martes, 30 de septiembre de 2014

“Dios Escucha”

Reflexión 30.9
Si estás en un momento de aflicción o de prueba, ten presente que Dios sí te escucha, aun cuando no lo oigas o te parezca que está lejos. 

Salmos 130:1-18 "De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Señor oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. Jehová si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová, más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él; y el redimirá a Israel de todos sus pecados".

  En este pasaje vemos cómo el salmista comienza su oración expresando la angustia tan grande que tiene; como nos ocurre a nosotros cuando pasamos por prueba que nos atribulan, y que muchas veces hasta pensamos que Dios no nos escucha, y que es necesario llamar su atención. El salmista David -hombre que amaba al Señor, y que fue catalogado como hombre conforme al corazón de Dios- también escribió otros salmos levantando su voz con angustia en momentos de aflicción, sin embargo, los terminaba en victoria, dándole la gloria a Dios y reconociendo que siempre estaba con él.

Hemos escuchado testimonios diferentes, sobre cómo el Señor saca de pruebas y aflicciones, y como al final de cuentas se superan esos momentos difíciles; aún metidos en grandes hornos de aflicción.

  Por eso, sin importar quién seas o lo grave de tu situación, aunque creas que no hay salida, te recuerdo: Nada pasa desapercibido para Dios…Él no se cansa, ni se duerme (Salmos 121) porque está atento para cuidar a cada uno de sus hijos. Él es omnipresente y Omnipotente, o sea que está en todas partes y que nada es imposible para Él; por lo cual puedes confiar en la protección y cuidado divinos.

  El salmista expresa su angustia por los pecados y dice que Dios no fija su mirada en ellos pues, de lo contrario, nadie podría mantenerse en pie; por eso afirma que en Dios hay perdón. Algunas personas, cuando atraviesan momentos difíciles, se preguntan si Dios los escucha y si acaso no estarán recibiendo un castigo por sus pecados. Sin embargo, debemos recordar que Él es misericordioso y no un juez castigador como algunos piensan y que si nosotros confesamos nuestros pecados, es fiel y justo para perdonarnos toda maldad (1 Juan 1.9). No hay nada de lo que hayas hecho que la sangre de Jesús no pueda limpiar. La Palabra de Dios dice que el único pecado imperdonable es la blasfemia contra el Espíritu Santo. (Mateo 12.31-32) Por lo tanto, no cuestiones ni hables neciamente de aquello que ignoras.

  No importa la magnitud de tu pecado, si fue antes de conocer a Cristo o después; déjame decirte que hay salvación para tu alma. Clama al Señor del cielo, reconociendo tus faltas y pidiendo su perdón; te aseguro que serás escuchado, porque Dios desea que todos nos arrepintamos.     Cuando lo hacemos, experimentamos el perdón de Dios y reconocemos su inmenso amor; entonces el Espíritu Santo nos llena de paz, de alegría, y en gratitud podemos adorar a Dios y reverenciar su nombre.  


  Hermano, amigo: si estás en un momento de aflicción o de prueba, ten presente que Dios sí te escucha, aun cuando no lo oigas o te parezca que está lejos.  Recuerda la conocida historia de Huellas en la arena; donde se habla de un momento cuando él creía que iba solo, pero Jesús era quien lo llevaba en sus manos. Aprende a ser una persona de fe, porque la Palabra de Dios dice que el justo por la fe vivirá (Romanos 1, 17). ¡Dios siempre está contigo!  


  "Esperé yo a Jehová, esperó mi alma, en su palabra he esperado" Dios también se toma su tiempo; no te desesperes cuando la respuesta no llega de inmediato, tienes que esperar el tiempo de Dios y creerle, permitiéndole que Él haga su obra.  Él no se retrasa; pero se toma su tiempo porque quiere que seas una persona madura y no un niño caprichoso que cuando pega su pataleta tiene lo que quiere. Así no se puede vivir delante del Señor, confía en Él y Él hará. Acude a su Palabra, toma la Biblia y empieza a estudiarla y a creerla; escudríñala porque está llena de sabiduría y bendición.

  “Esperar la mañana” como hacen los centinelas, figura la espera tan larga que representa para ellos, velar y aguardar, muchas veces de pie, tomándose un café para mantenerse despierto; cuidando su lugar de trabajo: un banco, una casa, un edificio. Imagínate lo largas que se hacen las noches para los celadores, deben parecerles eternas. Del mismo modo, cuando tú estás metido en el fuego de la prueba, te parece que la mañana no va a llegar, que la noche ya no tiene 12 horas sino como 50; sientes que estás metido en un hueco muy profundo; pero no, déjame decirte que así como el centinela espera la mañana, tú tienes que esperar en Dios, sabiendo que la mañana, de hecho, vendrá; que amanecerá un nuevo día porque así el Señor lo estipuló para tu prueba tenebrosa y horrible, ¡amanecerá un nuevo día! En el momento más oscuro, más terrible, recuerda que la mañana está próxima a venir, no te desanimes.

