Romanos 3.21-25 “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como sacrificio por medio de la fe en su sangre”.
La condición pecaminosa humana presenta un serio problema: Quizás te preguntas ¿cómo puede Dios, siendo santo y justo, perdonarnos? Si actúa con justicia, nos toca castigo eterno; si extiende Su misericordia, nadie pagaría su pena, y Dios dejaría de ser justo. ¿Entonces?
Solo había una forma en que Dios podía mantenerse fiel a su naturaleza, y perdonarnos. ¿Solución? derramar su ira sobre un sustituto. Así, la pena por el pecado sería pagada, y Él podría extender Su misericordia a ti y a mí, que somos pecadores.
Por esa razón, Cristo vino como nuestro sustituto: tomó el castigo por nuestros pecados, y nos permitió recibir la misericordia del Padre. Por eso, cuando una persona cree en el Señor Jesús, puede ser justificada, es decir, declarada inocente… Esa es la mayor demostración del amor de Dios por nosotros!
¿Puedes imaginarte el costo de tu salvación? El plan del Padre y la cooperación de su Hijo demuestran el gran valor tuyo ante sus ojos.
A vista del Señor, vales todo el dolor y el sufrimiento que fueron necesarios para asegurar tu presencia eterna con Él en la Patria Celestial!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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