Predicar el Evangelio de Salvación, para Vida Eterna en Cristo Jesús! Te recuerdo que conocer la verdad e ignorarla, te puede condenar.
martes, 30 de junio de 2015
lunes, 29 de junio de 2015
“La Dependencia de la Fuente”
Jeremías
2.13 “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas
que no retienen agua.”
Para quienes
creemos en Jesús, el contentamiento debe estar presidido por una actitud
interior y por las decisiones que tomemos, no por las circunstancias externas.
Pablo lo había aprendido, y por eso era capaz de tener gozo y paz en cualquier
tipo de situación —tanto si estaba rodeado de amigos o aislado en una prisión
romana; tanto en abundancia como en gran necesidad.
El apóstol entendía lo que significaba
vivir en Cristo, y tener a Cristo viviendo en él (Juan
15.1-9; Gálatas
5.22-23). Había tomado la sencilla pero profunda decisión de hacer depender
su vida del Señor; como resultado, tenía la tranquila seguridad de que lo que
poseía en su interior nunca podría serle robado. Estaba confiado en su
identidad como hijo de Dios, con pleno acceso a la vida abundante que Jesús
ofrece.
Quiero invitarte esta
semana —cuando algo amenace con robarte tu contentamiento— que elijas depender de Dios; decidas dejar de depender de otras fuentes y de tratar de
tener el control. Cuando te dés cuenta de que algo te está poniendo
nervioso, ansioso o enojado, di: “Señor, tú eres mi fuente, y dependo de
ti para ser amable. Dependo de ti para que me des el perdón que necesito
brindar en este momento. Dependo de ti para el amor que necesito expresar”. Esta
decisión es un asunto de sencilla confianza.
Observe cómo Dios
aquietará tu espíritu y te dará confianza cuando dependas de Él solamente. Te sorprenderás de tu
propia actitud; cuando tu respuesta sea interna —no superficial— el Señor
Jesús te dará la capacidad para responder como Él lo haría.
(De
Encontacto.org)
(TPSH 270922)
viernes, 26 de junio de 2015
“Servir a Dios con un Corazón Dócil”
Meditación 26.6
Jonás 4 Les
resumo el capítulo, pero léanlo, por favor: Jonás se
apesadumbró y enojó en extremo, oró a Jehová reclamando porque -en su clemencia
y misericordia- había perdonado a Nínive, porque sabiendo él esos atributos de Dios,
es que rechazó irles a llevar el mensaje, por lo que huyó a Tarsis. También le
pedía que le quitara la vida; le era mejor morir. Jehová
le preguntó si hacía bien en enojarse tanto. Jonás, al salir de la
ciudad, acampa en un lugar, sentándose a la sombra de una enramada, hasta ver qué
acontecería en la ciudad. Dios preparó una calabacera, la cual creció sobre
Jonás, le hizo sombra, y le libró de su malestar; y Jonás se alegró grandemente
por la calabacera.
Pero al venir el día, Dios preparó un gusano que secó la
calabacera. Luego de salido el sol, preparó un recio viento, el sol hirió a
Jonás en la cabeza, y se desmayaba...deseaba morir. Entonces
dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió que
mucho, hasta la muerte. Y dijo Jehová a Jonás: Tuviste tú lástima de la
calabacera, en la cual no trabajaste, ni la hiciste crecer; y que en una noche
pereció, ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, donde hay
más de 120 mil personas que no saben discernir entre su mano derecha e
izquierda, y muchos animales?
Lo que la mayoría de las personas saben acerca de
Jonás, es que fue tragado por un gran pez, al tratar de huir de Dios. Pero
en el vientre del animal se comprometió a obedecer la voluntad del Señor.
Después que el profeta obedeció, hubo un inesperado giro de
los acontecimientos. Atravesó la ciudad, alertando a la gente sobre la ira
divina —y las personas de Nínive se apartaron del pecado. La respuesta de los
ninivitas debía haber dejado encantado a Jonás. Pero en vez de eso, se lamentó
de que se arrepintieran y de que Dios tuviera misericordia de ellos, ya que
Nínive e Israel eran enemigos desde hacía mucho tiempo. De hecho, dijo con
enojo que había huido a Tarsis precisamente para evitar tal escenario de
arrepentimiento y perdón.
Jonás se disgustó porque su corazón estaba tan duro como
cuando había huido a Tarsis. Al estar atrapado dentro del pez, cambió de
opinión y decidió obedecer la orden del Señor. Expresó su voluntad de hacer
todo lo que Dios quisiera, pero en su corazón todavía deseaba la destrucción de
los ninivitas. A pesar de haber hecho lo correcto, su resentimiento era
evidente.
Tal vez el Señor le ha llamado a usted a servirle en algo que
le resulta difícil; de manera que ore pidiendo un corazón dócil para
obedecer. Encontrará paz y bendición al hacer el trabajo, si obedece al Señor
sin vacilar.
