viernes, 20 de abril de 2018

"Tú palabra sabia de hoy"

Salmos 90:10-12  "Los días de nuestra edad son 70 años; y en los más robustos 80, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos... Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría".


Paz y protección reales vienen de Dios.  Es asunto de estar en amistad con Él. No hay lugar más seguro y reconfortante que la cobertura y presencia de Dios en tu vida.


Tu meta diaria debe ser ponerlo a Él como tu refugio. Su gracia está siempre disponible, sin importar tus transgresiones o pecados.


Dice en 1era de Timoteo 2:4-6 que el Señor quiere que todos sean salvos, y que lleguen al conocimiento de la verdad. Que hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, es Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos...


Sea que tengas 15, 30, 50, 70... o más, Jesucristo es tu mejor respuesta!  Quien viene a Cristo, es recibido, renovado, restaurado y salvado de la ira venidera.


Ven, de todo corazón, a Él hoy; sus brazos aún están abiertos... mañana pudiera ser que no.  Hoy es tu abogado 🤝, mañana será tu juez 😓.


Se sabio, examina tus días, y ve si en ellos hay sabiduría.


Dios te abra el entendimiento y te  bendiga!


Wilda M.V.

jueves, 19 de abril de 2018

“Nuestro lugar celestial: La Nueva Jerusalén”


Meditación 19.4.18
Apocalipsis 21.1-8 “Vi un cielo y una tierra nuevos; el primer cielo y tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”.
Cuando Cristo estuvo en la tierra, Juan escuchó de Él la promesa de preparar un lugar para sus seguidores (Juan 14.3). Muchos años después, al apóstol le fue dada una visión de ese lugar, y vio la Nueva Jerusalén descender del cielo. El espectáculo estaba más allá de toda descripción humana, pero él hizo su mejor esfuerzo para comunicar esta visión celestial en lenguaje terrenal (Apoc. 21.9—22.5).
Juan vio el fulgor de la gloria de Dios irradiando desde la estructura de la ciudad, cuyos cimientos brillaban con los colores deslumbrantes de las piedras preciosas. Las puertas estaban hechas de perlas, y las calles de oro. Esta ciudad, de unos 2.400 kilómetros de largo, en forma de cubo, fue diseñada por el Señor como el lugar para que Él y la humanidad vivan juntos por toda la eternidad. En los versículos 3 y 4 del capítulo 22, Juan señala que “el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro”.
A pesar de que nos resulte difícil imaginar la estructura física de la Nueva Jerusalén, sabemos y nos regocijamos por el hecho de que ciertas cosas estarán ausentes de esta ciudad celestial; es decir, allí no habrá dolor, lágrimas, llanto o muerte. El pecado y todas sus consecuencias serán extirpados. Cada frustración, molestia y problema cesará. Nadie tendrá discapacidades, y nuestros cuerpos jamás se cansarán o enfermarán.
Cuando las dificultades que usted enfrente se vuelvan agobiantes, enfóquese en su glorioso futuro celestial. La única vez que usted experimentará dolores y dificultades será en esta vida terrenal. Cuando camine por las calles de la Nueva Jerusalén con el Salvador, todos los estragos causados por el pecado habrán desaparecido, y su gozo será completo. (EnContacto.org).

"Tú palabra sabia de hoy"


Poverbios 16:1-3 "Del hombre son las disposiciones del corazón; mas de Jehová es la respuesta de la lengua. Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; pero Jehová pesa los espíritus. Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados".

Aunque sientas que has tenido un fracaso, o que las cosas no han salido como esperabas, quédate en paz, porque la respuesta correcta viene del Señor, Él guía tus pasos y guarda tu camino.

Cuando de forma bien intencionada buscas a Dios y haces las cosas que crees  correctas, el Señor guiará tu camino. Tal vez sientas que algo no ha salido bien en tu vida, que el dolor del fracaso y la frustración de que algún plan no ha salido como esperabas te tiene preocupado, eso no significa que el Señor no te haya ayudado, sino que Él tiene un plan, no te preocupes por lo que parezca que no salió bien, el Señor tiene un plan de éxito para ti. 

