lunes, 8 de junio de 2015

“La Oración en el Nombre de Jesús”

Meditación 8.6

Juan 14.7-27 “Si me conocieras, también a mi Padre conocerías; y desde ahora le conoces, y le has visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Créeme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, créeme por las mismas obras. De cierto, de cierto te digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, las hará también; y aun mayores, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidas al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pides en mi nombre, lo haré. Si me amas, guarda mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y les dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero ustedes lo conocen, porque mora y estará con ustedes. No los dejaré huérfanos. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero ustedes me verán; porque yo vivo, ustedes también vivirán. En aquel día ustedes conoceréis que yo estoy en mi Padre, y ustedes en mí, y yo en ustedes. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que han oído no es  mía, sino del Padre que me envió. Les he dicho estas cosas estando con ustedes. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que yo les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No se turbe tu corazón, ni tenga miedo.”

Cuando cultivamos una vida de oración firme, nuestra manera de vivir y de ver las cosas cambian. Mediante la oración, el Señor puede transformar nuestra debilidad en su fortaleza; nuestra ignorancia en su sabiduría y nuestro vacío en su plenitud. El Señor Jesús está comprometido a darnos todo lo que pidamos en su nombre. Pero, ¿qué significa esto realmente?
Orar en su nombre significa reconocer que el Señor Jesús ha abierto el camino para que tengamos acceso al Padre. Cualquier persona que crea en la muerte de Cristo -como pago total por sus pecados- y le reciba como su Salvador personal puede, asombrosamente, acercarse al trono de Dios Todopoderoso (Hebreos 4.16).
Orar en su nombre significa ejercer la autoridad que Él ha dado a cada hijo nacido de nuevo. Jesús, el heredero de todas las cosas, nos ha hecho “coherederos” con Él (Romanos 8.14-17). Entender nuestra posición debe darnos confianza y osadía para pedir con humildad y esperar la maravillosa respuesta de Dios.
Estamos en una misión que nos obliga a ser personas de oración —conectadas siempre con el poder del Espíritu Santo, clamando siempre al Padre y dependiendo siempre de Él como nuestra fuente de ayuda.

Orar en el nombre de Jesús significa conformidad con su voluntad. Usted pide al Padre que supla su necesidad o su deseo como lo haría Jesús, de estar Él en su situación. Si usted ora con esta actitud, Dios le revelará su voluntad, porque usted deseará hacer solo lo que Él quiera. Esta es la clase de oración que cambia al mundo.
(De Encontacto.org)

viernes, 5 de junio de 2015

“El Buen Pastor”

Meditación 5.6




Salmos 23 “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.”

Muchas veces, Dios es retratado en las Sagradas Escrituras de una manera fácil de entender para nosotros. Uno de los pasajes más conocidos y favoritos de la Biblia es el Salmo 23, que comienza así: “Jehová es mi pastor; nada me faltará”. Aquí, David ofrece una emotiva y conmovedora imagen de Dios, describiéndole como un pastor de ovejas.

En la antigüedad, los pastores tenían una relación especial con sus rebaños. Pasaban el día con los animales, los guiaban por el camino, los protegían de peligros y metían en el corral a los que vagaban. Para las ovejas, el pastor era un compañero constante, hasta el punto de que los animales realmente llegaban a reconocer su voz y, por tanto, a responder solamente a su llamado.

En Salmos 23, David reconoce su posición como la de una oveja bajo la dirección del Gran Pastor. Como tal, se regocija porque él es parte del “rebaño” del Señor, y por ser Dios un Guía tan tierno y misericordioso.

Por la seguridad que tenía de la protección y la guía del Señor, David fue capaz de exclamar categóricamente: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Esta es verdaderamente una declaración admirable porque revela que, aunque David estaba consciente de que iba a enfrentar tiempos difíciles, podía descansar en la confianza de que Dios lo sacaría adelante en la prueba.

Así como un pastor conoce a sus ovejas, Dios le conoce a usted. Dele gracias hoy porque le permite apacentarse en el prado de sus bendiciones.
(De Encontacto.org)



miércoles, 3 de junio de 2015

“Fortaleza en la Espera”

Meditación 3.6

Isaías 40.28-31 “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.”

