Salmos 71.9, 12 “No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. Oh, Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro”. Amén.
Salmos 71, fue escrito por David. Es una
oración de confianza en Dios durante la vejez; y el
agradecimiento por la protección.
En
los 24 versículos,
pudiéramos enfocar 4 puntos:
Problemas
de la vejez (vss.9-12). El panorama del pasado (vss.5-6).
La
mirada hacia el futuro (vss.18). La actitud del anciano
que conoció la fidelidad de Dios (vss.20-22).
Veamos
esos aspectos, en varias entregas…
1ero. Los problemas de la vejez: Esta, puede ser difícil. Regularmente se
valora más la juventud. La vejez asocia: debilidad física, aumento de
las dificultades, soledad, etc. Desafíos para buscar consuelo en Dios,
quien nunca nos abandona.
La vejez roba la belleza personal y quita las
fuerzas.
Depositemos nuestra fe, desde la juventud, en Dios. Cuanta más intimidad
con el Señor, más firme será nuestra confianza.
David no se cansaba de su Señor. Malo fuera que su Señor se cansara de él. ¡Ay
de nosotros, si fuéramos abandonados por nuestro Dios!
David clamaba a Dios que tuviera paciencia
con él,
y soportara sus flaquezas. Es que ser abandonados por Dios es el peor de los
males. Pero no debe ser motivo de preocupación para ningún
corazón santo.
También exclamaba: ¡No te alejes de mí! Un niño en la
oscuridad se consuela al tomar la mano de su padre. ¡Seamos ese niño delante de nuestro Señor!
Continuaremos…
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
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