Lectura en 2 Timoteo 4.9-16 “Procura
venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado,
amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y
Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a
Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio. A
Tíquico lo envié a Efeso. Trae, cuando vengas, el
capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los
pergaminos. Alejandro el calderero me ha causado muchos
males; el Señor le pague conforme a sus hechos. Guárdate tú
también de él, pues en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras. En
mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no
les sea tomado en cuenta.”
El apóstol Pablo conocía el valor de los buenos amigos: Silas
se asoció con él en la plantación de nuevas iglesias; Bernabé lo animó en su
ministerio; y Timoteo llegó a ser como un hijo para él. Pablo también conoció
el dolor cuando sus colegas de ministerio no estuvieron a su lado en momentos
difíciles (2Timoteo 1.15).
De manera que todos podemos pasar por algo parecido en la vida.
Las personas tendrán reacciones diferentes ante nuestras
luchas. Algunas se sentirán incompetentes y evitarán ayudarnos, porque no están
seguras de qué decir o hacer. Otras son tan celosas de su tiempo que su egoísmo
les hará darnos la espalda. Y, a veces, nuestros amigos no querrán involucrarse
en nuestras pruebas. En mis primeros días como pastor me sucedió lo mismo
cuando la iglesia estaba pasando por un período de turbulencia. Solo 2 pastores se acercaron a mí para darme su apoyo; otros se distanciaron. Esta
experiencia me enseñó la importancia de ofrecer ayuda en momentos de crisis.
Ayudar a otros requiere una inversión
de tiempo y energías. Podemos comenzar orando por ellos y preguntando al Señor
cómo podemos ayudar. Él puede capacitarnos para dar apoyo emocional,
orientación espiritual, ayuda física o económica, o conseguir a otros que puedan
hacer estas cosas. Estar al lado de ellos les alentará.
Cuando los amigos abandonaron a Pablo, él pidió a Dios que
eso no les fuera tomado en cuenta. Siguió el ejemplo de Jesús, quien pidió al
Padre, que perdonara a quienes lo enjuiciaron. ¿Cómo reacciona usted cuando sus
amigos le fallan? El perdón es la opción que agrada a Dios.
(De
Encontacto.org)
Lectura antes de iniciar labores:
Salmos 20
“Oración pidiendo la victoria”
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