Lectura bíblica en Gálatas 4.4-7
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de
mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. 6 Y
por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
el cual clama: !!Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo,
sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
Adán y Eva comieron del fruto prohibido, y así entró el
pecado en la creación. Experimentaron la separación inmediata de su Hacedor y,
desde ese momento, toda la creación comenzó a anhelar la redención.
Los profetas del Antiguo Testamento hablaron acerca de un
Mesías que vendría. Durante siglos, los israelitas esperaron esperanzados. Sin
embargo, debieron de haberse preguntado por qué Dios estaba esperando tanto
tiempo, y tal vez hasta dudaron de que viniera algún día.
Pero había un panorama más grande que ellos no podían ver.
Desde nuestra perspectiva, miles de años después, podemos atar cabos y entender
las razones por las que Dios escogió el momento en que envió a Cristo.
Por ejemplo, cuando Alejandro Magno conquistó gran parte del
mundo, extendió el griego por todo el imperio en crecimiento. Entonces, los
hebreos tradujeron el Antiguo Testamento al griego. Como resultado, muchas más
personas pudieron escuchar la verdad y conocer al Salvador.
Después, los romanos derrotaron a muchos pueblos y
construyeron nuevas carreteras para los viajes. Las carreteras y los mares eran
más seguros durante su gobierno que en épocas anteriores, por lo que fue más
fácil para los discípulos de Jesús difundir el mensaje del evangelio.
Ahora vemos claramente que Dios no se retrasó —Él conocía el
momento perfecto para enviar a su Hijo. De la misma manera,
aunque las situaciones de nuestra vida parezcan sin sentido, recordemos
que nuestro omnisciente Dios conoce el tiempo perfecto para
resolverlas, y por tanto podemos confiar en Él.
(De
Encontacto.org)
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