Dios tiene un propósito y un plan para tu vida, y Su tiempo es perfecto. A veces, Él responde nuestras oraciones con un “sí” o un “no”. Pero, en otras ocasiones, dice: “Ahora no”. Cuando este sea el caso, podemos aprovechar las ricas recompensas que recibimos mientras esperamos.

Una bendición muy práctica es que Dios nos fortalece mientras nos apoyamos en Él. Isaías 40.31 habla de un águila que se remonta a las alturas —una metáfora adecuada de cómo el creyente que obedece al Señor será levantado y sostenido por el Espíritu Santo. De hecho, es interesante notar que la palabra hebrea para “viento” y “espíritu” vienen de la misma palabra: ruach.

Cuando enfrentemos una decisión difícil, lo fundamental es aprender a esperar. Ningún versículo de las Sagradas Escrituras nos dice que debemos tomar las riendas de nuestra vida y encargarnos de librar nuestras batallas. Dios es quien lo hace a nuestro favor (2 Crónicas 20.15), pero debemos ser pacientes y confiar en Él.

Cuando David enfrentaba sus batallas más grandes, esperaba en el Señor. Dios lo sacó del foso de la muerte y lo plantó en tierra firme (Salmos 40.1-3). Él hará lo mismo por usted. Cuando usted le obedece, el Señor le da las fuerzas para hacer las cosas que Él requiere; su Espíritu hace por usted lo que le resultaría imposible hacer por sí solo.

Al leer la Biblia, vemos que cada vez que un fiel servidor de Dios ganaba una victoria era porque estaba esperando y confiando en el Señor. De la misma manera, usted podrá experimentar la victoria si espera en Él.
(De Encontacto.org)

PD:
No es bíblico, lo que se repite con tanta frecuencia:  “Dios dice ayúdate, que yo te ayudaré”; esto es un decir del mundo.... Dios dice:  Espera y confía en Mí, no que lo hagas tú –Dios no necesita ayuda.

Ahora bien, si estamos conectados con Dios, sabremos qué parte nos correspondería hacer a nosotros, y no  habrán interferencias con sus planes.

Dios te bendiga y te enseñe a esperar y a confiar en Él!

martes, 2 de junio de 2015

“Requisitos de la Espera”

Meditación 2.6

Que meditación tan maravillosa.... Tenemos que profundizar en ella.  Dios te bendiga!

Salmos 25.3-5 “Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa. Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación;  En ti he esperado todo el día.”

Esperar el tiempo de Dios no es algo pasivo ni ocioso —se necesita disciplina y obediencia. Podemos pensar en cuatro requisitos básicos para saber esperar.

Fe. Los caminos y el tiempo del Señor no son como los nuestros (Isaías 55.8, 9). Desde el punto de vista humano, la manera como Él hace las cosas suele ser totalmente diferentes de lo que nosotros esperamos. Pero a medida que confiemos más en Él, descubriremos que su manera de actuar tiene sentido.

Humildad. Para esperar en el Señor, debemos reconocer que lo necesitamos. La sumisión a su divina voluntad requiere humildad. Nadie puede rendirse por completo a Dios, y al mismo tiempo seguir adelante con sus propios planes.

Paciencia. ¿Está usted dispuesto a hacer una pausa hasta recibir una clara dirección de parte de Dios? Esto no significa desligarse y permitir que las circunstancias colapsen a su alrededor. Esperar en el Señor es una decisión que requiere paciencia.

Valentía. Esperar en Dios requiere valor, especialmente cuando somos presionados para actuar. Si se descuida, puede dejar de escuchar al Señor y seguir el consejo incorrecto. Por eso, mantenga su oído atento a la voz de Dios Todopoderoso, y no le irá mal.

Esperar en el Señor es una de las decisiones más sabias e importantes que podemos tomar en la vida. Y, contrariamente a la creencia popular, es un esfuerzo activo que requiere fe, humildad, paciencia y valentía.