(De Encontacto.org)
jueves, 25 de junio de 2015
¿Cómo Reaccionas al Enfrentar una Crisis?
El primer elemento es: Tener presente que todo lo que ocurre, Dios lo usa para nuestro crecimiento y bien. La clave es: Una reacción correcta.
Dios quiere fortalecernos mediante la crisis... Se escucha raro, verdad? Pudiera ser que Dios nos ha estado advirtiendo, pero no le hemos puesto la atención debida; y entonces es necesario atraernos mediante Su mano o métodos fuertes.
Dice Romanos 8.28 “...a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Destaco el hecho de que los que aman a Dios son sus hijos legítimos, porque obedecen a Su Palabra); y como todo ayuda a bien, hay que ver -aún la más dolorosa crisis- con los ojos y el corazón puestos en Dios; y analizar no el por qué ha ocurrido, sino con que propósito Dios lo ha permitido; tomando en cuenta que cada crisis llevará a descubrir -o dará pistas- lo que Dios está haciendo en tí.
Ah, algo bien importante es lo que dice en Salmos 103.19 “...su reino domina sobre todos“. Nada se escapa a su dominio. Él está en control de todo lo que ocurre, pero si no lo crees así, razones tienes para sentir temor. No siempre comprenderás el por qué Dios actúa en la forma que lo hace, ahora bien, en Isaías 55.8 nos recuerda que sus pensamientos no son los nuestros; ni nuestros caminos, sus caminos.
Si nos enfocamos en el por qué nos ocurren las cosas, nos perdemos la oportunidad de ver el objetivo de Dios; y peor aún, nos convertimos en jueces para con Él. Juzgar a Dios, nunca debe ser una actitud en nosotros -aunque si podemos decirle lo mal que nos sentimos; pues tenemos derecho a enojarnos, pero no a olvidar que es Él el que tiene el control y "domina sobre todos". Aprendamos a poner nuestra confianza en Dios, y no en la crisis que estemos pasando.
Enfócate en el Padre, para no desviarte de su plan trazado para ti. Todo lo que Él nos hace o permite, está envuelto por su amor incondicional y más grande que todo el que tú hayas conocido.
Que las crisis te desenfocan, confunden y atribulan en gran manera: Hace falta más tiempo y comunión con el Padre, más oración e incremento de tu fe.... Es preciso revisar esas acciones en tu vida.
Haz una mirada retrospectiva, piensa en las tantas cosas que Dios ha hecho por ti en tu pasado; de cuantas crisis anteriores te ha sacado...Haz memoria de cómo Dios actuó, y de cuál fue tu visión... De cómo Dios lo hizo!
Dios te prepara constantemente para lo que habrá de venir, moldea tu carácter para que seas cada vez más parecido/a a su Hijo.
Aprovecha cada adversidad para seguir creciendo en tu andar cristiano. Sométete a toda circunstancia...Todo obra para bien.
Demuestra confianza y agradecimiento al Padre... Aún en la crisis se puede!
Dios te bendiga!
WMV
25.6
“Lecciones del Profeta Jonás”
Meditación 25.6
Jonás 1 Les
invito a leer el capítulo completo en la Biblia, pero aquí les hago un resumen:
Jehová habló a Jonás y le ordenó ir a la ciudad de Nínive, a pregonar sobre su
maldad. Jonás en vez de ir a Ninive, se va a Tarsis. Se levanta una gran tempestad,
y se piensa que la nave se partiría. Los marineros -con temor-clamaban a su
dios, y echan al mar los enseres de la nave, para descargarla. A Jonás -dormido- en la parte de abajo de la nave, se le acerca el patrón de la nave a decirle
que se levantara y clamara a su Dios; que quizá él tendría compasión de ellos y
no perecerían. No obstante los de la embarcación echan suerte a fin de
saber por quién les ha venido este mal, dando a Jonás como responsable. Estos
piden explicación a Jonás, quien ofrece sus detalles, entre los que menciona
ser hebreo y que teme a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la
tierra. Ellos supieron que Jonás huía de la presencia de Jehová, ya que se lo
había dicho. Se preguntaron qué hacer con Jonás para que el mar se aquietara
–tirarlo al mar fue la opción. Ya que por su causa había venido la tempestad, la cual era
cada vez más intensa. Ellos clamaron a Jehová y rogándole no perecer,
deciden lanzar a Jonás; y el mar se aquieta. Ellos
temieron a Jehová, ofrecieron sacrificio, e hicieron votos. Pero Jehová tenía
preparado un gran pez que tragase a Jonás; estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches...
Las órdenes del Señor son claras -Él
dice a los creyentes cuándo actuar, dónde ir y qué hacer. También da los medios
para obedecer sus instrucciones. Al profeta Jonás se le dijo que saliera de
inmediato a cierta ciudad para advertirlos: “De aquí a 40 días Nínive será
destruida” (Jonas3.4).
Pero, en vez de eso, hizo algo ridículo (y muy humano). Huyó.
Puesto que era un profeta, podemos dar por sentado que Jonás
había estudiado las Sagradas Escrituras y conocía a Dios de manera personal.
Aun así, el disgusto por la tarea nubló su juicio, y se convenció de que podía
huir de la presencia del Señor. Jonás estaba equivocado. Dios envió una gran
tormenta, y lo aisló durante tres días dentro de un pez apestoso. En otras
palabras, el Señor no cedió hasta que el profeta aceptó cumplir la tarea
asignada.
Jonás aprendió que huir del Señor no nos exime de sus
órdenes. Si nos negamos a obedecer o decidimos seguir nuestro propio plan, no
podremos silenciar su llamado. Nuestro Padre celestial no olvidará una orden,
ni cambiará de opinión en cuanto a ella; por tanto, el Espíritu Santo seguirá
aguijoneándonos hasta que hagamos lo que el Señor nos mandó a hacer.
(De Encontacto.org)
miércoles, 24 de junio de 2015
“Esperemos Conflictos”
Meditación 24.6
2
Corintios 4.5-10 “Porque no nos predicamos a
nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos
por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese
la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Pero tenemos este
tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de
nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas
no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús,
para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.”
Contrariamente a la popular pero incorrecta enseñanza
teológica, la salvación no garantiza una vida fácil. Es tentador
presentar el cristianismo como un refugio seguro que nos ayuda a recibir
alegrías y bendiciones, pero no dificultades. Esa clase de religión
puede venderse bien en el mercado del mundo, pero no es auténtica.
La verdad es que los cristianos no podemos escapar del
conflicto. Los principios bíblicos que valoramos le parecen una estupidez a
los no creyentes. Pero la defensa de nuestra fe y el anuncio del evangelio,
aunque traiga críticas o la ira de quienes lo escuchan, la
Biblia aconseja que no guardemos silencio (Mateo 5.14, 15).
De hecho, debemos aceptar de buena gana el desacuerdo como una manera de
crecer en la fe.
Nuestra fe tiene el nombre que tiene porque Jesucristo
estuvo en el centro de la controversia durante su ministerio, y muy
probablemente a lo largo de toda su vida. Es por eso que la Biblia lo
presenta con tanta frecuencia escabulléndose para pasar tiempo a solas con el
Padre; y así buscar dirección y recibir fuerzas.
Aunque Jesús era plenamente
Dios, también era plenamente humano. Conoció el dolor del rechazo y el sabor
del temor, al igual que nosotros (Hechos 4.15).
(De
Encontacto.org)
martes, 23 de junio de 2015
“Moldeados por el Maestro”
Meditación 23.6 |
Jeremías 18.1-6 “Palabra de Jehová que vino a Jeremías,
diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí
te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del
alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y
la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo
otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces
vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo
hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí
que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh
casa de Israel.”
En el pasaje bíblico de hoy, Dios nos enseña acerca de
su relación con sus hijos. Dice que Él hará con nosotros lo que hace un
alfarero cuando trabaja con arcilla; y que, al igual que la arcilla, estamos en
sus manos.
Dios nos trata de dos maneras:
1. Nos moldea a imagen de su Hijo
Jesucristo.
2. Nos moldea para que colaboremos en
la edificación de su reino.
Nuestra parte, como la arcilla, es someternos a su
propósito. Como el Alfarero, Él puede quitar algo de nuestra vida, acelerar el
ritmo hasta que nos sintamos fuera de control o rehacer drásticamente nuestra
manera de vivir para que vayamos en una dirección distinta. Nuestra
responsabilidad es aceptar cualquier cambio del Maestro Alfarero.
Podemos hacer esto con confianza, porque estamos en las
manos de Dios. La Biblia las describe como:
• Manos creativas cuyo experto trabajo se ve en la
naturaleza.
• Manos llenas de justicia.
• Las manos que dan y quitan vida.
• Manos fuertes y poderosas que rescataron a Israel de Egipto, y a nosotros de
la esclavitud del pecado.
• Manos que nos protegen.
• Manos que fueron perforadas para que pudiéramos ser hechos nuevos.
Cuando pensamos en que somos arcilla en las manos del
Alfarero, y en las diferentes formas que Él trata con nosotros, podemos
descansar sabiendo que “en sus manos” es exactamente el lugar en que queremos
estar.
(De Encontacto.org)
sábado, 20 de junio de 2015
“Influencia Mediante el Ejemplo”
Meditación
20.6
Tito 2.1-8 “Pero
tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes,
sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las
ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas
del vino, maestras del bien; que enseñen a las
mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a
ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos,
para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta
asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote
tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad,
seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo
que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.”
