viernes, 10 de abril de 2015

“Cómo Hallar Fortaleza en el Señor”

Lectura bíblica en Salmos 31 “En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;  Líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás. Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio. En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad. Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, Porque has visto mi aflicción; Has conocido mi alma en las angustias. No me entregaste en mano del enemigo; Pusiste mis pies en lugar espacioso. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo. 10 Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. 11 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; Los que me ven fuera huyen de mí. 12 He sido olvidado de su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado. 13 Porque oigo la calumnia de muchos; El miedo me asalta por todas partes, Mientras consultan juntos contra mí E idean quitarme la vida. 14 Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. 15 En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. 16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; Sálvame por tu misericordia. 17 No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado; Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol. 18 Enmudezcan los labios mentirosos, Que hablan contra el justo cosas duras con soberbia y menosprecio. 19 !!Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres! 20 En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas. 21 Bendito sea Jehová, Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada. 22 Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. 23 Amad a Jehová, todos vosotros sus santos; A los fieles guarda Jehová, Y paga abundantemente al que procede con soberbia. 24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón.”

El mundo no ofrece mucha esperanza, pero Dios sí. Mucho antes de que fuera rey, David se desvió de la voluntad de Dios. Para estar más allá del alcance de Saúl, buscó refugio entre los filisteos, y cuando regresó a las cenizas de su ciudad, Siclag, estaba totalmente angustiado.

Pero DAVID SE FORTALECIÓ EN JEHOVÁ (1Samuel 30.6). Aunque la Biblia no lo especifica, creo que experimentó un proceso espiritual de cinco pasos.

- Primero, SE  ARREPINTIÓ. El arrepentimiento es un cambio de parecer que resulta en un cambio de conducta. Al reconocer su error, David escogió una nueva dirección.

- Segundo, RECORDÓ LA FIDELIZAD DE DIOS en momentos difíciles del pasado.

- Tercero, REFLEXIONÓ EN EL PODER DEL SEÑOR. Estaba emocional, física y espiritualmente agotado, pero había estado agotado antes y sabía que el poder de Dios era suficiente para él.

- Cuarto, David RECORDÓ LAS PROMESAS DE DIOS. Sus salmos revelan que él valoraba la certeza de la protección, la paz y la ayuda del Señor en sus dificultades.

- Quinto, RESOLVIÓ CONFIAR EN DIOS, en vez de entregarse a la desesperación que amenazaba con aplastarlo. En respuesta a la fe de David, Dios le dio la fortaleza que necesitaba desesperadamente.

Si usted se rinde a Dios en sus momentos de desesperación, Él le dará lo que necesite, como lo hizo con David. El Señor quiere dar fuerzas a sus hijos, para que puedan sostenerse bajo el peso de las circunstancias difíciles. Por tanto, sométase a Él; en algún momento, usted echará una mirada al pasado y, sin duda, recordará aquel día como el comienzo de un nuevo crecimiento en su fe. 
(De Encontacto.org)

Lectura antes de iniciar las labores:  Proverbios 10:14-32  “4. Los sabios guardan la sabiduría; Mas la boca del necio es calamidad cercana. 15. Las riquezas del rico son su ciudad fortificada; Y el desmayo de los pobres es su pobreza. 16. La obra del justo es para vida;  Mas el fruto del impío es para pecado. 17. Camino a la vida es guardar la instrucción;  Pero quien desecha la reprensión, yerra. 18. El que encubre el odio es de labios mentirosos;  Y el que propaga calumnia es necio. 19. En las muchas palabras no falta pecado;  Mas el que refrena sus labios es prudente. 20. Plata escogida es la lengua del justo;  Mas el corazón de los impíos es como nada. 21. Los labios del justo apacientan a muchos,  Mas los necios mueren por falta de entendimiento. 22. La bendición de Jehová es la que enriquece,  Y no añade tristeza con ella. 23. El hacer maldad es como una diversión al insensato;  Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento. 24. Lo que el impío teme, eso le vendrá;  Pero a los justos les será dado lo que desean. 25. Como pasa el torbellino, así el malo no permanece;  Mas el justo permanece para siempre. 26. Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos,  Así es el perezoso a los que lo envían. 27. El temor de Jehová aumentará los días;  Mas los años de los impíos serán acortados. 28. La esperanza de los justos es alegría;  Mas la esperanza de los impíos perecerá. 29. El camino de Jehová es fortaleza al perfecto;  Pero es destrucción a los que hacen maldad. 30. El justo no será removido jamás; Pero los impíos no habitarán la tierra. 31. La boca del justo producirá sabiduría;  Mas la lengua perversa será cortada. 32. Los labios del justo saben hablar lo que agrada;  Mas la boca de los impíos habla perversidades.”


