Efesios 6.10-13 “Por
lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos
de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo. 12 Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por
tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar firmes.”
En el momento que una persona recibe a Cristo como Salvador,
inicia una batalla. El enemigo está decidido a destruir el testimonio de los
creyentes. Pero Dios ha provisto un arma poderosa para quienes le sirven —el
poder de su Hijo que fluye a través de ellos.
El poder de Cristo es supremo. Satanás, con toda su fuerza
demoníaca, no puede lanzarnos nada capaz de rivalizar con el poder sobrenatural
del Señor Jesús. Sin embargo, las tentaciones y las pruebas
dejan al descubierto nuestras debilidades cuando preferiríamos ser fuertes.
Esa es una razón por la que la naturaleza se rebela contra la adversidad y
trata de evitarla.
Dios quiere que vivamos armados con el poder
del Salvador para que podamos vencer las dificultades
de la vida. Pero Él nos promete su poder solo cuando deponemos nuestro orgullo
y reconocemos que somos demasiado débiles para la batalla (2 Corintios 12.9). El
poder de Jesús está disponible para que sus seguidores podamos soportar los
conflictos victoriosamente.
El mundo nos desafía a mantener la apariencia de que podemos
manejar nuestros problemas sin la ayuda de Dios. Por eso, la orden dada a los
cristianos puede parecer extraña para quienes los observan. Sin embargo, la arrogancia
no trae bendición, sino confusión, distanciamiento
del Señor, y fracaso. Si queremos ser victoriosos, no
podemos enfrentar al enemigo solos.
Hasta que nuestra vida se termine o el Señor Jesucristo
regrese, estamos trabados en una batalla con Satanás. Pero no tenemos nada que
temer. Cuando dependemos del Señor, somos llenos de poder y fortaleza.
(De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario