él viene a morar en nosotros en el momento que recibimos el perdón de Cristo por nuestros pecados. De allí en adelante, la tarea del Espíritu es preparar a los creyentes para su ministerio diario de mostrar al Señor al mundo.

Cuando el apóstol Pablo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, estaba hablando de la presencia interior del Espíritu Santo (Filipenses 4.13). Lo que esto significa es que en el creyente hay fuente de poder.

El Espíritu obra por medio de las personas para llevar a cabo lo que es imposible que ellas logren por sí solas. De hecho, la Biblia dice que Él es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3.20). Lo cual Pablo demostró con su fértil ministerio.

¿Le está llamando Dios a hacer cosas “mucho más abundantemente” de lo que usted cree que puede realizar? ¡Deje de ofrecer excusas, y ponga manos a la obra! En usted hay un potencial sin explotar —no por sus propias fuerzas o capacidades, sino por el poder sin límites del Espíritu Santo, el cual se liberará en respuesta al actuar usted con fe. 
(De Encontacto.org)

jueves, 28 de mayo de 2015

“La Verdadera Identidad del Espíritu Santo”

Meditación 28.5

Juan 15.26 “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”

En las primeras semanas de mis estudios en el seminario, un estudiante de doctorado me invitó a su habitación -en la residencia de la institución. Cuando llegué, hizo que me sentara, puso una Biblia griega en mis manos, y dijo: “Me di cuenta de que te referiste al Espíritu Santo como una “cosa”. Él no es una “cosa”.

Este hombre me condujo luego por todos los versículos del Nuevo Testamento que tienen que ver con la tercera persona de la Trinidad. Una hora más tarde, dijo: “Lo único que quiero que recuerdes es que el Espíritu Santo es una persona”.

El Espíritu de Dios posee 3 características:
Inteligencia
Voluntad
Emociones

Para demostrar estos puntos, les guiaré a algunos versículos del Nuevo Testamento, así como el estudiante de doctorado me guió a mí.

1Corintios 2:10-11:  El Espíritu conoce los pensamientos de Dios y nos revela la verdad.
1Corintios 12:7-11 Al Espíritu se le identifica como Aquel que decide el(los) don(es) espiritual(es) de cada creyente.
Efesios 4.30 nos amonesta por  entristecerlo.

Piense, también, en que Jesús habló de un Consolador o Ayudador que vendría después de Él (Juan 14.16, 26).

Ayudar y consolar a otros son acciones de una persona, como es también enseñar —estas son algunas de las actividades fundamentales del Espíritu Santo.

El Espíritu es una parte de la Trinidad, y si usted es creyente, Él está con usted ahora mismo. Dios le ha dado su Espíritu como un Ayudador especial —uno que es más unido que un hermano (Proverbios 18.24).

(De Encontacto.org)

“La Naturaleza del Poder”

Meditación 27.5

Efesios 6.10-13 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”

En el momento que una persona recibe a Cristo como Salvador, inicia una batalla. El enemigo está decidido a destruir el testimonio de los creyentes. Pero Dios ha provisto un arma poderosa para quienes le sirven —el poder de su Hijo que fluye a través de ellos.

El poder de Cristo es supremo. Satanás, con toda su fuerza demoníaca, no puede lanzarnos nada capaz de rivalizar con el poder sobrenatural del Señor Jesús. Sin embargo, las tentaciones y las pruebas dejan al descubierto nuestras debilidades cuando preferiríamos ser fuertes. Esa es una razón por la que la naturaleza se rebela contra la adversidad y trata de evitarla.

Dios quiere que vivamos armados con el poder del Salvador para que podamos vencer las dificultades de la vida. Pero Él nos promete su poder solo cuando deponemos nuestro orgullo y reconocemos que somos demasiado débiles para la batalla (2 Corintios 12.9). El poder de Jesús está disponible para que sus seguidores podamos soportar los conflictos victoriosamente.

El mundo nos desafía a mantener la apariencia de que podemos manejar nuestros problemas sin la ayuda de Dios. Por eso, la orden dada a los cristianos puede parecer extraña para quienes los observan. Sin embargo, la arrogancia no trae bendición, sino confusión, distanciamiento del Señor, y  fracaso. Si queremos ser victoriosos, no podemos enfrentar al enemigo solos.