(De Encontacto.org)

lunes, 1 de junio de 2015

“Para Eliminar el Peso de Nuestras Cargas”

Meditación 1.6

Mateo 11.28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”

En la película de 1986, “La Misión”, un traficante de esclavos apellidado Mendoza, agobiado por el sentimiento de culpa, se esfuerza por escalar una montaña, mientras lleva encima un pesado bulto lleno de armas. Deliberadamente eligió esta engorrosa carga como penitencia por los violentos pecados de su pasado.

Estando en la cima de la montaña y en lo peor de su frustración, Mendoza se balancea peligrosamente en una cresta infranqueable, con su embarazoso bulto que le impide moverse un centímetro más. Mientras hace toda la fuerza que puede, un joven nativo se acerca y saca un gran cuchillo. Mendoza teme por su vida, pero el joven tiene otra cosa en mente. Corta el pesado bulto de la espalda de Mendoza, y lo deja caer en la profunda hondonada.

Incapaces de comunicarse entre sí, los dos hombres se abrazan mientras las lágrimas de Mendoza revelan su profunda gratitud.

Aunque el pecado destruye la vida, Dios no nos ha llamado a llevar el peso de la culpa en nuestras espaldas. Tampoco nos exige que expiemos nuestros delitos. En vez de eso, Él envió a su único Hijo, Jesús, para cargar con los pecados de toda la humanidad. La sangre del Salvador fue derramada para eximirnos del pago de la deuda que cada uno de nosotros tenía con Dios (Juan 3.16; Rom.4.25).

¿Qué carga está usted llevando en este momento? Salmos 55.22 dice que la echemos sobre el Señor. ¿Dejará que el Señor Jesús “corte el lazo” y que Él le reciba con sus brazos extendidos?
(De Encontacto.org)
.....
Se inicia un nuevo mes, y que maravillosa oportunidad de soltar en manos de Jesús nuestras cargas... Él las está esperando!

Si deseas entregarlas ahora, dile: Señor Jesús, en tus manos deposito mis cargas, recíbelas y recíbeme a mí también.  Hoy quiero que tú seas mi fuerza, mi Salvador, y mi Señor. Perdóname por no haber tomado esta decisión antes.  Ven a ayudarme porque solo/a nunca podría. Reconozco que soy pecador/a, que te he fallado, que te necesito. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, y ayúdame a serte fiel, hasta que tú vengas a buscar a tu pueblo, o yo vaya a tu presencia. En el nombre de Jesús. Amén.

Si hiciste esta oración de corazón: Habla con Dios cada día, lee Su Palabra (La Biblia), y visita una iglesia donde te puedan guiar mediante sana doctrina.    Dios te bendiga!

sábado, 30 de mayo de 2015

“Acérquese a Dios”

30.05.2015

Santiago 4.6-10 “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.”

“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. ¡Esa es una promesa maravillosa! Si venimos a Él sumidos, arrepentidos y humillados, Él actúa de inmediato con su perdón, su amor y su aceptación. No hay espacio para la autosuficiencia en esta relación. Solo en la humildad de la impotencia descubrimos la suficiencia de su presencia.
A primera vista, puede parecer que somos nosotros los que iniciamos esta relación, pero en realidad es Dios quien ha tomado la iniciativa; simplemente estamos respondiendo a su invitación (Juan 6.44). Muchas veces, el Señor usa situaciones y dificultades para captar nuestra atención y estimular nuestra sed de Él. Lo que nos parece que es una situación dolorosa o desesperante es su invitación para que nos acerquemos a Él.

Incluso nuestros mayores fracasos y pecados pueden llevarnos a Cristo, cuando buscamos el perdón del Padre. Con una actitud de humilde arrepentimiento podemos iniciar una relación más íntima con Dios. Pero si continuamos viviendo en rebeldía y no estamos dispuestos a reconocer nuestro pecado y arrepentirnos, Él no se acercará a nosotros para revelarnos más de sí. El pecado bloquea siempre la capacidad de conocer al Señor.
¿Ha permitido que la adversidad o el fracaso le alejen de Dios en vez de acercarle a Él? Para poner distancia entre usted y Jesucristo, Satanás utilizará engañosamente las mismas situaciones que el Señor puede utilizar para acercarle a Él. No permita que el enemigo gane la batalla. Por el contrario, resista al diablo, y él huirá de usted (Santiago 4.7).

