lunes, 1 de junio de 2015

“Para Eliminar el Peso de Nuestras Cargas”

Meditación 1.6

Mateo 11.28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”

En la película de 1986, “La Misión”, un traficante de esclavos apellidado Mendoza, agobiado por el sentimiento de culpa, se esfuerza por escalar una montaña, mientras lleva encima un pesado bulto lleno de armas. Deliberadamente eligió esta engorrosa carga como penitencia por los violentos pecados de su pasado.

Estando en la cima de la montaña y en lo peor de su frustración, Mendoza se balancea peligrosamente en una cresta infranqueable, con su embarazoso bulto que le impide moverse un centímetro más. Mientras hace toda la fuerza que puede, un joven nativo se acerca y saca un gran cuchillo. Mendoza teme por su vida, pero el joven tiene otra cosa en mente. Corta el pesado bulto de la espalda de Mendoza, y lo deja caer en la profunda hondonada.

Incapaces de comunicarse entre sí, los dos hombres se abrazan mientras las lágrimas de Mendoza revelan su profunda gratitud.

Aunque el pecado destruye la vida, Dios no nos ha llamado a llevar el peso de la culpa en nuestras espaldas. Tampoco nos exige que expiemos nuestros delitos. En vez de eso, Él envió a su único Hijo, Jesús, para cargar con los pecados de toda la humanidad. La sangre del Salvador fue derramada para eximirnos del pago de la deuda que cada uno de nosotros tenía con Dios (Juan 3.16; Rom.4.25).

¿Qué carga está usted llevando en este momento? Salmos 55.22 dice que la echemos sobre el Señor. ¿Dejará que el Señor Jesús “corte el lazo” y que Él le reciba con sus brazos extendidos?
(De Encontacto.org)
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Se inicia un nuevo mes, y que maravillosa oportunidad de soltar en manos de Jesús nuestras cargas... Él las está esperando!

Si deseas entregarlas ahora, dile: Señor Jesús, en tus manos deposito mis cargas, recíbelas y recíbeme a mí también.  Hoy quiero que tú seas mi fuerza, mi Salvador, y mi Señor. Perdóname por no haber tomado esta decisión antes.  Ven a ayudarme porque solo/a nunca podría. Reconozco que soy pecador/a, que te he fallado, que te necesito. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, y ayúdame a serte fiel, hasta que tú vengas a buscar a tu pueblo, o yo vaya a tu presencia. En el nombre de Jesús. Amén.

Si hiciste esta oración de corazón: Habla con Dios cada día, lee Su Palabra (La Biblia), y visita una iglesia donde te puedan guiar mediante sana doctrina.    Dios te bendiga!

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