lunes, 15 de junio de 2015

“Confiar en el Dios de Amor”

Hebreos 8.6-13 “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. 10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; 11 y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. 12 Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. 13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.”

Confiar en Dios es un principio fundamental en la vida cristiana. Tenemos que aceptar que Dios es perfecto en amor, infinito en sabiduría y soberano en control. No entendemos estas verdades en el momento de la salvación; pero las aprendemos con el tiempo. Sin embargo, de lo que la mayoría de nosotros parece dudar es del amor que Dios nos tiene. Pero la Biblia nos da 3 pruebas en las cuales podemos confiar cuando nuestra seguridad comience a flaquear.

El amor es su carácter—La naturaleza intrínseca de Dios es el amor (l Juan 4.8). La Biblia también nos dice que Dios es luz, y que no hay tinieblas en Él (1.5). En otras palabras, Él es perfecto y nunca tratará mal a sus hijos.

El amor en el Calvario—La muerte expiatoria del Señor Jesús en la cruz por nuestros pecados ofrece evidencia irrefutable del amor divino. El amor del Padre por la humanidad se reveló cuando dio a su Hijo para que muriera en nuestro lugar.

El amor en el pacto—Dios se ha comprometido a hacernos sus herederos  (Tito 3.5-7). Sabemos que cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, nos convertimos en hijos de Dios. Nos ve como somos —unos pequeñitos que estamos aprendiendo a conducirnos en nuestro breve hogar terrenal.

Como creyentes que estamos en constante crecimiento, no podemos confiar en Dios si dudamos de su amor por nosotros. Afortunadamente, tenemos estas evidencias maravillosas. La naturaleza intrínseca del Padre celestial es amar, lo que Él demostró en la cruz y sigue haciendo al adoptarnos como sus hijos
De Encontacto.org)

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