martes, 7 de abril de 2015

“Escuchar con Intencionalidad”

Lectura bíblica en 1 Samuel 3.1-10 “El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. 10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: !!Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.”

Hoy hablaremos de escuchar la Palabra con avidez y atención. Pensemos en cómo acercarse a la Biblia con intencionalidad, interés y devoción.

Los creyentes estudian las Sagradas Escrituras no solo individualmente; también de manera colectiva para aprender más sobre el Señor. Detrás de este sencillo concepto hay un gran reto. Adquirir conocimiento bíblico requiere decidir obedecer de corazón lo que escuchamos (Salmos 119.33). Y para esto, hacerlo con interés significa creer que el Señor nos hablará (Salmos 25.4). Las prédicas, las lecciones de estudio bíblico, y los momentos de recogimiento personal, deben ser parte de nuestra vida. Dios usa estas cosas para edificarnos, fortalecernos y confortarnos; por tanto, escuchar al Señor es beneficioso. Y la obediencia es la única respuesta adecuada a esta clase de atención personal.

Acercarnos a la lectura de la Biblia con devoción prepara nuestro corazón para escuchar, y es el preludio de una actitud de propósito e interés. El pasaje de hoy nos cuenta la historia del primer encuentro del joven Samuel con Dios. El sacerdote Eli da al muchacho un consejo valioso —que cuando el Señor lo llame, diga: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye” (v. 9). Diga al Señor estas sencillas palabras con convicción antes de abrir su Biblia, y escuchará a Dios con más claridad.

Si usted quiere sentir a Dios obrando en su vida, venga a la Biblia con una actitud fervorosa, de interés y llena de intencionalidad. Los afligidos son consolados. Los cansados reciben fuerza. Los redargüidos por su pecado se arrepienten y alcanzan la paz. Reconozca el gran regalo que es la Palabra de Dios. (De Ministerios En Contacto)

Algunos comentarios adicionales:
Al  abrir las Sagradas Escrituras, tendremos Palabra de Dios en abundancia; pero será escasa para aquellos que dan la espalda.
Así como Jehová llamó a Samuel, no cesa de llamarnos a nosotros... una, y otra y otra vez.
Samuel no le reconoció ayer, tampoco muchos lo reconocen hoy; a pesar de que con sus labios le proclaman.
Así como aconsejó Elí a Samuel, dejémonos aconsejar para poder conocer a Dios, y saber decirle: Habla, que tu siervo oye!
Abre la Biblia, conócela, OBEDÉCELA; hazla parte de tu vida.   En su OBEDIENCIA hay respuestas imprescindibles.
Pide al Señor anhelo de escuchar su voz con claridad.
Desempolva tu Biblia... lo que ella te trae es un extraordinario regalo.
Dios te bendiga!

Wilda MV

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