jueves, 18 de junio de 2015

“Tenga Claro lo Que Cree”

Meditación 18.6

1 Pedro 3.13-16 “¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.”

Ayer hablamos sobre la divinidad de Jesús, y de quienes la reconocieron mientras estuvo en la Tierra. Aunque hablar de nuestra fe con los demás es importante, hacerlo no siempre es fácil. Algunas personas afirman que lo que creen no es importante. De hecho, algunos hasta niegan la existencia de Dios. Pero nuestras convicciones son importantes, pues son la base de nuestro carácter, conducta y decisiones.

Por ejemplo, una persona que llega a la conclusión de que ni Dios ni la eternidad existen, vivirá para el momento. En cambio, alguien que tiene fe en el Señor y cree en su promesa del cielo, tendrá un estilo de vida y un propósito totalmente diferentes.

Lo que creemos es esencial...nuestra salvación depende de ello.

En Juan 8.24, Jesús hizo una profunda declaración en cuanto a este tema: “Si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis”.

La Biblia es clara: Todos hemos pecado, y por naturaleza estamos separados de Dios (Romanos 3.23). El castigo por el pecado es la muerte, que es la separación eterna de Dios. Pero el Padre, por su amor y su misericordia, envió a su Hijo para morir en nuestro lugar.

Toda persona que cree en Jesús (y le da potestad como su Señor),  es perdonada y recibe el regalo de la salvación.

Los creyentes estamos llamados a compartir las buenas nuevas de salvación, pero la hostilidad del mundo puede atemorizarnos. El pasaje de hoy nos anima a no tener miedo.

Hablar a otros de Jesús no exige palabras altisonantes o citas bíblicas largas. Simplemente, esté listo con una respuesta si alguien le pregunta acerca de la esperanza que hay en usted ( 1 Pedro 3.15).

(De Encontacto.org)

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