Los
padres del Antiguo Testamento sirven como advertencia a los padres de hoy en
cuanto a la influencia de un buen ejemplo para los hijos.
Muchos hombres de
Dios fueron un fracaso como padres, y sus hijos pagaron un precio muy alto. Los
hijos de Jacob imitaron su conducta manipuladora. El rey David descuidó la
disciplina, y como resultado, varios de sus hijos se involucraron en
actividades infames. Su heredero, Salomón, fue igualmente un padre deficiente,
cuyo hijo fue clave en la división del reino.
A
pesar de su fe, Jacob, David y Salomón no fueron tan buenos padres, y esto lo vemos en sus ejemplos bíblicos. Pero los evangelios mencionan a un hombre cuyos hijos son un buen reflejo de
sus cualidades como padre. No hay detalles específicos que permitan saber cómo
crió Zebedeo a los discípulos Jacobo y Juan, pero él es importante porque hizo
lo que muchos creyentes tratan de hacer hoy: criar hijos que obedezcan a Dios.
La formación que dio Zebedeo a sus hijos los preparó para una vida de comunión
estrecha con el Mesías. Es razonable suponer que Zebedeo fue un modelo de
disciplina, de respeto a la autoridad y de perseverancia, porque sus hijos
demostraron tales cualidades al seguir a Jesucristo.
Sus
hijos reflejarán las cualidades que observen en usted. Sus niños ven más allá
de cualquier falsa apariencia. Ven su actitud en cuanto a su trabajo, la manera
cómo habla de los demás, y su respuesta a las circunstancias difíciles. ¿Qué
clase de ejemplo ven sus hijos?
(De Encontacto.org)
viernes, 19 de junio de 2015
“Nuestro Padre Bueno y Poderoso
Meditación 19.6
Es fácil pensar que nuestros problemas no son importantes a
los ojos de Dios, pero Él no lo ve así en absoluto. Lo que nos concierne a
nosotros le concierne a Él. Si nosotros, al igual que Josafat, acudimos al
Señor y proclamamos su poder, Él intervendrá. Y no
importa cuán grandes sean nuestros problemas, Dios es más grande.
2 Crónicas 20.1-4
“Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de
Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. 2 Y
acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran
multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar,
que es En-gadi. 3 Entonces él tuvo temor; y Josafat
humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. 4 Y
se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las
ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.”
Todo el mundo enfrenta retos en la vida. Ya sea que nuestras
luchas tengan que ver con dinero, trabajo, relaciones interpersonales o salud,
podemos estar seguros de que nadie está exento de ellas. Por fortuna, servimos
a un Dios que está interesado en nuestros problemas, y que es capaz de
encargarse de ellos.
Cuando los problemas amenazan, la oración debe ser el primer
paso. Josafat, el rey de Judá, enfrentó un reto enorme. Tres tribus
diferentes —moabitas, amonitas y meunitas— le hicieron la guerra
simultáneamente. La mayoría de los líderes se habrían derrumbado bajo una
presión así, o al menos tomado medidas drásticas, pero Josafat era un líder
sabio. Aunque tenía temor, no se lanzó contra sus enemigos. En vez de eso,
“decidió consultar al SEÑOR” y proclamó un ayuno en todo el país (2 Crónicas 20.1-3).
Josafat sabía también que Dios, quien era más poderoso que
cualquier problema terrenal, había hecho cosas milagrosas a favor de Abraham,
Isaac, Jacob, Moisés y David. Ese mismo Dios también lo ayudaría a él en su
momento de necesidad. Nunca debemos subestimar el interés del Señor por
nuestros asuntos. Él ayudó a nuestros antepasados bíblicos, y puede —y
podrá— ayudar a sus hijos hoy.
(De Encontacto.org)
jueves, 18 de junio de 2015
"Oraciones no Contestadas"
Esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier
cosa conforme a Su voluntad, El nos oye.1 Juan 5:14
Que Tus ojos estén abiertos noche y día hacia esta casa, hacia el lugar del
cual has dicho: 'Mi nombre estará allí,' para que oigas la oración que Tu
siervo haga hacia este lugar.1
Reyes 8:2
Hay oraciones que Dios no nos contesta. Todos hemos hecho peticiones que jamás recibimos. Cuando era adolescente me emocioné con el versículo bíblico que afirma que todo lo que pidamos en oración creyendo lo recibiremos. Al lado de mi casa vivía un amiguito a quien sus padres regalaron un tren eléctrico como el que yo siempre deseé tener. Pero mis padres no podían comprarlo. Entonces comencé a pedírselo a Dios y como sabía que Él no tenía limitaciones, le pedí uno mucho más grande que el de mi vecino. De más está decir que Dios no me lo concedió.
