Ester 6.1-5, 10 “…se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia. Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero. Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él. Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada. Y los servidores del rey le respondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Que entre. Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho”.
Quien está muy ocupado se le dificulta escuchar la voz de Dios. Aunque Él pudiera estar llamando su atención. El libro de Ester nos da ejemplo de eso.
El rey Asuero no podía dormir, dio orden que trajeran el libro de las memorias, y se lo leyeran. Ahi se enteró de un complot de asesinato en su contra, que había sido evitado por Mardoqueo. Y el rey hizo planes para honrarlo.
Algo que Asuero no sabía, era que Amán, uno de sus asesores, quería ahorcar a Mardoqueo, y exterminar al pueblo judío. Como resultado de esa “falta de sueño” Mardoqueo y el resto de los judíos se salvaron. Una noche de inquietud hizo la diferencia. Era Dios llamando su atención.
Si te pasa algo
así, pregúntale al Señor: ¿Qué quieres
decirme? Descubrirás que Dios puede
hablarte en tu inquietud.
¡Feliz domingo. Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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