(De Encontacto.org)
TPSH.270522

viernes, 29 de mayo de 2015

“El Poder del Espíritu Santo”

Meditación 29.5

Romanos 8.11-14 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

La lectura de ayer mostró pruebas bíblicas de que el Espíritu Santo es una persona. Pero un error muy persistente lo presenta como una especie de fuerza abstracta. La creencia subyacente es que “el poder del Espíritu Santo” es algo que los cristianos ejercen por sí mismos. Pero, en realidad, la frase se refiere a la actividad de Él en la vida del creyente.

Jesús fue muy claro cuando dijo a sus discípulos que no estarían listos hasta que recibieran poder de lo alto (Lucas 24.49). Se necesitan dos —el creyente y el Espíritu Santo—para vivir en victoria. Él viene a morar en nosotros en el momento que recibimos el perdón de Cristo por nuestros pecados. De allí en adelante, la tarea del Espíritu es preparar a los creyentes para su ministerio diario de mostrar al Señor al mundo.

Cuando el apóstol Pablo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, estaba hablando de la presencia interior del Espíritu Santo (Filipenses 4.13). Lo que esto significa es que en el creyente hay fuente de poder.

El Espíritu obra por medio de las personas para llevar a cabo lo que es imposible que ellas logren por sí solas. De hecho, la Biblia dice que Él es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3.20). Lo cual Pablo demostró con su fértil ministerio.

¿Le está llamando Dios a hacer cosas “mucho más abundantemente” de lo que usted cree que puede realizar? ¡Deje de ofrecer excusas, y ponga manos a la obra! En usted hay un potencial sin explotar —no por sus propias fuerzas o capacidades, sino por el poder sin límites del Espíritu Santo, el cual se liberará en respuesta al actuar usted con fe. 
(De Encontacto.org)

jueves, 28 de mayo de 2015

“La Verdadera Identidad del Espíritu Santo”

Meditación 28.5

Juan 15.26 “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”

En las primeras semanas de mis estudios en el seminario, un estudiante de doctorado me invitó a su habitación -en la residencia de la institución. Cuando llegué, hizo que me sentara, puso una Biblia griega en mis manos, y dijo: “Me di cuenta de que te referiste al Espíritu Santo como una “cosa”. Él no es una “cosa”.

Este hombre me condujo luego por todos los versículos del Nuevo Testamento que tienen que ver con la tercera persona de la Trinidad. Una hora más tarde, dijo: “Lo único que quiero que recuerdes es que el Espíritu Santo es una persona”.

El Espíritu de Dios posee 3 características:
Inteligencia
Voluntad
Emociones

Para demostrar estos puntos, les guiaré a algunos versículos del Nuevo Testamento, así como el estudiante de doctorado me guió a mí.

1Corintios 2:10-11:  El Espíritu conoce los pensamientos de Dios y nos revela la verdad.
1Corintios 12:7-11 Al Espíritu se le identifica como Aquel que decide el(los) don(es) espiritual(es) de cada creyente.
Efesios 4.30 nos amonesta por  entristecerlo.

Piense, también, en que Jesús habló de un Consolador o Ayudador que vendría después de Él (Juan 14.16, 26).

Ayudar y consolar a otros son acciones de una persona, como es también enseñar —estas son algunas de las actividades fundamentales del Espíritu Santo.

El Espíritu es una parte de la Trinidad, y si usted es creyente, Él está con usted ahora mismo. Dios le ha dado su Espíritu como un Ayudador especial —uno que es más unido que un hermano (Proverbios 18.24).