Hasta que nuestra vida se termine o el Señor Jesucristo regrese, estamos trabados en una batalla con Satanás. Pero no tenemos nada que temer. Cuando dependemos del Señor, somos llenos de poder y fortaleza.
(De Encontacto.org)


lunes, 25 de mayo de 2015

"Los Tres Árboles"

Para reflexionar...

Había una vez tres árboles en un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas.

El primero decía: “Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos admirarán mi belleza”.

El segundo árbol dijo: “algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Y todos se sentirán seguros por mi fortaleza y poder”.

Finalmente el tercer árbol dijo: “Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles del bosque. La gente me verá en la cima, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos -y cuan cerca estoy de alcanzarlo. Seré el árbol más grande de todos los tiempos y la gente siempre me recordará”.

Después de varios años en que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores llegó donde ellos.

Cuando uno vio al primer árbol dijo: “Este me parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero”, y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo -mientras observaba al segundo árbol: “Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto”. El segundo árbol también se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino de convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; el cual estaba asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: “No necesito nada especial del árbol que cortaré, así que tomaré este”.  Y cortó el tercero…

Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un  cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que había soñado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la obscuridad de una bodega…

Años más tarde, los árboles se olvidaron de sus sueños y esperanzas.

Pero un día un hombre y una mujer llegaron a un pesebre…ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue trasformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero solo ese cajón lo sería.

El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia…

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en una barca -en la que habían convertido al segundo árbol-. Uno de ellos estaba cansado y se durmió. Mientras estaban en el agua, una gran tormenta se desató; el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvarlos. Los hombres en la barca despertaron al que dormía, y éste se levantó y dijo: “Calma ! Quédate quieto !”, y la tormenta y las olas se detuvieron… En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores…

Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó el tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba…

Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina.


Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque  Jesús había sido crucificado en él…


Así terminó la historia de los 3 árboles... que tenían grandes sueños.

Moraleja:
1. Cuando parezca que las cosas no van de acuerdo a tus planes, tienes que saber y entender que Dios siempre tiene un plan perfecto para ti.

2. Si pones tu confianza en Jesús, recibirás grandes regalos y satisfacciones, pero en su tiempo.

3. Cada árbol obtuvo lo que pidió, pero sólo que en la forma en que lo pensó Dios.

4. Nunca sabemos lo que Dios planea para nosotros, pero si hay que estar conscientes que: “Sus caminos no siempre son nuestros caminos,  pero sí siempre serán los mejores.”

Dios te bendiga!

“Nuestra Responsabilidad de Descansar en Dios”

Meditación 25.5

Lectura bíblica en Salmos 37.1-8 No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán. Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.”

El pasaje de hoy promete, “[Jehová] te concederá las peticiones de tu corazón”. Pero también menciona 3 requisitos para esa promesa: tenemos que: 1.  Deleitarnos en el Señor, debemos: 2. Confiar en su plan, y necesitamos: 3. Descansar en Él. Descansar en el Señor es una de las tareas más difíciles que debemos acometer.

Descansar puede parecer fácil, pero requiere confianza sobrenatural, ya que por nuestra debilidad humana, tenemos la tendencia a inquietarnos. La ansiedad quita de nuestra mente el gozo y la confianza en el Señor. Los tres requisitos están relacionados entre sí. Debemos pasar tiempo con Dios para aprender a confiar en Él y encomendarle nuestro camino; y entonces, descansar y deleitarnos realmente en Él.

Esperar con paciencia que el Señor actúe es una de las pruebas más difíciles de nuestra madurez espiritual. Cuanto más fuerte es nuestro deseo, más corto es nuestra mecha para que se produzca el estallido.

A veces, queremos desesperadamente darle a Dios un cronograma, pero el descanso inquebrantable se encuentra solo en su agenda. Solamente Él entiende cada circunstancia y conoce el momento preciso cuando su respuesta a nuestra oración producirá el máximo beneficio. Corremos el riesgo de cosechar frustraciones, pérdidas y dolor cada vez que nos adelantamos a su divino plan.

Antes de levantarse de la cama: Ore de la siguiente manera:
  Padre, quiero darte gracias por concederme los deseos de mi corazón.   Hoy, voy a deleitarme en ti, 
  A encomendarlo todo a ti,
  Y a descansar en el conocimiento de que tienes todo bajo control.

