Excelente y bien avalado este artículo...
Se ha popularizado entre muchos cristianos la famosa frase –Yo declaro.- Esta se usa para decir que algo positivo sucederá en el futuro. Ejemplo: Yo declaro que hoy conseguirás un trabajo. Supuestamente esto se hace en base a la fe y al reclamo de las promesas Divinas.
Hemos visto varias personas “declarar” cosas que no han sucedido. Una señora una vez “declaró” que a su hijo no lo iban a deportar de los Estados Unidos donde había cumplido una condena por drogas, pero actualmente él está de regreso en su país natal.
¿De dónde surgió esta tendencia cristiana? Joel Osteen escribió un libro titulado "Yo Declaro". El es pastor de la iglesia no denominacional Lakewood en Texas, a la cual asisten más de 38,000 personas cada semana, lo que la convierte en la congregación más grande de América. Todas las semanas el pastor Osteen transmite un mensaje de esperanza y ánimo. Sus mensajes son retransmitidos por varias cadenas de televisión alcanzando a más de 20 millones de personas al mes, y la señal llega a casi 100 países.
Obviamente la influencia de este pastor es inmensa. Aunque la frase no se originó con su libro según algunos, no hay dudas que la imagen del orador inspiracional más visto de América influye en la propagación de esta nueva cultura cristiana. El libro citado contiene 31 promesas para proclamar sobre la vida del lector durante un mes. En la introducción, Osteen dice: “Nuestras palabras tienen poder creativo. Cuando declaramos algo, ya sea bueno o malo, damos vida a lo que estamos diciendo… Si yo profetizo mi futuro, quiero profetizar algo bueno… Declare salud. Declare favor. Declare abundancia.”
Aunque el libro fue publicado en el 2013, la tesis del mismo está basada en una corriente filosófica antigua llamada –Nuevo Pensamiento- que enseña que nuestras mentes y nuestras palabras tienen el poder de hacer que las cosas ocurran, es decir crear cosas materiales.
Esta corriente filosofía surgió en el siglo XIX y ganó mucha popularidad en los Estados Unidos en las primeras décadas de 1900. Phineas Quimby (1802-1866) es considerado como el padre del Nuevo Pensamiento. El desarrolló sus enseñanzas basándose en las ideas del inventor sueco Emanuel Swedenborg (1688-1772) quien enseñaba que el mundo físico es una extensión de la mente.
En el 1859 Quimby abrió una oficina de sanidad mental asistida en Portland y entre sus estudiantes se encontraba Mary Baker Eddy quien en 1866 desarrolló el sistema de creencias denominado Ciencia Cristiana, y en el 1879 fundó la iglesia de Cristo Científico. Más adelante el filosofo, místico, y uno de los autores del Nuevo Pensamiento más leído Ralph Waldo Trine (1866-1958) popularizó las mismas ideas de Quimby, pero él no las introdujo al cristianismo.
Un pastor de nombre E. W. Kenyon (1867–1948) fue compañero de estudios de Ralph Waldo Trine en la escuela de oratoria Emerson College en Massachusetts, quien al parecer fue influenciado por esta corriente filosófica también. A él se le conoce como el predicador del Pensamiento Positivo. El enseñó que las confesiones positivas eran la clave para una vida prospera. Este último influenció en Oral Roberts (1918-2009) fundador de la universidad que lleva su nombre, donde estudió el pastor Joel Osteen quien, no hay dudas, también recibió la misma influencia. Hoy, a través de la tecnología y a través de su libro, este último influye a su vez en millones de personas.
¿Es bíblico “declarar” cosas? Para defender la postura que este asunto está basado en la biblia alguien citó, entre otros similares, los siguientes pasajes:
1. “Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.” Éxodo 18:15-16
2. “Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová a nuestros padres que nos daría.” Deuteronomio 26:3
3. “Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.” Juan 4:25
4. “Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.” 1 Corintios 14:24-25.
Honestamente, estos pasajes no sirven de sustento para afirmar que como cristianos debemos “declarar” cosas que no han sucedido como ciertas. Veamos el contexto de cada verso bíblico señalado:
En el caso de Moisés, este varón de Dios juzgaba a los hijos de Israel en sus pleitos y contiendas declarándoles lo que Dios había dicho concerniente a problemas entre ellos, no a su futuro.
La declaración que aparece en Deuteronomio, debía hacerse en señal de gratitud a Dios, una vez los israelitas hubieran tomado posesión de la tierra de Canaán y hubieran cosechado los frutos de la misma, ellos debían declarar lo que Dios –ya había hecho- por ellos.
La mujer samaritana dijo que el Mesías, cuando viniera, declararía todas las cosas, a lo que Jesús respondió: -Yo soy, el que habla contigo.- Jesús, ciertamente declaró muchas cosas en Sus palabras, pero ninguna de ellas tiene que ver con la capacidad de sus discípulos de alterar el porvenir mediante la “declaración.”
Y finalmente, a lo que el apóstol Pablo hizo mención en su carta a la iglesia que estaba en la ciudad de Corinto no fue más que la declaración de convicción de que Dios está entre Su pueblo por parte de algún nuevo converso.