jueves, 9 de abril de 2015

“Bendecido con Menos”

Lectura bíblica en Salmos 81.6-16  “Aparté su hombro de debajo de la carga; Sus manos fueron descargadas de los cestos. En la calamidad clamaste, y yo te libré; Te respondí en lo secreto del trueno; Te probé junto a las aguas de Meriba. Oye, pueblo mío, y te amonestaré. Israel, si me oyeres, No habrá en ti dios ajeno, Ni te inclinarás a dios extraño. 10 Yo soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenaré. 11 Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. 12 Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos. 13 !!Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel! 14 En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios. 15 Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, Y el tiempo de ellos sería para siempre. 16 Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña les saciaría.”

El pasaje de hoy describe una imagen habitual en cuanto a la bendición del Señor. Lo leemos, y concluimos que si escuchamos y obedecemos a Dios, Él nos dará más y más. Tendemos a pensar en las bendiciones como beneficios que el Señor nos da para que los disfrutemos.

Podemos alabar a Dios por un aumento de sueldo. Podemos darle gracias por una nueva relación. En nuestra mente, la palabra bendición se ha convertido en sinónimo de regalo, ¿verdad?

A muchos creyentes puede sorprenderles saber que Dios, muchas veces, nos bendice quitándonos cosas. Piensan: ¿Qué? ¿Cómo puede Dios bendecirme al darme menos de lo que deseo?

Esta manera de pensar revela un problema de orgullo. Es fácil suponer que sabemos lo que es mejor para nosotros. Nuestra conclusión lógica es: si algo me gusta, entonces debe ser bueno y correcto. Por tanto, la bendición del Señor debiera ser darme más de eso, ¿correcto?

No. Las cosas que Dios trae a nuestra vida son las que Él sabe que nos bendecirán. Nuestra miope perspectiva nos impide ver todo el panorama, pero Él lo ve todo de principio a fin. Sabe si cierta relación o más dinero serán, al final, una bendición o una maldición. En algunas situaciones, lo mejor que Él puede “dar” es quitarnos algo.


El Señor, algunas veces, decide “bendecir con menos”. ¿Puede usted recordar una desilusión específica que le llevó a dudar de que Él estuviera actuando para darle lo mejor? Con el paso del tiempo y con la perspectiva, ¿puede ver ahora el tierno cuidado de Dios para con usted cuando le quitó algo? 

(De Encontacto.org)

miércoles, 8 de abril de 2015

“La Bendición de Dios”

Lectura en Génesis 12.1-4 “ Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.”

 “¡Dios le bendiga!” Escuchamos esto todo el tiempo, ¿verdad? Escuchamos tan a menudo esta frase, que no nos detenemos a considerar lo que significa.

En Génesis 12, la orden de Dios a Abram revela su maravillosa promesa de crear una nación próspera a partir de este hombre, y de darle renombre imperecedero. Pero, además, Dios extiende también su bendición a la familia de Abram y, en última instancia, a una escala mundial, prometiendo bendecir a toda la humanidad por lo que estaba haciendo en la vida de esta persona específica.