De tu aparente derrota y de lo que puedes considerar un fracaso presente, tranquilo, la respuesta correcta viene del Señor, él conectará lo que parece que hoy no funciona, con una respuesta correcta; mucho más abundante, grande y mejor que lo que tú mismo habías planeado. 

Sigue actuando confiadamente, con buena conciencia. El Señor tiene un plan inesperado para ti, y es un plan mucho mejor...Te lo puedo asegurar!

Que el Padre Celestial te haga entender Su buen plan.  Que confíes plenamente en Él, y  recibas Su respuesta correcta en cada situación.

Feliz y bendecido día!

Wilda M.V.
(Referencia: Avanzapormas)

miércoles, 18 de abril de 2018

“Un lugar llamado cielo”


Meditación 18.4.18
Juan 14.1-6No se turbe tu corazón; cree en Dios, cree también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo se lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para ustedes. Y si me fuere y les preparare lugar, vendré otra vez, y los tomaré para mí mismo, para que donde yo estoy, ustedes también estén. Y saben a dónde voy, y saben el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Debido a que la humanidad está atada a la Tierra hasta la muerte, son bastante comunes las ideas falsas acerca del cielo. Algunas personas lo imaginan como un mundo etéreo de espíritus amorfos que flotan, mientras que otros niegan su existencia. Algunas personas han regresado de experiencias cercanas a la muerte, y han descrito lo que vieron. En medio de todas las creencias confusas y contradictorias, haríamos bien en recordar que nuestra única fuente segura y correcta de información acerca del cielo es la Palabra de Dios.
El Señor Jesús tenía un conocimiento claro del cielo, porque había venido del Padre a la Tierra. Poco antes de morir, dijo a sus discípulos que iría a la casa de su Padre a prepararles un lugar, y que regresaría después para llevarlos a su nuevo hogar. Varias semanas después, los discípulos vieron al Cristo resucitado ascender al cielo (Hechos 1.9-11).
Desde ese día, los creyentes hemos estado esperando el prometido regreso del Señor. Todos recibiremos un cuerpo inmortal de resurrección semejante al de Cristo. Será físico, visible y reconocible para todos. Seremos capaces de comer (vea Lucas 24.41-43). El cielo es un lugar para cuerpos físicos, tangibles, un lugar para vivir, servir a Dios, adorarle y disfrutar de Él para siempre.
Saber todos los detalles de nuestro destino eterno es imposible, pero podemos estar seguros de que el Señor cumplirá su promesa de regresar por nosotros. Al entrar a esa morada hecha a nuestra medida, sabremos que hemos llegado a nuestro hogar, y que jamás podremos estar separados de nuestro Padre celestial. (EnContacto.org).

"Tu palabra sabia de hoy"

Filipenses 3:13 "Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante”.

No se puede pertenecer al Reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. El que se pone a arar un terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le saldrán torcidos. Tus surcos de la vida están torcidos en más de una oportunidad, por poner tu mirada en el pasado y no encausarte con atención, fuerzas y recursos en el futuro.

El pasado, pasado es; y por más que quieras cambiarlo, no podrás. Solo puedes gestionar sabiamente el presente, el cual te conducirá a un futuro exitoso.

Es cierto que los momentos penosos dejan huellas difíciles de borrar, pero hay que aprender a olvidar el pasado y a no revivir el daño que te hicieron. No menciones constantemente tus fracasos o resentimientos, no los traigas al presente, eso profundizará tus heridas y las huellas de dolor en tu corazón.

Algunos hablan del ayer con tanta euforia, que se puede ver fácilmente el dolor y la rabia aun contenidos,  como si todo hubiese ocurrido ahora mismo.

Cuando recuerdas angustias y dolores del ayer, eres un esclavo del sufrimiento. Pablo se propuso poner fin a lo que quedó atrás, para enfocarse en los nuevos desafíos... Tú también puedes hacerlo! Se sabio y proyéctate hacia lo que tienes por delante. Respira profundamente y percibe el fresco aroma de tu porvenir. En las manos de Dios todos tus días son provechosos.

