Salmos 105.1-5, 7 “Alaba a Jehová, invoca su nombre; da a conocer sus obras en los pueblos. Cántale salmos; habla de todas sus maravillas. Gloríate en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Busca a Jehová y su poder; busca siempre su rostro. Acuérdate de las maravillas que Él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca. Él es Jehová nuestro Dios; en toda la tierra están sus juicios”.
¡Cuando agradeces a Dios lo glorificas y te beneficias! No es que Él necesite eso, pero al agradecerle, te vuelves menos egoísta.
Agradecer REENFOCA tu atención. La vida
está llena de distracciones, que hacen difícil notar todo lo que Dios hace. Reenfócate en el Señor, ¡dale gracias por Su
fidelidad!
Agradecer REDUCE tu ansiedad. Cuánta
gente vive con preocupación constante. La
receta perfecta es traer tus ansiedades a Dios, dándole gracias, y trasladando
tus cargas a Él. Su paz vendrá a ti.
Como dice en Filipenses 4.6-7, por nada estés afanoso, dale a conocer tus peticiones a Dios; ora, ruega, agradece. Y Su paz guardará tu corazón y pensamientos en Cristo.
Agradecer RENUEVA tus relaciones. Te enseña que la vida cristiana no solo tiene que ver contigo y tus necesidades (eso se llama egoísmo). Eres renovado cuando te enfocas en Dios.
Agradecer REFUERZA tu Fe. Y te ayuda a salir del pozo del desánimo. También te fortalece espiritualmente.
Cuando estés abrumada, por la razón que fuere (enfermedad, economía, problemas diversos…), es probable que no quieras dar gracias a Dios, pero es bueno que aprendas a valorar todo lo que el Señor ya ha hecho por ti, lo que es más que suficiente para cambiar tu actitud y resplandecer.
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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