Daniel 1.3-4 “Y dijo el rey
(Nabucodonosor) a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de
Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no
hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios
en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el
palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos”.
Amén.
Aunque Daniel vivía como cautivo en Babilonia, resolvió en su corazón no violar las leyes de Dios. ¿Por qué?
Por su devoción a Dios. Daniel determinó no desobedecer a Dios ni contaminarse. Eligió apartarse para amarlo, adorarlo y obedecerlo. ¿Estaremos dispuestos a ser tan determinados como Daniel?
Siempre que centremos nuestra atención en Cristo, nuestro corazón rebosará de agradecimiento y estaremos motivados a estar firmes.
Daniel anhelaba dirección
clara. Si Daniel -por si mismo- hubiera rechazado comer la
comida del rey, quizás habría muerto. Pero el Señor dio la sabiduría necesaria.
Y Daniel pidió permiso, NO fue una exigencia o rebeldía. Dice el verso 8 que pidió, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Un comportamiento dirigido por la confianza en Dios.
Y el verso 9 indica que
Dios
puso a Daniel en gracia, y en buena voluntad con el jefe de los eunucos
Tengamos una devoción diaria con nuestro Señor, así mantendremos nuestra mirada en Cristo, tendremos comportamiento admirable y gracia ante Dios y los demás.
A comprometernos de
corazón, así como Daniel. Y Dios dará
dirección clara, para todo desafío.
Te invito a leer Daniel capítulo 1.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)