Tus buenos pensamientos hoy, son la clave para edificar tu futuro de calidad. Lo mejor para tu vida puede comenzar hoy y ahora!

Dios te acompañe y bendiga!

Wilda M.V.
(Referencia: Avanzapormas)

lunes, 16 de abril de 2018

“No invalidar la gracia de Dios”


Meditación 16.4.18

Gálatas 3.1-5 “!!Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a ustedes ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente crucificado? Esto solo quiero saber de ustedes: ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios son? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora van a acabar por la carne? ¿Tantas cosas han padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que les suministra el Espíritu, y hace maravillas entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”

En el versículo 3 del pasaje de hoy, el apóstol Pablo hace una pregunta perspicaz a todos los que han creído en Jesucristo para salvación. Dice: “¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?” (NVI). El sutil cambio de confiar en el Señor a confiar en la carne (o en uno mismo) puede pasar desapercibido.

Cuando recibimos la salvación por la fe en Cristo, y experimentamos por primera vez la gracia gloriosa de Dios y la libertad del pecado, sabemos que nunca podríamos haberla obtenido por nosotros mismos. Nos llenamos de gratitud y asombro por haber recibido el regalo de la salvación.

Sin embargo, a medida que crecemos en la gracia y nos sometemos a las disciplinas de la obediencia y el servicio, comenzamos a acumular un registro de buenas obras y comportamiento cristiano. Por tanto, si no somos cuidadosos, podemos comenzar a confiar en nuestra piedad y obediencia, en vez de hacerlo en la obra del Espíritu Santo en nuestra vida.

Hay algo dentro de nuestra humanidad caída que anhela atribuirse el mérito por el bien que hacemos. Reconocemos sin dificultad que somos salvos por gracia, pero luego asumimos que vivir de acuerdo a la Palabra depende de nosotros; que Dios hizo su parte al salvarnos, y ahora debemos hacer la nuestra.

Solo al tener una visión grande de Dios, y una visión pequeña de nosotros podemos ver que no añadimos nada a nuestra salvación. Tampoco podemos reclamar el crédito por la obra que el Espíritu Santo hace en nosotros y por medio de nosotros cuando nos santifica y madura en Cristo.(EnContacto.org).

"Tu palabra sabia de hoy"


Juan 1:12-13 "Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios".

El término “recibir a Cristo”, quizá se interpreta diferente fuera del lenguaje evangélico. En qué consiste?  En que debes abrirle las puertas de tu corazón a la salvación de tu alma; la cual,  SOLAMENTE puede ejecutarse mediante  “recibir a Jesucristo”. Y luego de ese 1er. paso es que vienes a ser hijo de Dios. Sin esa acción, solo eres su creación, más no hijo.

Gálatas 4:6 Expresa que siendo hijos, Dios envía el Espíritu de Cristo a nuestros corazones, por el cual, entonces podemos clamar: ¡Abba, Padre! 

Cuando el Espíritu Santo mora en tu  corazón (que es solamente mediante recibir a Cristo), dejas de ser casa en ruinas, para ser demolido, limpiado y transformado.

Cristo es quien te injerta en el linaje celestial, es quien quita tus impurezas, derriba todo orgullo, y te enseña a humillarte delante de Dios.

Aprendes que eres pecador, que tienes que arrepentirte, y creas conciencia de que vendrá un juicio. Pero, y lo mejor de todo, es que sembrarás con nuevos cimientos, donde el gozo, la paz y las bendiciones del Padre, nunca te abandonarán.

La naturaleza caída (de andar fuera de la palabra de Dios), deja de fluir en ti, para que sea la de Cristo que fluya. Él  quita tu  corazón de piedra para darte uno de carne (Ezeq. 36.26).

Luego de recibir a Cristo, conocerás más de Él, leyendo su manual de vida... La Biblia.

Si meditas y sacas balance de tu actual vida, habrá muchos saldos en rojo, de cara a Dios. Pero Cristo te da la oportunidad de cambiarlos a verde

Solo di: Jesús te recibo como mi Señor y mi Salvador, haz el resto en mi. Amén!

