SANTIAGO 1.23-25 “Si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas, el que mira atentamente en la perfecta Ley, la de la libertad, y persevera en Ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”. Amén.
No basta con leer la Palabra de Dios, es
necesario ponerla en práctica para ver a Dios actuar.
El proceso para aplicar los principios
bíblicos no debe malinterpretarse. Independientemente de escuchar, creer y
aplicar, también debemos explorar y descubrir, para poder actuar.
Explorar un principio bíblico significa
estudiar la Biblia, a fin de entender cuál es el contexto circundante, qué
significa la lección para nuestra vida, y qué revela sobre Dios. También
se debe saber cómo se relaciona todo eso con el resto de la Biblia.
Profundizar en la Palabra de Dios ablanda corazones
y mentes
para que la nueva doctrina quede bien plantada.
A medida que nos adentramos en las
Sagradas Escrituras, sus páginas se vuelven realidad para nosotros. Es
que la rica Verdad de Dios se convierte en nuestra.
Un creyente que tiene poco que decir sobre
la obra de Dios en su vida, no está aplicando las Sagradas Escrituras.
El solo hecho de oír y creer no arraiga un
concepto; es necesario ser hacedores.
¡Que Dios nos dirija y nos
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia: En.Contacto)