Filipenses 2.3-4 “Nada hagan por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimando, cada uno a los demás, como superiores; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”. Amén.
Vivimos en un mundo donde cuidarse uno mismo primero, suele ser prioridad. Pero, en su carta a los Filipenses, Pablo dice que los cristianos debemos actuar diferente. Nada sea hecho por contienda o por vanagloria.
Nuestro
Señor Jesús fue más allá de lo que sus seguidores podrían haber esperado.
Tratar a los demás, como usted mismo se trata, es un comienzo.
Si echamos un vistazo al Sermón del monte, de Mateo 5, podemos recordar el estándar más alto del Evangelio, que fuera presentado por Jesús, y que es la humildad.
Los versículos 5 al 8, de Filipenses 2, siguen diciendo: “Haya, pues, en ustedes este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Imagínense
cómo se transformarían nuestras comunidades, si
todos pusiéramos a los demás antes que a nosotros. Al anteponer el bienestar
de los demás al nuestro, estamos amando como Cristo lo hizo.
Feliz
día. ¡Que Dios te siga bendiciendo!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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