Santiago 5.13, 16 “¿Está alguno entre ustedes afligido? ¡Haga oración! ¿Está alguno alegre? ¡Cante alabanzas! Confiesen sus ofensas unos a otros, y ¡oren unos por otros!, para que sean sanados. ¡La oración eficaz del justo puede mucho!”. Amén.
La oración es el latido del corazón del creyente que camina con Dios. Él nos exhorta a orar por todo (Filip.4.6). Pero a veces nos preguntamos qué tipo de influencia tienen nuestras conversaciones con el Señor, y nos encontramos haciendo preguntas, como:
Si Dios controla
todo, ¿por qué quiere que oremos, si sus planes dependen solo de Él y no de
nuestras oraciones?
¿Fracasan los planes de Dios si dejamos de
orar?
No. El Señor no está subordinado a nosotros. Es autosuficiente y no
necesita ayuda para cumplir sus propósitos.
Dios no nos necesita, pero ha
elegido incluirnos en sus propósitos eternos permitiéndonos participar
en su obra por medio de la oración.
Aunque no entendamos la influencia que tienen
nuestras oraciones, sabemos que Dios elige usarlas para cumplir sus planes.
Así que, no dejemos de orar. Ser constantes en la
oración nos ayuda a mantener un sentido de humilde dependencia del Señor.
Y, lo más hermoso de todo, es que toda ¡oración
contestada aumenta nuestra confianza en Dios!
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
En.Contacto)
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