La promesa no es que vamos a lograr todos nuestros antojos con solo pedírselos a Dios. Algunos creyentes piensan que sí, que pueden darle órdenes a Dios y él obedece. Debemos cuidarnos de caer en ese error tan común en estos tiempos. Algunos dicen que el Señor les da tanto que los malcría. ¡Cómo si Dios no supiera educar a sus hijos! Él dice, “clama a mí y yo te responderé” pero eso no significa que la oración es una varita mágica que todo lo que toca se convierte en lo que deseamos. Del mismo modo que la Biblia enseña que Dios concederá nuestras peticiones evidencia que a veces no lo hará, aunque nuestras peticiones sean sinceras y aunque lo que pidamos sea justo y necesario a nuestra manera de ver.
Pablo pidió intensamente al Señor la liberación de un sufrimiento al cual llamaba “un aguijón clavado en mi carne”. No sabemos a qué se refería con esas palabras, pero era tan horrible que Pablo lo consideraba un mensajero de Satanás que lo abofeteaba. Sin embargo Dios no le libró del aguijón. La respuesta que recibió del Señor es sorprendente: “Bástate mi gracia”. Con ello el Señor quiso decirle que contrariamente a lo que pensaba, él podía ser útil y eficiente a pesar de sus limitaciones y sufrimientos. De otro modo podía volverse orgulloso e inútil.
Cuando Dios nos niega una petición no debemos sentirnos defraudados, sino protegidos. Él sabe lo que nos conviene porque nos conoce mejor que nosotros mismos. Nuestra visión espiritual a veces es tan corta que no comprendemos cuánta bondad hay encerrada en las peticiones que Dios nos niega. No podemos dudar de su amor porque las cosas no nos salgan como deseamos. Pablo aprendió a vivir con su aguijón. ¿No podemos hacerlo tú y yo?
¡Dios les bendiga!
Pr. Alberto I. González Muñoz. Congregación León de Judá
De http://bendicion.info/d1/es/node/293780 .
“Tenga Claro lo Que Cree”
Meditación 18.6
1 Pedro 3.13-16 “¿Y
quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas
también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados
sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino
santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre
preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que
os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo
buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores,
sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.”
Ayer hablamos sobre la divinidad de Jesús, y de quienes la
reconocieron mientras estuvo en la Tierra. Aunque hablar de nuestra fe con
los demás es importante, hacerlo no siempre es fácil. Algunas personas
afirman que lo que creen no es importante. De hecho, algunos hasta niegan la
existencia de Dios. Pero nuestras convicciones son importantes, pues son la
base de nuestro carácter, conducta y decisiones.
Por ejemplo, una persona que llega a la conclusión de que
ni Dios ni la eternidad existen, vivirá para el momento. En
cambio, alguien que tiene fe en el Señor y cree en su promesa del cielo, tendrá
un estilo de vida y un propósito totalmente diferentes.
Lo que creemos es esencial...nuestra salvación depende de ello.
En Juan 8.24, Jesús hizo una profunda declaración en cuanto a este tema: “Si
no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”.
La Biblia es clara: Todos
hemos pecado, y por naturaleza estamos separados de Dios (Romanos 3.23).
El castigo por el pecado es la muerte, que es la separación eterna de Dios.
Pero el Padre, por su amor y su misericordia, envió a su Hijo para morir en
nuestro lugar.
Toda persona que cree en
Jesús (y le da potestad como su Señor), es
perdonada y recibe el regalo de la salvación.
Hablar a otros de Jesús no exige palabras
altisonantes o citas bíblicas largas. Simplemente, esté listo con una respuesta
si alguien le pregunta acerca de la esperanza que hay en usted ( 1 Pedro 3.15).
(De Encontacto.org)
miércoles, 17 de junio de 2015
“Jesús, el Hijo de Dios”
Meditación 17.6
Lucas 22.66-71
“Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los
principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo: 67 ¿Eres
tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis; 68 y
también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis. 69 Pero
desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios. 70 Dijeron
todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo
soy. 71 Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio
necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.”
Jesús se llamaba a sí mismo, tanto el
Hijo del Hombre como el Hijo de Dios. El primer título enfatizaba su humanidad;
el segundo su deidad. Él es la única persona que fue Dios y hombre a la vez. Al
marcharse del cielo, dejó a un lado su gloria divina y tomó sobre sí el manto
de humanidad (Filipenses 2.6-7).
¿Quiénes reconocieron su naturaleza divina?
Ángeles.
En el nacimiento de Cristo, el ángel Gabriel le dijo a María que ella daría a
luz a un hijo cuyo nombre sería el Hijo de Dios (Lucas 1.26-35).
Dios el Padre.
Cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán, el Padre celestial declaró: “Este
es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3.17),
y más tarde, ordenó a los presentes que le escucharan (17.5).
Satanás y los demonios.