Por tanto, cuando el Señor habla de bendecir a alguien, significa que le promete intervenir de manera clara y poderosa su vida. Esto pudiera significar darle una familia próspera y feliz o, posiblemente, prosperidad económica. También pudiera implicar seguridad emocional o discernimiento espiritual. El Padre celestial pudiera tener en mente darle honra, sabiduría o un propósito eterno. De hecho, vemos cada una de estas cosas en la promesa de Dios a Abraham.

Pero no pasemos por alto dos condiciones para tener el favor del Señor. Al observar la vida de Abram, vemos que Dios valora la OBEDIENCIA y la FE (Génesis 12.4; 15.6; 22.2-3, 12).


Dios quiere traer abundancia a su vida. Asegúrese de que su bendición no esté siendo obstaculizada

Hágase estas preguntas: ¿Estoy confiando en Él? ¿He  dejado de hacer algo que el Señor me ha pedido que haga? Ríndase a su llamada, y abra sus brazos para recibir lo que su Padre celestial anhela darle
(De Encontacto.org)

Que no seas tú el obstáculo para recibir tu bendición...OBEDECE a la Palabra de Dios y espera con FE.


martes, 7 de abril de 2015

“Escuchar con Intencionalidad”

Lectura bíblica en 1 Samuel 3.1-10 “El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. 10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: !!Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.”

Hoy hablaremos de escuchar la Palabra con avidez y atención. Pensemos en cómo acercarse a la Biblia con intencionalidad, interés y devoción.

Los creyentes estudian las Sagradas Escrituras no solo individualmente; también de manera colectiva para aprender más sobre el Señor. Detrás de este sencillo concepto hay un gran reto. Adquirir conocimiento bíblico requiere decidir obedecer de corazón lo que escuchamos (Salmos 119.33). Y para esto, hacerlo con interés significa creer que el Señor nos hablará (Salmos 25.4). Las prédicas, las lecciones de estudio bíblico, y los momentos de recogimiento personal, deben ser parte de nuestra vida. Dios usa estas cosas para edificarnos, fortalecernos y confortarnos; por tanto, escuchar al Señor es beneficioso. Y la obediencia es la única respuesta adecuada a esta clase de atención personal.

Acercarnos a la lectura de la Biblia con devoción prepara nuestro corazón para escuchar, y es el preludio de una actitud de propósito e interés. El pasaje de hoy nos cuenta la historia del primer encuentro del joven Samuel con Dios. El sacerdote Eli da al muchacho un consejo valioso —que cuando el Señor lo llame, diga: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye” (v. 9). Diga al Señor estas sencillas palabras con convicción antes de abrir su Biblia, y escuchará a Dios con más claridad.

Si usted quiere sentir a Dios obrando en su vida, venga a la Biblia con una actitud fervorosa, de interés y llena de intencionalidad. Los afligidos son consolados. Los cansados reciben fuerza. Los redargüidos por su pecado se arrepienten y alcanzan la paz. Reconozca el gran regalo que es la Palabra de Dios. (De Ministerios En Contacto)

Algunos comentarios adicionales:
Al  abrir las Sagradas Escrituras, tendremos Palabra de Dios en abundancia; pero será escasa para aquellos que dan la espalda.
Así como Jehová llamó a Samuel, no cesa de llamarnos a nosotros... una, y otra y otra vez.
Samuel no le reconoció ayer, tampoco muchos lo reconocen hoy; a pesar de que con sus labios le proclaman.
Así como aconsejó Elí a Samuel, dejémonos aconsejar para poder conocer a Dios, y saber decirle: Habla, que tu siervo oye!
Abre la Biblia, conócela, OBEDÉCELA; hazla parte de tu vida.   En su OBEDIENCIA hay respuestas imprescindibles.
Pide al Señor anhelo de escuchar su voz con claridad.
Desempolva tu Biblia... lo que ella te trae es un extraordinario regalo.
Dios te bendiga!