Dios anhela bendecirte! Feliz lunes!

Wilda M.V.

domingo, 15 de abril de 2018

"Tu palabra sabia de hoy"

Salmos 116:1-5 "Amo a Jehová, ha oído mi voz y mis súplicas; ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis días. Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol;  angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios".

David, a pesar de sus errores, aprendió a tomar decisiones correctas en el momento apropiado. Cuando se avecinaba una crisis, él estaba listo. 

David no se desesperaba buscando locamente en su agenda el número de teléfono de Dios. Hacía tiempo que lo sabía de memoria.

Cuando él pastoreaba ovejas en las colinas de Judá, frecuentemente marcaba ese número, y nunca estaba ocupado. En el libro de Salmos hallamos registradas muchas de sus conversaciones intimas con Dios 

Saúl, por su parte, fue cayendo en la confianza en sí mismo, y negligentemente dejó su teléfono descolgado. Dios no podía comunicarse con él. Y cuando Saúl no pudo controlar la situación, ya era demasiado tarde.

Cómo está tu teléfono? Desconectado? O pusiste a Dios en línea de espera...y lo has dejado allí por varios años? 

Es preciso que las líneas estén desocupadas... Podría haber una llamada de emergencia, de Dios para ti...

Feliz domingo, y recuerda desocupar tu línea para con Dios!

Wilda M. V.
(Referencia: del libro "Grande entre los grandes", del evangelista Luis Palau).

sábado, 14 de abril de 2018

"Tu palabra sabia de hoy"

Hechos 4:13 “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”.  

Pedro y Juan no tenían temor ni dudas; predicaban con fuerza y seguridad en el nombre de Jesucristo. La llenura del Espíritu Santo les hizo valientes; les dio confianza, libertad y seguridad para enfrentar los obstáculos del camino de la fe.  

A pesar de ser hombres sin letra y del vulgo, ya que no habían tenido escuela, ni formación intelectual, ni teológica; tampoco eran de la clase gobernante ni sacerdotal de aquella época, quienes los escuchaban se quedaban sorprendidos de su capacidad, tanto de expresión, como de  conocimiento.  

¿Quién daba a Pedro y Juan esa capacidad? El poder del Espíritu Santo!   Es que Dios hace maravillas a través de aquellas personas que se disponen para Él.    

La gente reconocía que ellos habían estado con Jesús!  Es que en Cristo hay un poder transformador tan especial, que todo el que viene a Él es renovado, y los demás lo ven.

Al venir, de corazón, a la presencia de Dios, transformado serás!

Procura esa llenura del Espíritu Santo, desarrolla amistad y comunión con Dios, y tendrás las fuerzas para perseverar, la valentía para enfrentar oposiciones, y tu corazón tendrá una profunda transformación, que nadie más puede hacer, sino solo Dios.   

Confía en Dios. Jesús caminará contigo, tendrá cuidado de tus planes. Fortalece tu amistad con El Espíritu Santo, y cosas maravillosas empezarán a suceder!

Dios te haga entender estas palabras, y te bendiga!

Wilda M.V.
(Referencia: Mensajes y sermones para predicar)

viernes, 13 de abril de 2018

“Cambio radical, no mejoramiento personal”


Meditación 13.4.18

Romanos 6.1-4,11,12,14 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.

¿Se ha sentido desalentado alguna vez por no vencer cierto pecado? Se siente mal cada vez que se da cuenta de que ha cedido. En su desesperación, clama al Señor por perdón, y le promete que nunca volverá a hacerlo. Pero, a pesar de sus mejores esfuerzos, pronto se encuentra pecando de nuevo, preguntándose por qué no puede obtener la victoria en ese aspecto de su vida.

Una razón por la que a veces batallamos en nuestro caminar con Cristo es por no entender lo que ocurrió en el momento de nuestra salvación, o por desconocer los recursos que Él ha puesto a nuestra disposición. Fuimos unidos a Él en su muerte y en su resurrección. Ya no somos las personas que solíamos ser, porque Cristo ahora vive en nosotros por medio de su Santo Espíritu.

