Salmos 71.18-19 “Aun en la vejez y las canas, oh, Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir, y tu justicia, oh, Dios, hasta lo excelso. Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú?”. Amén.
Nuestro 3er. enfoque: La mirada hacia el
futuro. A
diferencia de los que solo miran hacia el pasado y se sienten infelices, David
miraba hacia el futuro con expectativa.
Porque si Dios le había permitido seguir
viviendo, aún había trabajo por hacer. En la vejez, hay oportunidades
especiales: para transmitir la fe, la sabiduría, los ejemplos positivos…
Dejar un legado sano es una responsabilidad, y la mejor oportunidad
de ayudar a nuestras generaciones a crecer en su relación con Dios.
Es conmovedor ver un cabello blanqueado por
las nieves de muchos inviernos. Cuando nuestras debilidades se
multipliquen, podemos esperar con confianza mayores privilegios en el mundo
de la gracia, para compensar nuestra limitada influencia en la
naturaleza.
David deseaba continuar
su testimonio, completarlo; respetaba a los
jóvenes y niños que lo rodeaban, y, consciente de la gran importancia de
educarlos en el temor de Dios, anhelaba que todos conocieran el poder de
Dios para sostener a su pueblo, para que también fueran guiados a andar por
la fe.
Se apoyó en el brazo
todopoderoso, hablaba de su suficiencia, y anhelaba hacerlo antes
de que la vida llegara a su fin.
Así vivamos los
creyentes; esforcémonos por trabajar con celo
para el legado futuro. Bienaventurados los que comienzan en la juventud
a proclamar el nombre del Señor, y no cesan hasta que su última hora les
trae la última palabra.
Continuaremos…
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
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