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La Biblia está llena de escenas de amor. Comenzando con la creación de Dios (Génesis 1–2).
Inclusive, después de Adán y Eva pecar, el amor de Dios no disminuyó. En lugar de condenar a sus hijos, prometió salvarlos.
A medida que la historia continúa, vemos el amor de Dios morando con su pueblo en el desierto, en la tierra prometida y en el exilio.
Cuando Israel dudaba y desobedecía, Dios permanecía fiel. Y, por su amor, no los abandonaba en ninguno de sus sufrimientos.
Pero no se detuvo ahí, nos amó de una manera tan especial que dio a su Hijo, para que todo aquel que en Él creyere, no se perdiera, y tenga vida eterna (Juan 3.16).
El amor de Dios transformó y transforma al mundo de manera excepcional. También nos enseña a amar más, y a cumplir con el llamado de nuestro Señor y Salvador.
Cada día démosle gracias a Dios por Su inmenso amor. Pidámosle que nos ayude a recibirlo por completo, y que nos presente muchas oportunidades para compartirlo.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)