Como podemos ver ninguno de estos textos sostiene esta creencia. Pudiéramos citar muchos otros parecidos, pero la cuestión es que si los miramos a fondo, nos daremos cuenta que este fenómeno cristiano moderno no está sustentado por un así ha dicho Jehová. Es así de simple. La biblia o enseña una cosa o no la enseña.
¿Debemos los cristianos tener mentes positivas y expresar cosas maravillosas con el fin de que prosperemos en todo? Hay una cosa que es muy cierta, la Biblia está llena de promesas para los fieles hijos de Dios. El anhela darles todas Sus bendiciones, pero tanto las promesas de Dios, así también como Sus bendiciones siempre son condicionales.
Expresar con palabras cosas bonitas de la Biblia y “declarar” prosperidad para nosotros, no garantiza nada, nosotros debemos vivir la palabra, no solo expresarla.
El apóstol Santiago escribió: “…Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1:22-25.
Notemos como el apóstol nos llama a ser hacedores de la palabra, es decir a perseverar en la ley de la libertad. De acuerdo al contexto del mismo libro, Santiago se refiere a la ley de Dios, los diez mandamientos. Aquellos que perseveren en los preceptos del decálogo de Dios serán bienaventurados en lo que hacen, en otras palabras Dios les bendecirá y les irá bien.
Dios nos ofrece el privilegio de estar a la cabeza y no en la cola, pero una vez más aparece una condición: “…Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas…” Deuteronomio 28:13
Dios no solo tiene 31 promesas para nuestras vidas, Dios tiene miles de bendiciones que quiere darnos si nosotros cumplimos sus mandatos en nuestras vidas. Dios prometió que si somos fieles el derramaría sobre nosotros bendiciones hasta que sobreabunden Malaquías 3:10.
En el Nuevo Testamento encontramos otro pasaje similar: “…y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.” 1 Juan 3:22
Como cristianos que vivimos en este mundo tan agitado y con tantas preocupaciones tenemos el deber y el derecho de fijarnos metas y expectativas en nuestras vidas como lo hace todo el mundo. Tenemos que tener el deseo de echar hacia delante avanzando en nuestras carreras, profesiones, negocios, familias, etc. Es muy cierto que tenemos que fijarnos metas y luchar por ellas.
Santiago también escribió en el capítulo 1 verso 8: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” Si no nos enfocamos en un objetivo que queremos alcanzar, sino que solo nos la pasamos probando una cosa hoy y otra mañana, no importa cuántas declaraciones hagamos, Dios no intervendrá en nuestro favor. El no está sujeto a nuestras demandas sino que somos nosotros los que tenemos que sujetarnos a sus requisitos. No debemos creer que por el simple hecho de expresar algo con palabras ya Dios tiene la obligación de responder a nuestra orden. Las cosas no son así. De acuerdo a Su misma palabra debemos poner todo en Sus manos y permitir que El obre de acuerdo a Su voluntad para con nosotros. “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” 1 Juan 5:14
¿Es la voluntad de Dios que los cristianos seamos prosperados? Sí, en todas las cosas y que tengamos Salud. 3 Juan 2; ¿Entonces por qué muchos de nosotros no prosperamos? Porque El sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros. No podemos explicar el por qué de muchas cosas que nos suceden o no nos suceden a los cristianos, sin embargo debemos confiar que lo que Dios permite es por nuestro bien, no solo en esta vida, sino también en la eternidad.
Si no es para nuestro bien eterno y/o no es la voluntad de Dios, enfatizamos, las declaraciones no sirven de nada. Ellas no son más que una práctica filosófica que ha encontrado cabida en el mundo cristiano. Es más, aun si las cosas en las que queremos prosperar son de acuerdo al plan Divino para nuestras vidas, no estamos llamados a expresar en declaraciones nuestra fe y esperanza en el Señor, sino a ponerlo a El por delante de todo.
“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” Santiago 4:13-15.
“Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar. Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite.” 1 Corintios 16:5-7
“Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.” Hechos 18:21
Algunos que creen en “declarar” cosas buenas para la vida de los cristianos aseguran que aquellos que decimos que esta corriente no es bíblica estamos hablando de cosas que no entendemos porque no tenemos descernimiento espiritual. Pero es lamentable el caso, pero más bien parece ser que ellos son los que no entienden de donde viene y como llegó este asunto al cristianismo moderno, como hemos visto.
Por asuntos como este y muchos otros es que tenemos que dedicarnos al estudio de la palabra de Dios. Debemos escudriñar Las Escrituras como ordenó Jesús, Juan 5:39, y no solo basar nuestras creencias en el conocimiento que nos transmita el pastor durante el servicio religioso. Millones de personas son influenciadas en el mundo por los mensajes motivacionales de muchos predicadores renombrados, pero nosotros debemos imitar el ejemplo que Pablo citó en el Nuevo Testamento sobre los creyentes en la ciudad de Berea: “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.” Hechos 17:10-11.
El simple hecho de que alguien se pare detrás del púlpito no garantiza que sea la palabra de Dios la que se declare. Porque algo se vuelva común o popular entre el cristianismo eso no lo hace cristiano. Tenemos que estar seguros por nosotros mismos que lo que creemos está sustentado en la palabra de Dios.
(Fuente: fielesajesucristo.com)