Wilda MV

martes, 31 de marzo de 2015

"Después de la Lluvia"

Reflexión 31.3
Cuentan que Antonio esperaba con entusiasmo el sábado porque su padre le había prometido ir a pescar si el tiempo era bueno.
Una prolongada sequía había secado los campos y jardines, pero aquel sábado por la mañana empezó a llover a cántaros y parecía que la lluvia duraría más de un día.
El muchacho, decepcionado, parecía inconsolable y se acercó a su padre, quien  estaba calentándose y leyendo un buen libro y le dijo:
    – ¿Cuándo será que las cosas se harán bien?
Su padre trató de hacerle comprender cuánto necesitaban la lluvia, los campos secos, pero el muchacho insistió:
    – Sabiendo Dios que nosotros tenemos que ir a pescar hoy, podía haber enviado la lluvia otro día.
Por la tarde mejoró el tiempo, volvió a salir el sol y su padre lo llevó cerca del lago. Quizás a causa de la reciente lluvia o por alguna otra razón que sólo los peces conocen, éstos mordieron los anzuelos con hambre y padre e hijo llegaron a casa con una buena cesta de pescado.
Aquella noche se le pidió a Francisco que diera las gracias antes de cenar. Después de repetir las palabras de costumbre añadió:
   – Señor, y si murmuré contra ti esta mañana, perdóname; ya que yo no puedo ver más allá de la nariz -como dice el maestro cuando no acertamos los problemas- pero tú sabes hacer las cosas mejor.
Quizás los planes que tenías para tu vida no han estado saliendo como tú deseabas. Probablemente te has visto en la necesidad de postergar aquellas cosas que, bajo otras circunstancias, ya estarían terminadas. Pero Dios tiene otros planes para tu vida y ha mandado lluvia repentina a tu vida.
No desesperes ni te frustres si las cosas no están saliendo como tu querías, el que aún no hayas logrado algo no es síntoma de fracaso ni significa que Dios se ha olvidado de ti o que no escucha tus oraciones; por el contrario, en su infinita misericordia ha trazado un plan mejor para ti y cuando llegue el tiempo de cumplir tus metas, tu pesca será mayor de la que imaginabas.
“…Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman” 1 Corintios 2:9
Confía en que los planes de Dios para tu vida son perfectos porque te ama, quizás la lluvia que ha enviado no dure horas, ni 3 días, ni unas pocas semanas, pero puedes estar seguro que este aguacero no sólo beneficiará los campos que tanto la necesitan, sino que cuando cese tu pesca será sorprendente.
Confía en los planes de Dios!!!


lunes, 30 de marzo de 2015

“En Espera de la Redención”

MEDITACIÓN 30.3

Lectura bíblica en Gálatas 4.4-7 “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”

Adán y Eva comieron del fruto prohibido, y así entró el pecado en la creación. Experimentaron la separación inmediata de su Hacedor y, desde ese momento, toda la creación comenzó a anhelar la redención.

Los profetas del Antiguo Testamento hablaron acerca de un Mesías que vendría. Durante siglos, los israelitas esperaron esperanzados. Sin embargo, debieron de haberse preguntado por qué Dios estaba esperando tanto tiempo, y tal vez hasta dudaron de que viniera algún día.

Pero había un panorama más grande que ellos no podían ver. Desde nuestra perspectiva, miles de años después, podemos atar cabos y entender las razones por las que Dios escogió el momento en que envió a Cristo.

Por ejemplo, cuando Alejandro Magno conquistó gran parte del mundo, extendió el griego por todo el imperio en crecimiento. Entonces, los hebreos tradujeron el Antiguo Testamento al griego. Como resultado, muchas más personas pudieron escuchar la verdad y conocer al Salvador.

Después, los romanos derrotaron a muchos pueblos y construyeron nuevas carreteras para los viajes. Las carreteras y los mares eran más seguros durante su gobierno que en épocas anteriores, por lo que fue más fácil para los discípulos de Jesús difundir el mensaje del evangelio.