(De Encontacto.org)

“La Naturaleza del Poder”

Meditación 27.5

Efesios 6.10-13 “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”

En el momento que una persona recibe a Cristo como Salvador, inicia una batalla. El enemigo está decidido a destruir el testimonio de los creyentes. Pero Dios ha provisto un arma poderosa para quienes le sirven —el poder de su Hijo que fluye a través de ellos.

El poder de Cristo es supremo. Satanás, con toda su fuerza demoníaca, no puede lanzarnos nada capaz de rivalizar con el poder sobrenatural del Señor Jesús. Sin embargo, las tentaciones y las pruebas dejan al descubierto nuestras debilidades cuando preferiríamos ser fuertes. Esa es una razón por la que la naturaleza se rebela contra la adversidad y trata de evitarla.

Dios quiere que vivamos armados con el poder del Salvador para que podamos vencer las dificultades de la vida. Pero Él nos promete su poder solo cuando deponemos nuestro orgullo y reconocemos que somos demasiado débiles para la batalla (2 Corintios 12.9). El poder de Jesús está disponible para que sus seguidores podamos soportar los conflictos victoriosamente.

El mundo nos desafía a mantener la apariencia de que podemos manejar nuestros problemas sin la ayuda de Dios. Por eso, la orden dada a los cristianos puede parecer extraña para quienes los observan. Sin embargo, la arrogancia no trae bendición, sino confusión, distanciamiento del Señor, y  fracaso. Si queremos ser victoriosos, no podemos enfrentar al enemigo solos.

Hasta que nuestra vida se termine o el Señor Jesucristo regrese, estamos trabados en una batalla con Satanás. Pero no tenemos nada que temer. Cuando dependemos del Señor, somos llenos de poder y fortaleza.
(De Encontacto.org)


lunes, 25 de mayo de 2015

"Los Tres Árboles"

Para reflexionar...

Había una vez tres árboles en un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas.

El primero decía: “Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos admirarán mi belleza”.

El segundo árbol dijo: “algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Y todos se sentirán seguros por mi fortaleza y poder”.

Finalmente el tercer árbol dijo: “Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles del bosque. La gente me verá en la cima, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos -y cuan cerca estoy de alcanzarlo. Seré el árbol más grande de todos los tiempos y la gente siempre me recordará”.

Después de varios años en que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en realidad, un grupo de leñadores llegó donde ellos.

Cuando uno vio al primer árbol dijo: “Este me parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero”, y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo -mientras observaba al segundo árbol: “Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto”. El segundo árbol también se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino de convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; el cual estaba asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: “No necesito nada especial del árbol que cortaré, así que tomaré este”.  Y cortó el tercero…

Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un  cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que había soñado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la obscuridad de una bodega…

Años más tarde, los árboles se olvidaron de sus sueños y esperanzas.

Pero un día un hombre y una mujer llegaron a un pesebre…ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue trasformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero solo ese cajón lo sería.

El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia…

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en una barca -en la que habían convertido al segundo árbol-. Uno de ellos estaba cansado y se durmió. Mientras estaban en el agua, una gran tormenta se desató; el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvarlos. Los hombres en la barca despertaron al que dormía, y éste se levantó y dijo: “Calma ! Quédate quieto !”, y la tormenta y las olas se detuvieron… En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores…

Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó el tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba…

Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina.


Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque  Jesús había sido crucificado en él…


Así terminó la historia de los 3 árboles... que tenían grandes sueños.

Moraleja:
1. Cuando parezca que las cosas no van de acuerdo a tus planes, tienes que saber y entender que Dios siempre tiene un plan perfecto para ti.

2. Si pones tu confianza en Jesús, recibirás grandes regalos y satisfacciones, pero en su tiempo.

3. Cada árbol obtuvo lo que pidió, pero sólo que en la forma en que lo pensó Dios.

4. Nunca sabemos lo que Dios planea para nosotros, pero si hay que estar conscientes que: “Sus caminos no siempre son nuestros caminos,  pero sí siempre serán los mejores.”

Dios te bendiga!

“Nuestra Responsabilidad de Descansar en Dios”

Meditación 25.5

Lectura bíblica en Salmos 37.1-8 No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán. Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía. Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.”

