Lectura bíblica en Salmos 81.6-16
“Aparté su hombro de debajo de la carga; Sus manos fueron descargadas de los
cestos. 7 En la calamidad clamaste, y yo te libré; Te respondí
en lo secreto del trueno; Te probé junto a las aguas de Meriba. 8 Oye,
pueblo mío, y te amonestaré. Israel, si me oyeres, 9 No
habrá en ti dios ajeno, Ni te inclinarás a dios extraño. 10 Yo
soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y
yo la llenaré. 11 Pero mi pueblo no oyó mi voz,
E Israel no me quiso a mí. 12 Los
dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios
consejos. 13 !!Oh, si me hubiera oído mi
pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel! 14 En
un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra sus adversarios. 15 Los que aborrecen a
Jehová se le habrían sometido, Y el tiempo de ellos sería para siempre. 16 Les
sustentaría Dios con lo mejor del trigo, Y con miel de la peña les saciaría.”
El pasaje de hoy describe una imagen habitual en cuanto a la
bendición del Señor. Lo leemos, y concluimos que si
escuchamos y obedecemos a Dios, Él nos dará más y más.
Tendemos a pensar en las bendiciones como beneficios que el Señor nos da para
que los disfrutemos.
Podemos alabar a Dios por un aumento de sueldo. Podemos darle
gracias por una nueva relación. En nuestra mente, la palabra bendición se ha
convertido en sinónimo de regalo, ¿verdad?
A muchos creyentes puede sorprenderles
saber que Dios, muchas veces, nos bendice quitándonos cosas.
Piensan: ¿Qué? ¿Cómo puede Dios bendecirme al
darme menos de lo que deseo?
Esta manera de pensar revela un
problema de orgullo. Es fácil suponer que sabemos lo que es mejor para nosotros.
Nuestra conclusión lógica es: si algo me gusta, entonces debe ser bueno y
correcto. Por tanto, la bendición del Señor debiera ser darme más de eso,
¿correcto?
No. Las cosas que Dios trae a nuestra vida son las que Él sabe que
nos bendecirán. Nuestra miope perspectiva nos impide ver todo el panorama, pero
Él lo ve todo de principio a fin. Sabe si cierta relación
o más dinero serán, al final, una bendición o una maldición. En algunas
situaciones, lo mejor que Él puede “dar” es quitarnos algo.
El Señor, algunas veces, decide “bendecir con menos”. ¿Puede
usted recordar una desilusión específica que le llevó a dudar de que Él
estuviera actuando para darle lo mejor? Con el paso del tiempo y con la
perspectiva, ¿puede ver ahora el tierno cuidado de Dios para con usted cuando
le quitó algo?
(De Encontacto.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario