Mateo 11.28 “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
Estando en la cima de la montaña y en lo peor de su frustración, Mendoza se
balancea peligrosamente en una cresta infranqueable, con su embarazoso bulto
que le impide moverse un centímetro más. Mientras hace toda la fuerza que
puede, un joven nativo se acerca y saca un gran cuchillo. Mendoza teme por su
vida, pero el joven tiene otra cosa en mente. Corta el pesado bulto de la
espalda de Mendoza, y lo deja caer en la profunda hondonada.
Aunque el pecado destruye
la vida, Dios no nos ha llamado a llevar el peso de la culpa en nuestras
espaldas. Tampoco nos exige que expiemos nuestros delitos. En vez de eso, Él
envió a su único Hijo, Jesús, para cargar con los pecados de toda la humanidad.
La sangre del Salvador fue derramada para eximirnos del pago de la deuda que
cada uno de nosotros tenía con Dios (Juan 3.16; Rom.4.25).
¿Qué carga está usted
llevando en este momento? Salmos 55.22 dice que la echemos sobre el Señor.
¿Dejará que el Señor Jesús “corte el lazo” y que Él le reciba con sus brazos
extendidos?
(De Encontacto.org)
.....
Se inicia un nuevo mes, y
que maravillosa oportunidad de soltar en manos de Jesús nuestras cargas... Él
las está esperando!
Si deseas entregarlas
ahora, dile: Señor Jesús, en tus manos deposito mis cargas, recíbelas y
recíbeme a mí también. Hoy quiero que tú seas mi fuerza, mi Salvador, y
mi Señor. Perdóname por no haber tomado esta decisión antes. Ven a
ayudarme porque solo/a nunca podría. Reconozco que soy pecador/a, que te he
fallado, que te necesito. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, y ayúdame a
serte fiel, hasta que tú vengas a buscar a tu pueblo, o yo vaya a tu presencia.
En el nombre de Jesús. Amén.
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