Enunciado: “Puesto
que Cristo nuestro Redentor dijo que
era verdaderamente su sangre y su cuerpo que se ofrecían bajo las especies de pan
y vino; por la consagración del pan y el vino, se efectúa un cambio de toda la
sustancia. Del pan en
la sustancia del cuerpo de Cristo; del vino en la sustancia de su sangre. A
este cambio, le llaman la transustanciación.”
Se ha enseñado que una vez que un sacerdote, bendice el pan en la Cena del Señor, éste se transforma en la misma carne de Cristo; y cuando bendice el vino, éste es transformado en la misma sangre de Cristo. Esta es una teoría aceptada por Roma, como un dogma (1215), en un intento de explicar las declaraciones de Cristo: "Este es mi cuerpo" y "Esta es mi sangre" (Marcos 14:22-24).
¿Es bíblico este concepto? Hay algunas Escrituras, que si se interpretan
estrictamente en su forma literal, indicarían que la presencia de Cristo “está
realmente” en el pan y el vino. Como ejemplo tenemos Juan 6:32-58; Mateo 26:26; Lucas 22:17-23; y 1 Corintios 11:24-25. El pasaje que se
señala más frecuentemente es el de Juan 6:32-58, especialmente los versos 53-57, “Jesús les dijo: De cierto
os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera
comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre,
en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el
Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.”
Esta Escritura lleva a muchos a interpretación literal, y lo aplican a la Cena del Señor. Pero estas palabras de Jesús son figurativas o simbólicas.
¿Cómo saber la interpretación
correcta? Jesús hizo muy obvio
lo que quiso decir. En Juan 6:63 declara, “El espíritu es el que da vida; la carne para nada
aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Jesús
establece que Sus palabras son “espíritu”. Jesús estaba usando conceptos
físicos, como el comer y el beber, para enseñar una verdad espiritual. De la
misma manera que el consumir físicamente comida y bebida mantiene nuestros
cuerpos físicos, de igual manera nuestras vidas espirituales son salvadas y
construidas al recibir a Jesucristo por gracia a través de la fe. El comer la
carne de Jesús y beber Su sangre son los símbolos de haberle recibido total y
completamente en nuestras vidas.
Las Escrituras declaran que la Cena del Señor es un memorial del cuerpo y la sangre de Cristo (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24-25), y no Su sangre y ni Su cuerpo físico. Cuando Jesús estaba hablando en Juan capítulo 6, aún no había tenido lugar la Última Cena con Sus discípulos, en la que Él instituyó la Cena del Señor.
La razón principal por la que la transustanciación debe ser
rechazada es porque se ve como un “re-sacrificio” de Jesucristo por nuestros
pecados, o como una “re-ofrenda / re-presentación” de Su sacrificio. Esto está
directamente en contradicción a lo que dice la Escritura; Jesús murió “una sola
vez” y no necesita ser sacrificado nuevamente (Hebreos 10:10; 1 Pedro 3:18). Hebreos 7:27 declara, “que no tiene necesidad cada día
como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios
pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo (Jesús) UNA VEZ para
siempre, ofreciéndose a Sí mismo.”
La transustanciación es doctrina totalmente anti bíblica, o
sin fundamento escritural. Es un
concepto filosófico y dogmático, usado por primera vez en la carta Cum Marthae Circadel -Papa
Inocencio III- de 29 de noviembre de
1202. Recogido por el Concilio de Trento en el Decreto sobre el
sacramento de la Eucaristía, en la 13ª sesión de 11 de octubre de 1551. El
Concilio Vaticano II (1962-1965) la reafirmó.
Es imposible que el cuerpo de Cristo se convierta en pan y
nosotros lo mastiquemos; ni tampoco que su sangre se convierta en vino, para
nosotros tragarla. Jesús hizo y sigue
haciendo milagros, pero ese “milagro” ni ocurre ni ocurrirá.
Cualquier dogma que intenta colocar, en un sentido literal, la “presencia real” de la
carne y la sangre de Cristo es el resultado de malentender el lenguaje de la
Escritura. Existe una figura llamada metáfora, la cual es una imagen
dramática, que compara una cosa con otra, siendo representada figuradamente como la misma cosa; y el Salvador
empleó muchos simbolismos como este.
El hecho que Jesús instruyera a Sus discípulos a participar
de la Cena del Señor “en memoria” de Él (Lucas 22:19; 1 Corintios 11:24)
implica que Él no estaría presente físicamente en la celebración de la
comunión.
Gran cantidad de evidencia muestra la verdad. En conclusión,
la transustanciación –en la cena del Señor- es un ritual sin fundamento
bíblico.
Aun hay tiempo para recibir
una enseñanza nueva y verdadera!
Dios te bendiga!
WMV 13.5.15
(P.D: Es una recopilación de varios conceptos y trabajos
leídos en la red)
No hay comentarios:
Publicar un comentario