Satanás retó a Jesús a usar sus poderes sobrenaturales para evitar el plan de
Dios. Más adelante en el mismo capítulo, los demonios vieron a Jesús y dieron
alaridos diciendo que Él era el Hijo de Dios (Lucas 4.1-34).
Los discípulos.
Cuando estos hombres vieron a Jesús caminar sobre el agua en medio de la tormenta,
lo adoraron y concluyeron que era el Hijo de Dios (Mateo 14.25-33).
Más tarde, Pedro declaró: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (16.16).
Marta.
Cuando Jesús resucitó a Lázaro, su hermana Marta dijo: “Yo creo que tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo” (Juan 11.27).
El mundo necesita entender quién es
Jesús. ¿A quién puede usted hablar de su divinidad?
(De
Encontacto.org)
martes, 16 de junio de 2015
"La Casa Abandonada"
Una historia cuenta que un
artista iba todos los días hasta su estudio a pie y en medio de su recorrido se
detenía frente a una casa abandonada. Una casa a la que nadie daba valor y para
muchos hasta daba espanto. Estaba en pésimo estado, sin pintura, con las
ventanas cayéndose y con el jardín que parecía más un monte de escombros.
Pero a aquel artista podía vérselo
parado frente a aquella casa mirando por algunos minutos, contemplándola y
después de que observarla bastante seguía su trayecto. Este ritual que el
artista tenía cada vez que iba a su estudio causaba curiosidad porque no se
trataba de una casa bonita ni de una casa antigua bien conservada; pero al
artista le gustaba pararse enfrente de aquel lugar y admirarlo.
Después de algún tiempo la casa fue
puesta a la venta y el artista, que se había pasado tanto tiempo
contemplándola, fue el nuevo propietario del lugar. Semana tras semana, mes
tras mes, aquel horrible lugar fue adquiriendo una nueva apariencia reflejando
el toque de su dueño, hasta que al final, en lugar de la vieja y mal vista
casa, que por muchos años manchara el vecindario, allí estaba una casa muy
blanca de impresionante gracia y belleza.
Era la misma casa, pero ahora con un aspecto
impecable que antes no tenía. Se tornó en centro de atención para toda la
comunidad. Y todo eso, porque un artista la compró y pasó a vivir en ella y
tomar a su cargo la construcción.
Dios hace lo mismo con nuestras
vidas. Como el supremo artista, Él puede ver más allá de las apariencias y
conoce el potencial que hay en nuestras vidas. Tal vez sientes que nadie te da
valor, que te han abandonado o te consideran un caso perdido; pero el Artista
ve más allá de lo evidente y cuando empieza a trabajar en nosotros y poner
su toque personal en nuestras vidas nos da el valor real que tenemos.
Quizás tu vida no ha sido como
quisieras y ahora sientes que no tienes valor, que eres menospreciado por los
demás o que estás en ruinas, pero recuerda los que dice 2 Corintios 5:17: “De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas”.
Dios quiere transformarnos día a día
y convertirnos en su obra maestra. Permite que el Artista trabaje en tu vida y
cumpla el plan para el que fuiste creado.
“Razones Para Asumir Riesgos”
Meditación 16.6
Josué 1.6-9
“Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este
pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de
hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de
ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas
que emprendas. 8 Nunca se apartará de tu boca este libro
de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien. 9 Mira que te mando que
te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas”
En el primer capítulo de Josué, Dios ofrece las palabras de
ánimo más famosas de toda la Biblia. Moisés acababa de morir, y ahora su
sucesor había sido llamado a llevar a la nación de Israel a la Tierra Prometida
—una acción militar que implicaría un gran riesgo. Josué, sin duda, estaba inquieto
por la perspectiva de enfrentarse a un poderoso ejército enemigo. Por tanto, el
Señor le dio palabras de aliento que todavía resultan válidas para nosotros
hoy.
¿Qué habría pasado si Josué se hubiera negado a aceptar esta
intimidante tarea? Lo más probable es que la nación de Israel habría
languidecido en el desierto. Afortunadamente, este líder era un hombre de mucha
fe y valor, y asumió con valentía la causa de Dios.
Al igual que Josué, nosotros enfrentamos obstáculos cada día.
Sin embargo, es en medio de la adversidad que Dios refina nuestra fe (Santiago 1.2-4).
Cuando nos negamos a obedecer al Señor, los resultados son devastadores para
nuestro crecimiento espiritual:
• Impedirá que nos convirtamos en las
personas que Dios quiere que seamos.
• Limitará nuestra
utilidad para el Señor.
• Viviremos dispuestos a
justificar la desobediencia.
• Seremos gobernados por
el temor en vez de la fe.
• Perderemos recompensas
en el cielo, y además bendiciones en la Tierra.
¿Está usted, de alguna manera, rechazando el llamado de Dios?
El Señor es digno de confianza. Sea cual sea el plan de acción que Él tenga
para usted, tenga la confianza de que el Señor le dará la victoria.