Ahora vemos claramente que Dios no se retrasó —Él conocía el momento perfecto para enviar a su Hijo. De la misma manera, aunque las situaciones de nuestra vida parezcan sin sentido, recordemos que nuestro omnisciente Dios conoce el tiempo perfecto para resolverlas, y por tanto podemos confiar en Él.
(De Encontacto.org)

viernes, 27 de marzo de 2015

“La Obra del Espíritu Santo”

MEDITACION 27.3

Lectura bíblica en Gálatas 5.16  “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne

El Creador tiene un plan específico para la vida de cada persona, y Él ha ordenado los talentos, las habilidades y las circunstancias de acuerdo a sus planes (Efesios 2.10).

Cuando nos conectamos con el propósito de Dios para nosotros, sentimos una profunda satisfacción y un gran gozo. Pero es importante entender que no podemos alcanzar los propósitos del Señor por nosotros mismos; solo gracias a su poder y su dirección podemos alcanzar el éxito.

En Juan 16.33 Jesús nos advirtió que los problemas son parte de la vida. Pero al olvidar fácilmente lo débiles que somos, tendemos a asumir los retos con nuestras propias fuerzas e ingenio. Por eso, cuando las tentaciones, las pruebas, la crítica, el chisme y la persecución asaltan, muchos tenemos la tendencia a tratar de tomar el control de nuestra vida.

Durante algún tiempo, la vida puede llegar a parecer buena de esa manera. Pero a la larga, la autosuficiencia crea un caos, lo cual interfiere con el cumplimiento de los propósitos de Dios.

La verdad es que, a veces, tenemos que fracasar para darnos cuenta de nuestra total dependencia de Dios. Él amorosamente doblega nuestro orgullo, al enseñarnos que no podemos tener una vida abundante si no obedecemos la dirección del Espíritu Santo.

¿Se ha rendido usted al control del Espíritu Santo? Acepte su propia debilidad, y reconozca el poder, la omnisciencia y la sabiduría del Espíritu. El Señor no le llama a ser perfecto —pues es humanamente imposible. Lo que Él quiere es que usted renuncie al control, y le permita vivir en y a través de usted.

    (De Ministerios en Contacto)


jueves, 26 de marzo de 2015

“El Espíritu Santo: Lo Absoluto”

MEDITACION 26.3

Lectura bíblica en Lucas 24.36-49  “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y él lo tomó, y comió delante de ellos. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.”

La salvación se produce cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo como nuestro Salvador. Él nos perdona, nos transforma y nos ve como justos. En ese momento, somos redimidos, y a medida que pase el tiempo, nuestro servicio, nuestros dones y nuestro amor a Dios aumentarán de manera natural.

Lamentablemente, muchos cristianos van a la iglesia semana tras semana sin fe ni pasión por Cristo. ¿Cómo es posible eso? La razón es que muchos creyentes no están conscientes de la obra del Espíritu de Dios.

El Espíritu Santo es un miembro de la Trinidad y coigual con Dios el Padre y Dios el Hijo. El primer capítulo de la Biblia nos dice que Él existía antes de la formación de la Tierra, y que participó en la creación (Génesis 1.2, 26). Hoy, Él tiene el importantísimo papel de ayudar y orientar a todos los creyentes.

El Espíritu Santo es un regalo a cada hijo de Dios. Su presencia en nosotros no es algo que tengamos que ganar. Por el contrario, es un privilegio maravilloso; por morar en nuestro corazón, Él puede fortalecer al creyente, mantenerlo alejado del peligro y dirigirlo a la verdad (Juan 16.7, 8). La Biblia nos dice que Jesucristo vino a este mundo para que tengamos vida abundante (Juan 10.10). Esto es posible solo cuando escuchamos su Espíritu, y le obedecemos.


Esto no se refiere a disfrutar de una vida feliz sin problemas, sino de disfrutar del gozo que reina en el corazón cuando se tiene una relación personal con Dios. Si usted no conoce este gozo, piense en la compresión que tiene del Espíritu Santo, y ore para estar en sintonía con su dirección.