(De Encontacto.org)

viernes, 22 de mayo de 2015

“Cómo Superar el Odio y el Resentimiento”

Meditación 22.5

Lectura bíblica en Efesios 4.31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Una de las actitudes más destructivas —si no la más destructiva— que puede exhibir un cristiano es el odio. ¿Cómo puede la luz salvadora de Jesucristo brillar en una vida que esté cubierta por odio, ira y malevolencia? ¿Y qué imagen de Cristo proyecta este tipo de persona al mundo incrédulo?
El odio es una falla absoluta en la actitud cristiana que estamos llamados a demostrar. Sin embargo, incluso en las iglesias, no es difícil encontrar personas que rebosan de hostilidad. ¿De dónde viene esto? Una de las razones clave para que los creyentes sean tan propensos al odio es su incapacidad de perdonar a quienes los han herido —especialmente cuando ese trato fue inmerecido.
Tomemos un ligero “examen de odio”. Piense en alguien que le hirió en el pasado, y considere . . .
1. ¿No puede librarse del recuerdo de alguien? Si ( )  No ( )
2. ¿Repite en su mente la escena una y otra vez?  Si ( )  No ( )
3. ¿No puede desearle bien a alguien en particular? Si ( )  No ( )
4. ¿Desea realmente lo mejor para alguien que le hirió?  Si ( )  No ( )
5. ¿Desea que esa persona sufra lo mismo que usted?  Si ( )  No ( )
6. ¿Desea -en su interior- que esa persona sufra el mismo dolor que usted? Si ( )  No ( )

Si has respondido con algún sí, estas preguntas te están revelando algún rencor oculto en tu corazón.

No termines este examen sin volver a leer y meditar en Efesios 4.31-32

Lea el pasaje en voz alta. Personalizarlo en una oración, y deja que el Espíritu Santo de Dios limpie tu corazón de odio, dándole el poder para perdonar una vieja herida. (De Encontacto.org)

Si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (Mateo 6:15

Dios es bueno, perdonador, y grande en misericordia para con todos los que le invocan (Salmos 86:5)

Dios te bendiga, y te ayude a entender que perdonar hace falta en tu vida.

jueves, 21 de mayo de 2015

Debemos o no: Tener Temor a Nuestro Dios?

Ante la pregunta "Debemos o no: Tener Temor a Nuestro Dios?",  que me hicieron recientemente; quiero -con la ayuda del Señor- aclarar -aunque sea un poco-.  Veamos:

A nivel bíblico y teológico, temor a Dios significa respeto y obediencia.   Ahora bien, a nivel humano: Temor es miedo por las circunstancias que nos rodean, y nos hace vivir espantados de todo lo que hacemos o decimos. 

En los siguientes versos bíblicos (que hay un montón) trataré de explicar la parte teológica:

Proverbios 8:13: El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia, la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa” 

      Si tememos a sus juicios, nunca estaremos dispuestos a hacer lo que a Él le desagrada.  Pero de no estar dispuestos a escuchar sus advertencias, significa que lo que piense Dios no importa. Y, por tanto -al parecer- creemos que Dios es un mentiroso, porque a pesar de que nos advierta, nos da "treinta y tres o igual". 

       Pero, Ay de la "ignorancia espiritual"... que nos está moviendo hacia un camino donde seremos consumidos por Su ira venidera, de la cual nos está advirtiendo con sus palabras, mandatos y estatutos....

En Proverbios 14:26 dice:  "En el temor de Jehová está la fuerte confianza”
      Se leería: En la obediencia o el respeto a Jehová, tendremos confianza.  Y, por ende, caminaremos-viviremos sosegados, ya que estaremos conscientes de que sus advertencias son para nuestro bien.

Y en el siguiente texto, se ven ambas caras del temor:  Proverbios 14:27: “El temor de Jehová es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte”.

       En la primera parte vemos que en la obediencia y respeto a Él hay manantial –reposo, paz, alegría...- de vida; pero en no hacerlo, destrucción y muerte.

