Meditación 5.6
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Salmos 23 “Jehová es mi pastor; nada me
faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas
de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No
temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores;Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la
misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová
moraré por largos días.”
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Muchas
veces, Dios es retratado en las Sagradas Escrituras de una manera fácil de
entender para nosotros. Uno de los pasajes más conocidos y favoritos de
la Biblia es el Salmo 23,
que comienza así: “Jehová es mi pastor; nada me faltará”. Aquí, David ofrece
una emotiva y conmovedora imagen de Dios, describiéndole como un pastor de
ovejas.
En la antigüedad, los pastores tenían una relación
especial con sus rebaños. Pasaban el día con los animales, los guiaban por el
camino, los protegían de peligros y metían en el corral a los que vagaban. Para
las ovejas, el pastor era un compañero constante, hasta el punto de que los
animales realmente llegaban a reconocer su voz y, por tanto, a responder
solamente a su llamado.
En
Salmos 23, David reconoce su posición como la de una oveja bajo la dirección
del Gran Pastor. Como tal, se regocija porque él es parte del “rebaño” del
Señor, y por ser Dios un Guía tan tierno y misericordioso.
Por
la seguridad que tenía de la protección y la guía del Señor, David fue capaz de
exclamar categóricamente: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré
mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Esta es verdaderamente una declaración
admirable porque revela que, aunque David estaba consciente de que iba a
enfrentar tiempos difíciles, podía descansar en la confianza de que Dios lo
sacaría adelante en la prueba.
Así como un pastor conoce a sus ovejas, Dios le
conoce a usted. Dele gracias hoy porque le permite apacentarse en el
prado de sus bendiciones.
(De Encontacto.org)
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