Salmos
119.105 “Lámpara es a mis pies
tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
Las lámparas eléctricas no se inventaron hasta el
siglo XIX, por lo que viajar de noche, en el siglo I, fue bien inseguro. Para trasladarse
en la oscuridad, los viajeros llevaban consigo linternas que iluminaban el área
delante de ellos, pero su visión seguía siendo limitada. No en vano el salmista
dijo, acerca de la palabra de Dios, que era lámpara a sus pies, y lumbrera a
su camino.
¿Te imaginas cuan profunda es la oscuridad sin ninguna luz alrededor? Una comunidad rural como la que escuchó a Cristo, mientras predicaba el Sermón del monte, sí que entendió el sentido de dirección que puede ofrecer una ciudad que brille en la distancia.
El
Señor llama a sus seguidores a ser la luz del mundo, y ciudad resplandeciente sobre un monte (Mt 5.14). Recuerda que, en la
oscuridad, toda luz se vuelve más brillante.
Cuando te encuentres buscando dirección en tu vida espiritual, piensa en la Palabra de Dios como esa luz a tus pies, que te puede ayudar a orientarte perfectamente.
Si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor (Lucas 11.36).
Mientras vivas en esta tierra necesitarás la luz que te ofrece Jesucristo. Porque solamente cuando llegues a la Patria Celestial no tendrás necesidad de luz; ni siquiera de sol, porque Dios, el Señor mismo, será tu luz más resplandeciente… por los siglos de los siglos (Apocalipsis 22:5). ¡Aleluya!
¡Feliz día. Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)