viernes, 26 de junio de 2015

“Servir a Dios con un Corazón Dócil”

Meditación 26.6

Jonás 4 Les resumo el capítulo, pero léanlo, por favor: Jonás se apesadumbró y enojó en extremo, oró a Jehová reclamando porque -en su clemencia y misericordia- había perdonado a Nínive, porque sabiendo él esos atributos de Dios, es que rechazó irles a llevar el mensaje, por lo que huyó a Tarsis. También le pedía que le quitara la vida; le era mejor morir.   Jehová le preguntó si hacía bien en enojarse tanto.  Jonás, al salir de la ciudad, acampa en un lugar, sentándose a la sombra de una enramada, hasta ver qué acontecería en la ciudad. Dios preparó una calabacera, la cual creció sobre Jonás, le hizo sombra, y le libró de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.

Pero al venir el día, Dios preparó un gusano que secó la calabacera. Luego de salido el sol, preparó un recio viento, el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba...deseaba morir.  Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió que mucho, hasta la muerte. Y dijo Jehová a Jonás: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni la hiciste crecer; y que en una noche pereció,  ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, donde hay más de 120 mil personas que no saben discernir entre su mano derecha e izquierda, y muchos animales?

Lo que la mayoría de las personas saben acerca de Jonás,  es que fue tragado por un gran pez, al tratar de huir de Dios. Pero en el vientre del animal se comprometió a obedecer la voluntad del Señor.

Después que el profeta obedeció, hubo un inesperado giro de los acontecimientos. Atravesó la ciudad, alertando a la gente sobre la ira divina —y las personas de Nínive se apartaron del pecado. La respuesta de los ninivitas debía haber dejado encantado a Jonás. Pero en vez de eso, se lamentó de que se arrepintieran y de que Dios tuviera misericordia de ellos, ya que Nínive e Israel eran enemigos desde hacía mucho tiempo. De hecho, dijo con enojo que había huido a Tarsis precisamente para evitar tal escenario de arrepentimiento y perdón.

Jonás se disgustó porque su corazón estaba tan duro como cuando había huido a Tarsis. Al estar atrapado dentro del pez, cambió de opinión y decidió obedecer la orden del Señor. Expresó su voluntad de hacer todo lo que Dios quisiera, pero en su corazón todavía deseaba la destrucción de los ninivitas. A pesar de haber hecho lo correcto, su resentimiento era evidente.

Dios no puede ser engañado por la obediencia que surja de un corazón endurecido. Aunque obedecerle con un espíritu renuente pueda lograr el propósito de Dios, también puede hacernos perder el gozo de nuestra recompensa.

Tal vez el Señor le ha llamado a usted a servirle en algo que le resulta difícil; de manera que ore pidiendo un corazón dócil para obedecer. Encontrará paz y bendición al hacer el trabajo, si obedece al Señor sin vacilar.
(De Encontacto.org)

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