Aunque tenemos una vida nueva en Cristo, todavía vivimos en lo que Pablo llama “el cuerpo del pecado” (Romanos 6.6). Sin embargo, ahora tenemos el poder del Señor para vencer el pecado, por lo que ya no somos esclavos del mismo. Y un día, cuando seamos libres del poder de la carne, ya sea cuando muramos o el Señor Jesús regrese, seremos libres hasta de la existencia del pecado.

Mientras tanto, Dios nos llama a saber y a creer que el poder del pecado ha sido anulado en nuestra vida. Los deseos de nuestra carne pecaminosa nunca pueden ser vencidos por el mejoramiento personal, sino por el cambio radical que produce Cristo viviendo en y a través de nosotros. En vez de enfrentar la tentación con nuestra naturaleza carnal, podemos decidir enfrentarla de acuerdo con el poder de la resurrección de Cristo, porque hemos muerto al pecado y ahora vivimos para Cristo. (EnContacto.org).

"Tu palabra sabia de hoy"

Salmos 51:3-4 “Si he pecado contra ti de alguna manera y no lo sé, por favor, revélamelo. Me arrepiento. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos...”.

El arrepentimiento es para todos; creyentes y no creyentes; todo aquel que mantiene una actitud de arrepentimiento atrae la atención especial de Dios. Si caminamos delante del Señor con un corazón arrepentido, seremos inundados con bendiciones increíbles.

Una característica de un corazón arrepentido es la disposición a aceptar la culpa por haber hecho algo mal. Es decir: Señor, yo soy el que ha pecado. “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación...” (2 Cor. 7:10). 

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).

Puede ser vergonzoso o tormentoso admitir que estamos equivocados, ya que  estamos acostumbrados a  justificar las acciones, e inventar todo tipo de maquinaciones para escapar de la culpa, y desviar la atención; a pesar de que sepamos que nada de eso agrada a Dios.

Estar arrepentido significa, más que  disculparse o arreglar las cosas con la persona a la que hemos ofendido, es  hacer las cosas bien para con Dios. 

David creía en hacer exámenes del corazón. Él clamó: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmos 139:23-24).

David continuamente le  daba la bienvenida al examen del Señor, lo vemos en estos versos de Salmos 51:3-4.

Amado lector: Arrepentirte de tus pecados ocultos (pequeños o grandes)  mantendrá tu corazón suave y dócil ante la presencia del Padre Celestial.

Feliz viernes y que Dios te bendiga!

Wilda M.V.
(WorldChallengeOrg)

jueves, 12 de abril de 2018

"Tu palabra sabia de hoy"

Salmos 13:1-4 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día?¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara".

Cuatro veces, en los versos 1 y 2, le pregunta David a Dios: «¿Hasta cuándo?». Hay veces que las angustias de la vida parecen no terminar nunca. Es bueno recordar que durante tales aflicciones, aparecen la presencia y el cuidado de nuestro amoroso Padre celestial.

Como David, podemos acudir al Señor con nuestros pesares, dolores o  pérdidas, sabiendo que Él nunca nos abandonará (Hebreos 13:5). El salmista David también lo descubrió, y su lamento se volvió una declaración triunfante cuando dijo: «Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación» (vs.5).

En nuestras luchas,  aparentemente interminables, su amor inalterable nos sostiene. Así que, en medio de tu aflicción, recuerda decir: Señor, consuélame hoy!   El Dios eterno es nuestro mayor y mejor consuelo!

Qué tus cargas y aflicciones puedas pasarlas de manos... Jesús las desea llevar por ti!

Feliz día y que Dios te bendiga!

Wilda M.V.
(Referencia: Nuestro pan diario)

16/9/25... Por El Bien De Otros

Filipenses 2.3-4 “ Nada  hagan  por contienda  o  vanagloria; antes bien  con  humildad ,  estimando,  cada  uno a  los demás,  como superio...