Reflexión 31.3
Cuentan que Antonio esperaba con entusiasmo el
sábado porque su padre le había prometido ir a pescar si el tiempo era bueno.
Una prolongada sequía había secado los campos y
jardines, pero aquel sábado por la mañana empezó a llover a cántaros y parecía
que la lluvia duraría más de un día.
El muchacho, decepcionado, parecía inconsolable y
se acercó a su padre, quien estaba calentándose y leyendo un buen libro y
le dijo:
– ¿Cuándo será que las cosas se harán
bien?
Su padre trató de hacerle comprender cuánto
necesitaban la lluvia, los campos secos, pero el muchacho insistió:
– Sabiendo Dios que nosotros tenemos
que ir a pescar hoy, podía haber enviado la lluvia otro día.
Por la tarde mejoró el tiempo, volvió a salir el
sol y su padre lo llevó cerca del lago. Quizás a causa de la reciente lluvia o
por alguna otra razón que sólo los peces conocen, éstos mordieron los anzuelos
con hambre y padre e hijo llegaron a casa con una buena cesta de pescado.
Aquella noche se le pidió a Francisco que diera las
gracias antes de cenar. Después de repetir las palabras de costumbre añadió:
– Señor, y si murmuré contra ti esta mañana, perdóname; ya que yo no puedo ver más allá de la nariz -como dice el maestro cuando no
acertamos los problemas- pero tú sabes hacer las cosas mejor.
Quizás los planes que tenías para tu vida no han
estado saliendo como tú deseabas. Probablemente te has visto en la necesidad de
postergar aquellas cosas que, bajo otras circunstancias, ya estarían
terminadas. Pero Dios
tiene otros planes para tu vida y ha mandado lluvia repentina a tu vida.
No desesperes ni te frustres si las cosas no están
saliendo como tu querías, el que aún no hayas logrado algo no es síntoma de fracaso
ni significa que Dios se ha olvidado de ti o que no escucha tus oraciones; por
el contrario, en su infinita misericordia ha trazado un plan mejor para ti y
cuando llegue el tiempo de cumplir tus metas, tu pesca será mayor de la que imaginabas.
“…Ningún ojo ha
visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que
Dios tiene preparado para quienes lo aman” 1 Corintios 2:9
Confía en que los planes de Dios para tu vida son
perfectos porque te ama, quizás la lluvia que ha enviado no dure horas, ni 3 días, ni unas pocas semanas, pero puedes estar seguro que este aguacero no sólo
beneficiará los campos que tanto la necesitan, sino que cuando cese tu pesca
será sorprendente.
Confía en los planes de Dios!!!
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