(De Encontacto.org)

martes, 24 de marzo de 2015

“La Obediencia a Dios”

Meditación 24.3

Lectura bíblica Daniel 1.1-8 “En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.”

La historia de Daniel ilustra algunos elementos clave de la obediencia. Vemos al sabio joven haciendo lo que ordenó el Señor, tanto de la manera correcta como en el momento correcto.

Daniel sabía que la ley de Dios prohibía comer cosas que habían sido ofrecidas a los ídolos. Pero él estaba viviendo en cautiverio en Babilonia, una nación que adoraba a dioses falsos, y pronto enfrentó una situación difícil. El rey Nabucodonosor había ordenado que la comida más exquisita que había sido presentada primero a los ídolos, le fuera enviada después a Daniel. ¿Era mejor obedecer al Señor y arriesgarse a la ira del rey, o desobedecer a Dios y satisfacer al gobernante?

A primera vista, el conflicto de Daniel se debía a si la comida era o no aceptable. Pero, en realidad, era un asunto de fidelidad a Dios. Él podía haber dado razones convincentes para violar el mandamiento divino, diciéndose a sí mismo que era un siervo y que no tenía otra opción. Pero Daniel resolvió no comer la comida del rey, y buscó la manera de honrar al Señor y acatar su ley.

Hoy, muchas cosas que nuestro mundo considera aceptables se encuentran fuera de lo que Dios quiere para sus hijos. Algunas no son buenas para nosotros, mientras que otras no le honran. 

Nuestro deseo debe ser obedecer al Señor, pues la obediencia a Dios es siempre la mejor opción.
Para llegar a ser como Daniel, debemos comprometernos a obedecer al Señor y a valernos siempre de la Palabra de Dios para tomar decisiones. Después, cuando vengan los desafíos, tendremos valentía para obedecer los preceptos del Señor.


   (De Ministerios en Contacto)

lunes, 23 de marzo de 2015

“Cuando Otros nos Fallan”

Meditación 23.3

Lectura en 2 Timoteo 4.9-16 “Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Efeso. Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos. Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.”

El apóstol Pablo conocía el valor de los buenos amigos: Silas se asoció con él en la plantación de nuevas iglesias; Bernabé lo animó en su ministerio; y Timoteo llegó a ser como un hijo para él. Pablo también conoció el dolor cuando sus colegas de ministerio no estuvieron a su lado en momentos difíciles (2Timoteo 1.15). De manera que todos podemos pasar por algo parecido en la vida.

Las personas tendrán reacciones diferentes ante nuestras luchas. Algunas se sentirán incompetentes y evitarán ayudarnos, porque no están seguras de qué decir o hacer. Otras son tan celosas de su tiempo que su egoísmo les hará darnos la espalda. Y, a veces, nuestros amigos no querrán involucrarse en nuestras pruebas. En mis primeros días como pastor me sucedió lo mismo cuando la iglesia estaba pasando por un período de turbulencia. Solo 2 pastores se acercaron a mí para darme su apoyo; otros se distanciaron. Esta experiencia me enseñó la importancia de ofrecer ayuda en momentos de crisis.

Ayudar a otros requiere una inversión de tiempo y energías. Podemos comenzar orando por ellos y preguntando al Señor cómo podemos ayudar. Él puede capacitarnos para dar apoyo emocional, orientación espiritual, ayuda física o económica, o conseguir a otros que puedan hacer estas cosas. Estar al lado de ellos les alentará.

Cuando los amigos abandonaron a Pablo, él pidió a Dios que eso no les fuera tomado en cuenta. Siguió el ejemplo de Jesús, quien pidió al Padre, que perdonara a quienes lo enjuiciaron. ¿Cómo reacciona usted cuando sus amigos le fallan? El perdón es la opción que agrada a Dios.
 (De Encontacto.org)


Lectura antes de iniciar labores:  
      Salmos 20 “Oración pidiendo la victoria”

viernes, 20 de marzo de 2015

“El Problema del Orgullo”

Meditación 20.3


Lectura bíblica en 1 Samuel 13.1-14 

El orgullo es una condición de toda la humanidad. La pobreza no nos protegerá de él. Tampoco la edad, las habilidades o la experiencia.

Pensemos en Saúl, a quien el profeta Samuel reveló que era el líder que Dios había escogido para la nación de Israel. La Biblia describe a Saúl como un joven impresionante y apuesto, sin igual entre los hijos de Israel (1Samuel 9.2). En su nueva posición, Saúl debía obedecer las instrucciones del Señor para ese rol. Recibió la promesa de que el Espíritu Santo vendría sobre él, y que le daría su poderosa ayuda (1Samuel 10:6-7).

Nuestro Padre celestial nos trata de una manera parecida. Nos ha escogido para pertenecer a su familia, tiene un plan para nuestra vida y un trabajo especial para que desempeñemos (Efesios 2.10). El Espíritu Santo habita dentro de nosotros para guiarnos y capacitarnos, de modo que llevemos a cabo los planes del Señor, pero a nosotros nos corresponde obedecer.

Para tener éxito, Saúl necesitaba recordar varias cosas. Primero, su autoridad venía de Dios. Además, sus responsabilidades incluían dar cumplimiento al plan del Señor, obedecerlo y guiar al pueblo con su ejemplo. Como muchos de nosotros hoy, Saúl actuó como si el control fuera de él, no del Señor. Permitió que la presión de la situación tuviera prioridad sobre la obediencia. Por su orgullo, violó la ley de Dios, y ejerció responsabilidades sacerdotales que no le correspondían.

Nuestro Padre celestial quiere ocuparse de nuestro orgullo al hacer que nos humillemos delante de Él, confesemos nuestro pecado, y busquemos su ayuda para vencerlo. (De Encontacto.org)

“Para Tener Una Fe Grande”

Meditación 19.3


Lectura en Hebreos 11.17-19 “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.”

Algunas personas me han dicho: “Me gustaría tener una fe grande”. Aunque a la mayoría de nosotros nos gustaría que Dios dejara caer ese tipo de confianza en nuestro regazo, esa no es la forma como Él actúa.

La fe aumenta como resultado de nuestra obediencia en las cosas pequeñas. Todos nos maravillamos por la disposición de Abraham de inmolar a Isaac por orden del Señor. Pero ¿se ha detenido usted alguna vez a pensar en todos sus pasos pequeños de sumisión que prepararon el camino para esta inmensa prueba?

Abraham obedeció a Dios durante toda su vida. Por orden del Señor dejó su tierra (Génesis 12.1-4), engendró a Isaac cuando él y su esposa eran ancianos (21:1-3), y despidió a su hijo Ismael (Génesis 21:9-14). En el momento que se le pidió que ofreciera a Isaac como sacrificio, ya sabía que Dios cumpliría sus promesas. Las experiencias del pasado le habían enseñado a confiar en el Señor.

De la misma manera, cada paso de obediencia fortalece nuestra confianza en Dios. De manera que, cuando nos desafíe a una tarea más difícil, un firme sentimiento de certidumbre nos permitirá confiar y obedecer. Los grandes actos de fe fluyen de nuestras interacciones pasadas con el Señor. Al desatender sus simples instrucciones, perdemos oportunidades de ser testigos de su fidelidad.

¿Tiene problemas para confiar en el Señor? Tal vez sea porque ha ignorado al Espíritu Santo. Dios considera importantes cada una de sus instrucciones, y promete premiar cada acto de obediencia, no importa su tamaño. Una fe grande comienza con pasos pequeños. (De Encontacto.org)
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Lectura antes de iniciar las labores:  Romanos 5:1-10

16/9/25... Por El Bien De Otros

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