Caminar con temor a Dios,  es anhelar obedecer Su palabra y ponerla por obra; es anhelar apartarnos de todo lo que nos pueda dirigir por el camino equivocado, que al final nos llevará a confusión eterna, dolor y tormento.   Sentir temor a Jehová es vivir en esa paz que sólo Él puede ofrecer.

Isaías 5:13 "Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed" 

Espero haber dado luz sobre la inquietud.  Si tienes más dudas, siempre estaré dispuesta, con la ayuda de la Palabra de Dios!

Dios te bendiga y un fuerte abrazo!

Wilda Messina
21.5.15

“Cómo Superar el Temor?”

Meditación 21.5

Lectura bíblica en Filipenses 4.6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”

La ansiedad no solamente es una sensación incómoda; también tiene consecuencias negativas. Por ejemplo, el razonamiento se nubla cuando es invadido por la inquietud. Por eso, una persona ansiosa tendrá problemas para tomar decisiones sabias. El temor al fracaso puede también llevar a postergar la realización de las cosas, o a la falta de productividad. Los temores pueden ser devastadores para el crecimiento personal y espiritual, las relaciones y el trabajo.
Por tanto, vencer el temor es importante, y para ello hay que . . .
1. Identificar el temor. Hágase estas preguntas: ¿Cuáles son las circunstancias que rodean mis sentimientos? ¿Qué los provocó?

2. Acudir al Señor. Recuerde que Dios le ama, y desea tener una relación cercana con usted. Él tiene el control soberano de su situación; por tanto, traiga a Él su temor.

3. Reprenda el temor delante de Dios. Usted tiene la autoridad y el poder en el nombre de Jesús para rechazar lo que no provenga de Él. Medite en pasajes como Mateo 10.31 y Proverbios 1.33. Deje que la verdad de Dios reemplace cualquier pensamiento negativo.

4. Aférrese al Padre celestial. Quite su enfoque de sus circunstancias, y mire a Aquél que promete su ayuda. La Biblia nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41.10).

Las circunstancias son externas y, por lo general, van más allá de nuestro control. Pero la manera en que respondemos se origina dentro de nosotros. Es asombroso cómo los temores disminuyen en la presencia del Padre celestial.
(De Encontacto.org)
Los temores puestos en las manos de Dios, no tendrán razones para controlar tu vida!

Mateo 10:31"Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos."

Proverbios 1:33 "Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal."

miércoles, 20 de mayo de 2015

“Cómo Entender la Ansiedad”

Meditación 20.5

Lectura bíblica en 2 Timoteo 1.7Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Por medio de la Palabra, el Señor nos da evidencias de que muchas personas sufrieron de ansiedad —incluso los considerados pilares de la fe. Por ejemplo, podemos deducir que el apóstol Pablo debió haber sentido temor, puesto que Dios le dijo: “No tengas miedo; sigue hablando” (Hechos 18. 9).

El hecho de que el temor sea común no significa que proceda de Dios (2 Timoteo 1.7). Por supuesto, ciertas situaciones —como oír un ruido ensordecedor cuando estamos solos— provocarán una respuesta de temor. Pero el Señor no quiere que vivamos con una ansiedad permanente.

Entre las preocupaciones normales están el miedo a la muerte, pobreza, enfermedad, vejez, crítica y pérdida de un ser querido. ¿Por qué nos resulta tan difícil dar por terminadas nuestras ansiedades, aunque el Señor dice: “No temáis” (Lucas 12. 7)? Porque la ansiedad puede estar arraigada profundamente en nuestra manera de pensar.

A veces, ella se deriva de sentimientos de insuficiencia, de culpa, o de una percepción equivocada en cuanto a Dios. No es raro que la inseguridad en la infancia se convierta en falta de confianza más tarde en la vida. Las experiencias del pasado pueden ser otro factor. Por ejemplo, una persona que ha perdido a uno de sus padres en un accidente vial, probablemente sea más propenso a padecer de ansiedad.