(De Encontacto.org)
lunes, 15 de junio de 2015
“Confiar en el Dios de Amor”
Hebreos 8.6-13 “Pero
ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto,
establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero
hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el
segundo. 8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen
días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá
un nuevo pacto; 9 No como el pacto que hice con sus
padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el
Señor. 10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la
mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y
ellos me serán a mí por pueblo; 11 y ninguno enseñará a
su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me
conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. 12 Porque
seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de
sus iniquidades. 13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado
por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer.”
Confiar en Dios es un principio
fundamental en la vida cristiana. Tenemos que aceptar que
Dios es perfecto en amor, infinito en sabiduría y soberano en control. No
entendemos estas verdades en el momento de la salvación; pero las aprendemos
con el tiempo. Sin embargo, de lo que la mayoría de nosotros parece dudar es
del amor que Dios nos tiene. Pero la Biblia nos da 3 pruebas
en las cuales podemos confiar cuando nuestra seguridad comience a flaquear.
El amor es su carácter—La
naturaleza intrínseca de Dios es el amor (l Juan 4.8).
La Biblia también nos dice que Dios es luz, y que no hay tinieblas en Él (1.5).
En otras palabras, Él es perfecto y nunca tratará mal a sus hijos.
El amor en el Calvario—La
muerte expiatoria del Señor Jesús en la cruz por nuestros pecados ofrece evidencia
irrefutable del amor divino. El amor del Padre por la humanidad se reveló
cuando dio a su Hijo para que muriera en nuestro lugar.
El amor en el pacto—Dios
se ha comprometido a hacernos sus herederos (Tito 3.5-7).
Sabemos que cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, nos
convertimos en hijos de Dios. Nos ve como somos —unos pequeñitos que estamos
aprendiendo a conducirnos en nuestro breve hogar terrenal.
Como creyentes que estamos en constante crecimiento, no
podemos confiar en Dios si dudamos de su amor por nosotros. Afortunadamente,
tenemos estas evidencias maravillosas. La naturaleza intrínseca del Padre
celestial es amar, lo que Él demostró en la cruz y sigue haciendo al adoptarnos
como sus hijos.
De Encontacto.org)
viernes, 12 de junio de 2015
“En los Momentos de Prueba”
Meditación 12.6
Génesis 50.18-21
“Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él,
y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. 19 Y les
respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20 Vosotros
pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos
hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21 Ahora,
pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los
consoló, y les habló al corazón.”
Si alguien tuvo muchas oportunidades para estar amargado por
las pruebas de la vida, ese fue José. Sus hermanos lo trataban con desprecio,
aun antes de que lo arrojaran a un pozo. Después, fue vendido como esclavo,
llevado a un país extranjero, culpado de un delito que no cometió, y enviado a
una cárcel —todo eso dentro de un período relativamente corto de tiempo. Pero,
a pesar de las muchas injusticias que sufrió, se convirtió en un hombre con una
celosa ética de trabajo y un espíritu afable.
Es casi imposible entender cómo podía José ser tan
perdonador, pacífico e incluso gozoso. Su secreto para mantener la afabilidad
bajo presión era su mirada constante en Dios. Debió haber pasado muchas horas
recordando las historias de Jacob en cuanto a la fidelidad del Señor para con
su familia, y también las revelaciones divinas sobre su futuro como líder
(Génesis 37.8-9).
Imagine en qué clase de hombre podía haberse convertido José
después de 13 años de sufrimientos e injusticias. Si se hubiera detenido a
pensar todo el tiempo en sus injustas circunstancias, probablemente se habría
vuelto cínico y vengativo. Con una mente llena de planes de escape y de maneras
de vengarse, podía no haber sido un buen trabajador.
Con sus ojos espirituales preparados para ver la gloria de
Dios, José perseveró en sus grandes pruebas. Al final, tuvo el poder para
castigar a sus hermanos por su traición, pero eligió perdonar. Esa decisión
probablemente no fue fácil. Sin embargo, porque José se puso bajo la protección
de Dios, su corazón estaba libre de resentimiento.
(De Encontacto.org)
jueves, 11 de junio de 2015
"El Toque de Jesús"
Meditación 11.6
Marcos 1: 40-42
“Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres,
puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le
tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la
lepra se fue de aquél, y quedó limpio.”
El leproso del pasaje bíblico para hoy, además del dolor de
padecer su grave enfermedad, seguramente hacía tiempo que no recibía un abrazo o
una caricia de nadie. Las noticias que llegan le dicen que Jesús no rechaza a
nadie; que ama a todos y que vive desplegando un derroche de poder sanador y de
amor por cuanta persona se cruza en su camino.
El relato nos dice que no solamente Jesús lo sanó y le dijo
que lo quería sanar (“Quiero, sé limpio” le dijo), sino también previamente
“extendió la mano y le tocó”.