El pasaje de hoy promete, “[Jehová] te concederá las peticiones de tu corazón”. Pero también menciona 3 requisitos para esa promesa: tenemos que: 1.  Deleitarnos en el Señor, debemos: 2. Confiar en su plan, y necesitamos: 3. Descansar en Él. Descansar en el Señor es una de las tareas más difíciles que debemos acometer.

Descansar puede parecer fácil, pero requiere confianza sobrenatural, ya que por nuestra debilidad humana, tenemos la tendencia a inquietarnos. La ansiedad quita de nuestra mente el gozo y la confianza en el Señor. Los tres requisitos están relacionados entre sí. Debemos pasar tiempo con Dios para aprender a confiar en Él y encomendarle nuestro camino; y entonces, descansar y deleitarnos realmente en Él.

Esperar con paciencia que el Señor actúe es una de las pruebas más difíciles de nuestra madurez espiritual. Cuanto más fuerte es nuestro deseo, más corto es nuestra mecha para que se produzca el estallido.

A veces, queremos desesperadamente darle a Dios un cronograma, pero el descanso inquebrantable se encuentra solo en su agenda. Solamente Él entiende cada circunstancia y conoce el momento preciso cuando su respuesta a nuestra oración producirá el máximo beneficio. Corremos el riesgo de cosechar frustraciones, pérdidas y dolor cada vez que nos adelantamos a su divino plan.

Antes de levantarse de la cama: Ore de la siguiente manera:
  Padre, quiero darte gracias por concederme los deseos de mi corazón.   Hoy, voy a deleitarme en ti, 
  A encomendarlo todo a ti,
  Y a descansar en el conocimiento de que tienes todo bajo control.

(De Encontacto.org)

viernes, 22 de mayo de 2015

“Cómo Superar el Odio y el Resentimiento”

Meditación 22.5

Lectura bíblica en Efesios 4.31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Una de las actitudes más destructivas —si no la más destructiva— que puede exhibir un cristiano es el odio. ¿Cómo puede la luz salvadora de Jesucristo brillar en una vida que esté cubierta por odio, ira y malevolencia? ¿Y qué imagen de Cristo proyecta este tipo de persona al mundo incrédulo?
El odio es una falla absoluta en la actitud cristiana que estamos llamados a demostrar. Sin embargo, incluso en las iglesias, no es difícil encontrar personas que rebosan de hostilidad. ¿De dónde viene esto? Una de las razones clave para que los creyentes sean tan propensos al odio es su incapacidad de perdonar a quienes los han herido —especialmente cuando ese trato fue inmerecido.
Tomemos un ligero “examen de odio”. Piense en alguien que le hirió en el pasado, y considere . . .
1. ¿No puede librarse del recuerdo de alguien? Si ( )  No ( )
2. ¿Repite en su mente la escena una y otra vez?  Si ( )  No ( )
3. ¿No puede desearle bien a alguien en particular? Si ( )  No ( )
4. ¿Desea realmente lo mejor para alguien que le hirió?  Si ( )  No ( )
5. ¿Desea que esa persona sufra lo mismo que usted?  Si ( )  No ( )
6. ¿Desea -en su interior- que esa persona sufra el mismo dolor que usted? Si ( )  No ( )

Si has respondido con algún sí, estas preguntas te están revelando algún rencor oculto en tu corazón.

No termines este examen sin volver a leer y meditar en Efesios 4.31-32

Lea el pasaje en voz alta. Personalizarlo en una oración, y deja que el Espíritu Santo de Dios limpie tu corazón de odio, dándole el poder para perdonar una vieja herida. (De Encontacto.org)

Si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (Mateo 6:15

Dios es bueno, perdonador, y grande en misericordia para con todos los que le invocan (Salmos 86:5)

Dios te bendiga, y te ayude a entender que perdonar hace falta en tu vida.

16/9/25... Por El Bien De Otros

Filipenses 2.3-4 “ Nada  hagan  por contienda  o  vanagloria; antes bien  con  humildad ,  estimando,  cada  uno a  los demás,  como superio...