Pero, no importa la causa, la ansiedad quitará nuestra mirada de nuestro omnipotente y misericordioso Padre celestial, para centrar nuestra atención en nuestras circunstancias. Por eso, no es de extrañar que el Señor nos recuerde constantemente que no debemos temer. Él quiere que sus hijos se sientan seguros en su poder y en su fidelidad.
(De Encontacto.org)

martes, 19 de mayo de 2015

“Una Seguridad Bienaventurada”

Meditación 19.5

Lectura bíblica en 1 Juan 5.10-13 “El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. 13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”

En términos de salvación, todos caemos en una de 4 categorías:
a) Somos salvos y lo sabemos.
b)Creemos que somos salvos, pero no lo somos.
c) No pretendemos ser salvos.
d) No somos salvos, pero quisiéramos serlo.

¿En qué categoría se encuentra usted? La salvación es la redención de Dios del creyente —por medio de Jesucristo— de todas las consecuencias del pecado. Es la obra de Dios en el corazón humano, y está acompañada por todos los beneficios que Él nos concede ahora mismo y por la eternidad.

Necesitamos saber más allá de toda sombra de duda dónde pasaremos la eternidad. Esta certeza está al alcance de cada uno de nosotros. ¿Tiene usted esa clase de seguridad? Si no está seguro de que tiene la salvación eterna, le invito a tomar esta importantísima decisión ahora mismo.

Primero:  Esté consciente de que Dios desea salvar a todos (1 Timoteo 2.4), y también ha provisto el medio de la salvación, por medio de su Hijo (Juan 3.16). Él nos ha dicho que debemos creer en Jesucristo (Hechos 16.31), y debemos confesar al Señor delante de los hombres (Romanos 10.10). Nuestro Padre celestial es fiel para cumplir sus promesas.

Segundo: Si usted pone su fe en Jesucristo, como su Salvador personal, Él le salvará de su pecado y le dará la bienvenida en su familia (Juan 1.12).

Tercero:  La vida eterna será suya. Él ofrece este regalo de pura gracia a todos los que crean en su Hijo. ¿Lo aceptará usted? (De Encontacto.org)
....................

Si deseas recibir a Jesús como tu Señor y tu Salvador, di -de corazón- la siguiente oración de fe:
Señor Jesús: Reconozco que soy pecador/a, que te he fallado, que necesito de tu perdón, de tu ayuda y de tu protección; necesito que seas tú mi Señor y mi Salvador.  Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, y ayúdame a serte fiel, hasta que tú vengas a buscar a tu pueblo, o yo vaya a tu presencia. En el nombre de Jesús. Amén.

Si hiciste esta oración: Habla con Dios cada día, lee Su Palabra (La Biblia), y visita una iglesia donde te puedan guiar mediante sana doctrina.


Bienvenido/a a la familia de Dios!

Que Dios te bendiga!

WMV

domingo, 17 de mayo de 2015

"Cómo Realizar el Plan de Dios"

Meditación 17.5

Lectura bíblica en Mateo 16.24-27 "Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 27. Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras"
Como hijos adoptivos de Dios,  hemos sido llamados a glorificarle con una vida recta. Ayer vimos que esto implica hacer cambios en nuestra vida. Hoy, consideremos dos cambios más que pueden ser necesarios.
Un ajuste potencial tiene que ver con nuestras creencias: la manera de pensar de un cristiano debe coincidir con la de Cristo. La influencia del mundo es poderosa, y si seguimos su manera de pensar, buscaremos solo nuestro beneficio personal sin pensar en los demás. Pero quienes conocen la Biblia saben que los últimos serán los primeros (Marcos 9.35); que Dios es el único que merece nuestra alabanza (Salmos 96.4); y que los cristianos deben ser personas generosas (1 Timoteo 6.18).
Por último, es posible que tengamos que reconsiderar nuestros compromisos para que el Señor ocupe el primer lugar. Sus deseos para nosotros deben primar sobre lo que queremos, y sobre lo que otros nos pidan que hagamos. Debemos evaluar nuestras decisiones a la luz del plan de Dios para nosotros. Esto puede significar renunciar a un pasatiempo, asumir una nueva responsabilidad o renunciar a un nuevo proyecto. Nuestro Padre celestial quiere y merece toda la devoción de sus hijos (Mateo 22.37).
Estos cambios no suceden inmediatamente en el momento de nuestra salvación; por el contrario, se producen a lo largo de toda la vida. Siempre que el Espíritu Santo nos indique una verdad más profunda o nos llame a una nueva tarea, tendremos que hacer más “alteraciones”. Pero tales cambios estarán acompañados de la confianza de saber que Dios nos usará para realizar su plan. (De Ministerios en contacto)

viernes, 15 de mayo de 2015

“Ajustarse al Plan del Señor”

Meditación 15.5

Lectura bíblica en Mateo 4.18-22 “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros 2 hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.”