Jesús sabía que el acto de tocar a este leproso
le reportaría la crítica de los fariseos y del pueblo, ya que él mismo podría contagiarse
de la enfermedad y convertirse así en transmisor de este flagelo. También Sabía
que a los fines de lograr la sanidad, no era necesario en absoluto que lo
tocara. Pero en este caso, a despecho de todas las expectativas sociales y
religiosas de sus días, sabe que este hombre no solo necesita sanidad física,
sino también emocional; sentirse querido por alguien, que todavía es una
persona que merece ser tratada como un ser humano y no como un monstruo.
Jesús
entonces, lleno de misericordia, tiernamente extiende su mano, lo toca y le dice
con firmeza y amor la segunda palabra: “Quiero”, y la orden divina, que atesora
todo el poder de Dios: “Sé limpio”.
Así es Jesús. Él puede sanarte de tu lepra de pecado, si la
reconoces y sientes la necesidad de ser limpiado y sanado de tus maldades. Pero
antes que nada, Jesús quiere poner su mano sobre tu hombro, tocarte con su amor
divino y transmitirte la seguridad de que eres su hijo, que vales mucho para
él, que dio su vida en la cruz por ti, y que anhela verte feliz y libre del mal
aquí, y abrazarte cuando venga en su reino de gloria para vivir siempre
contigo. Déjate abrazar hoy por Jesús.
(De “El Tesoro Escondido” )
miércoles, 10 de junio de 2015
“Cómo Mantener una Mente Clara?”
Meditación 10.6
Romanos 12.1-2 “Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
La mente humana es
una creación maravillosa de Dios. Nada en el mundo puede compararse con sus
capacidades o su creatividad. Controla nuestros sentimientos, pensamientos,
palabras, actitudes y conducta. Lo que llegamos a ser y lo que logramos, se
debe en gran parte a la manera que pensamos. ¿Tendrá, o no, sentido dejar que
Aquél que nos creó, guíe nuestro razonamiento?
Una
mente clara es la que está en armonía con la Palabra de Dios, y controlada por
su Espíritu.
Cuando el Señor tiene autoridad sobre nuestros pensamientos, el discernimiento
guardará nuestra perspectiva. Él nos capacita para
mirar más allá de lo evidente, y para ver las
situaciones como son en realidad. Podemos distinguir no solo entre lo
bueno y lo malo, sino también entre lo bueno y lo mejor. El Señor nos ha concedido la capacidad de pensar
acertadamente, no importa los desafíos que podamos enfrentar.
Pero esa clara y
enfocada manera de pensar debe ser adoptada adrede y mantenida celosamente. Si no batallamos contra la influencia del mundo, pronto
tendremos una mente fragmentada, incapaz de
centrarse en las cosas espirituales, ya que estará llena y atascada con
pensamientos y preocupaciones mundanas. Tenemos que examinar
cuidadosamente lo que permitimos que entre a nuestra mente.
Una mente renovada comienza con la entrega al Señor.
Hasta que no le dé autoridad total sobre sus
pensamientos, usted no
tendrá ningún poder para limpiar el desorden que le impide vivir dentro de la
voluntad de Él. Pero si se rinde al Señor
y llena su mente con su Palabra, Él transformará su vida.
(De
Encontacto.org)
martes, 9 de junio de 2015
“La Mente de Cristo”
Meditación 9.6
1 Corintios 2.12-16 “Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo
cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con
las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga
todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque
¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros
tenemos la mente de Cristo.”
La mejor vida que usted puede vivir es la
vida que su Creador diseñó para usted. El Señor nos ha dado a los
creyentes todo lo que necesitamos para ser más semejantes a Él, y para alcanzar
todo lo que ha previsto para nosotros. Puesto que la manera como pensamos es de
vital importancia, el Señor nos ha dado la mente de Cristo. Ahora tenemos la
capacidad de pensar como Él lo hace y de ver las situaciones desde su
perspectiva.
Esta maravillosa capacidad de ajustar nuestros
pensamientos a los de Él es un don que recibimos de Dios en el momento de
ser salvos. Sin embargo, la práctica de este don es nuestra responsabilidad.
Todos venimos a Cristo con una mente “preprogramada” en cierto grado. Por
ejemplo, un niño que crezca oyendo comentarios degradantes, probablemente los
incorporará a su concepto de quién es él y de lo que puede lograr en la vida.
También, el mundo intenta constantemente de ajustarnos a su manera de ser y
Satanás trata de inyectar sus mentiras en nuestro pensamiento.
Si queremos experimentar la vida que el
Señor quiere que tengamos, tenemos que reemplazar con la verdad los viejos
pensamientos que no están de acuerdo con la Palabra de Dios.
Debemos, entonces, filtrar las ideas que nos bombardean cada día para que
nuestra vida sea transformada.
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