He sido cristiano por muchos años, y ni una sola vez Dios me he preguntado: “Charles, ¿qué es lo que quieres hacer?” El Señor no cambia sus planes para satisfacer mis propósitos o los de usted. Por el contrario, nos pide que ajustemos nuestra vida para que se alineen con su voluntad.

Uno de los cambios que siempre nos pide que hagamos tiene que ver con nuestro estilo de vida. Andrés, Jacobo y Juan eran pescadores antes de convertirse en discípulos de Jesús. Sus vidas giraban en torno a los detalles de su ocupación —de las condiciones del tiempo, de la pesca y de obtener alguna ganancia. Pero cuando Jesús los llamó a ser pescadores de hombres, de buena gana y de inmediato hicieron un cambio dramático.

Por el contrario, el joven rico se marchó triste cuando se dio cuenta de lo que tendría que dejar para seguir a Cristo (Mateo 19.21-22). Cuando el Señor nos hace una invitación, por lo general, nos pide que cambiemos nuestra manera de vivir. Ya sea que esto implique cambiar de empleo o modificar algunos hábitos, Dios espera que nos adaptemos a su plan.

Antes de ser invitados a viajar en compañía de Jesús, Jacobo y Juan trabajaban en un negocio familiar con su padre. Decirle sí a Dios significó ver a sus amigos y a sus familiares con menos frecuencia. Seguir el plan del Señor puede significar lo mismo para nosotros. Pero Cristo promete una gran ganancia por cualquier sacrificio que hagamos (v. 29).

Gracias al carácter perfecto del Señor, podemos confiar en la dirección que nos da. Por tanto, ajustarnos a su plan es siempre la acción más sabia que podemos tomar (Prov.3.5-6).


(De Encontacto.org)


jueves, 14 de mayo de 2015

“La Guerra Real”

Lectura bíblica en 2 Corintios 10.3-5Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”

La estrategia principal del enemigo contra el creyente es el engaño. Sabemos por 2 Corintios 11.14 que Satanás “se disfraza como ángel de luz”. De hecho, Jesús lo llamó “padre de mentira” (Juan 8.44). Por tanto, nuestra mejor arma es la verdad, que nos libra de la esclavitud del engaño (Juan 8.32).

Es difícil evitar el engaño cuando no se está consciente de los planes del adversario (2 Corintios 2.11). Uno de sus engaños más antiguos, que se remonta al tiempo de Adán y Eva, es la tentación para hacernos dudar de lo que el Señor ha dicho. Hacerlo significa dudar del amor y del carácter de Dios, lo cual nos hace como el soldado que depone su arma cuando se acerca el enemigo —desconfiar de Dios es lo que hace que el creyente sea abatido una y otra vez por el enemigo. Si usted escucha esta voz de duda, le da un punto de apoyo a Satanás. Eso le debilitará, y entonces, él podrá traer más daño a su vida.

Otro ardid del diablo es distraer al creyente. Una distracción es cualquier cosa que le haga desviar la atención de lo que es más importante en ese momento para que se enfrasque en otra cosa, perdiendo así el enfoque. Satanás no utiliza de manera clara cosas pecaminosas o superficiales para desviarnos de nuestra permanencia en Cristo; utilizará incluso cosas buenas para levantar sutilmente un muro de “ruido” en torno a usted para que poco a poco deje de escuchar la voz del Señor.

Ore para que Dios le ayude a identificar cualquier aspecto de su vida donde usted puede ser susceptible al engaño. Él le dará poder para aferrarse a la verdad y caminar en libertad.


(De Encontacto.org)

miércoles, 13 de mayo de 2015

"¿Qué es la Transustanciación?"

Enunciado: “Puesto que Cristo nuestro Redentor dijo que era verdaderamente su sangre y su cuerpo que se ofrecían bajo las especies de pan y vino; por la consagración del pan y el vino, se efectúa un cambio de toda la sustancia. Del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo; del vino en la sustancia de su sangre. A este cambio, le llaman la transustanciación.”

Se ha enseñado que una vez que un sacerdote, bendice el pan en la Cena del Señor, éste se transforma en la misma carne de Cristo; y cuando bendice el vino, éste es transformado en la misma sangre de Cristo.  Esta es una teoría aceptada por Roma, como un dogma (1215), en un intento de explicar las declaraciones de Cristo: "Este es mi cuerpo" y "Esta es mi sangre" (Marcos 14:22-24).

¿Es bíblico este concepto? Hay algunas Escrituras, que si se interpretan estrictamente en su forma literal, indicarían que la presencia de Cristo “está realmente” en el pan y el vino. Como ejemplo tenemos Juan 6:32-58; Mateo 26:26; Lucas 22:17-23; y 1 Corintios 11:24-25. El pasaje que se señala más frecuentemente es el de Juan 6:32-58, especialmente los versos 53-57, “Jesús les dijo: De cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.”

Esta Escritura lleva a muchos a interpretación literal, y lo aplican a la Cena del Señor. Pero estas palabras de Jesús son figurativas o simbólicas.

¿Cómo saber la interpretación correcta? Jesús hizo muy obvio lo que quiso decir. En Juan 6:63 declara, “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Jesús establece que Sus palabras son “espíritu”. Jesús estaba usando conceptos físicos, como el comer y el beber, para enseñar una verdad espiritual. De la misma manera que el consumir físicamente comida y bebida mantiene nuestros cuerpos físicos, de igual manera nuestras vidas espirituales son salvadas y construidas al recibir a Jesucristo por gracia a través de la fe. El comer la carne de Jesús y beber Su sangre son los símbolos de haberle recibido total y completamente en nuestras vidas.

Las Escrituras declaran que la Cena del Señor es un memorial del cuerpo y la sangre de Cristo (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24-25), y no Su sangre y ni Su cuerpo físico. Cuando Jesús estaba hablando en Juan capítulo 6, aún no había tenido lugar la Última Cena con Sus discípulos, en la que Él instituyó la Cena del Señor.

La razón principal por la que la transustanciación debe ser rechazada es porque se ve como un “re-sacrificio” de Jesucristo por nuestros pecados, o como una “re-ofrenda / re-presentación” de Su sacrificio. Esto está directamente en contradicción a lo que dice la Escritura; Jesús murió “una sola vez” y no necesita ser sacrificado nuevamente (Hebreos 10:10; 1 Pedro 3:18). Hebreos 7:27 declara, “que no tiene necesidad cada día como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo (Jesús) UNA VEZ para siempre, ofreciéndose a Sí mismo.”

La transustanciación es doctrina totalmente anti bíblica, o sin fundamento escritural. Es un concepto filosófico y dogmático, usado por primera vez en la carta Cum Marthae Circadel -Papa Inocencio III- de 29 de noviembre de 1202. Recogido por el Concilio de Trento en el Decreto sobre el sacramento de la Eucaristía, en la 13ª sesión de 11 de octubre de 1551. El Concilio Vaticano II (1962-1965) la reafirmó.

Es imposible que el cuerpo de Cristo se convierta en pan y nosotros lo mastiquemos; ni tampoco que su sangre se convierta en vino, para nosotros tragarla.  Jesús hizo y sigue haciendo milagros, pero ese “milagro” ni ocurre ni ocurrirá.

Cualquier dogma que intenta colocar, en un sentido literal, la “presencia real” de la carne y la sangre de Cristo es el resultado de malentender el lenguaje de la Escritura.  Existe una figura llamada metáfora, la cual es una imagen dramática, que compara una cosa con otra, siendo representada figuradamente como la misma cosa; y el Salvador empleó muchos simbolismos como este.

El hecho que Jesús instruyera a Sus discípulos a participar de la Cena del Señor “en memoria” de Él (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24) implica que Él no estaría presente físicamente en la celebración de la comunión.

Gran cantidad de evidencia muestra la verdad. En conclusión, la transustanciación –en la cena del Señor- es un ritual sin fundamento bíblico.

 Aun hay tiempo para recibir una enseñanza nueva y verdadera!

Dios te bendiga!

WMV 13.5.15


(P.D: Es una recopilación de varios conceptos y trabajos leídos en la red)

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

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