  Hoy el llamado, la palabra, la oración para cada una de las ovejitas es: no te desanimes, así como el centinela espera la mañana, espera la respuesta de Dios.  No te desesperes, porque Dios es real, ¡Dios es real! tan cierto como cada día que ves el sol y, aunque no lo veas, sabes que ahí está, detrás de esas sombras oscuras; así mismo, no importa la prueba, ahí está el Señor. Clama a Él, escucha su voz, escudriña y atiende a su Palabra; si sabes que hay pecado, ponte ahora mismo de rodillas y dile: "Señor, perdóname por favor cualquier falta que haya cometido, perdóname". Si estás ansioso, no te preocupes y así como el centinela espera la mañana, espera la redención de Jehová, porque está pronta, a la puerta de tu casa. Si estás quebrantado o desesperado, si la angustia llegó a tu puerta, toma esta palabra. Si crees que tu pecado ha sido grandísimo, para ti hay redención, esperanza y salvación. (Reflexión de MensajesAlentadores.com)

lunes, 29 de septiembre de 2014

“Totalmente Rendidos”

Lucas 1.26-38 “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: !!Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia”

¿Entendemos el alto costo de ponerle límites a nuestra entrega a Cristo? Incontables almas dejarán de escuchar las buenas nuevas; obreros cristianos, que tanto se necesitan, no pondrán en acción su fe; y oraciones que podían haber sido contestadas, nunca se dijeron.

Pero estamos totalmente rendidos a Dios . . .

1. Cuando decimos: “No importa lo que yo quiera, Señor, que se haga tu voluntad”. Comenzamos por reconocer su derecho a tener el control de nuestras vidas.

2. Cuando dejamos de negociar con Dios. Nuestras oraciones suelen sonar así: “Señor, estoy dispuesto a hacer lo que dices si solo me ayudas primero [o me sanas, o me prosperas en . . . ]” Como pecadores condenados por nuestra propia naturaleza, e incapaces de salvarnos a nosotros mismos, no tenemos ninguna base para negociar con Dios. Él nos redimió por la sangre derramada de su Hijo y nos hizo parte de su familia. Nuestra fidelidad a Él tiene que ser incondicional.

3. Cuando renunciamos para recibir de Dios. La entrega total significa que decimos adiós voluntariamente a nuestra independencia, a nuestra autodeterminación y a nuestras preferencias personales (Mateo 10.39). Al hacerlo, nos posicionamos para un derramamiento de las bendiciones de Dios al máximo; para ser usados plenamente en su servicio; y para tener una profunda comunión con Él. ¿Qué ha traído el Señor a su mente, que ha dejado de entregarle plenamente? ¿No quisiera ponerse de rodillas y rendirle eso hoy mismo?
(De Encontacto.org)

Lectura antes de iniciar las labores 1 Pedro 5:5-6 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”

jueves, 25 de septiembre de 2014

“Cuando Dejamos de Proteger Nuestro Futuro”

Meditación 25.9

2 Samuel 11.1-17 “Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta. Entonces David envió a decir a Joab: Envíame a Urías heteo. Y Joab envió a Urías a David. Cuando Urías vino a él, David le preguntó por la salud de Joab, y por la salud del pueblo, y por el estado de la guerra. Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real. Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa? Y Urías respondió a David: El arca e Israel y Judá están bajo tiendas, y mi señor Joab, y los siervos de mi señor, en el campo; ¿y había yo de entrar en mi casa para comer y beber, y a dormir con mi mujer? Por vida tuya, y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa. Y David dijo a Urías: Quédate aquí aún hoy, y mañana te despacharé. Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el siguiente. Y David lo convidó a comer y a beber con él, hasta embriagarlo. Y él salió a la tarde a dormir en su cama con los siervos de su señor; mas no descendió a su casa. Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías. Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera. Así fue que cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. Y saliendo luego los de la ciudad, pelearon contra Joab, y cayeron algunos del ejército de los siervos de David; y murió también Urías heteo."

Antes vimos que Esaú vendió su futuro por un plato de lentejas. Su ceguera a lo que era verdaderamente valioso hizo que perdiera su herencia. Otras historias de la Biblia pueden enseñarnos más lecciones valiosas. David fue escogido por Dios para que dirigiera la nación, y durante muchos años siguió el plan del Señor. Pero su deseo por Betsabé le llevó a cometer adulterio con ella y hacer los arreglos necesarios para que su marido muriera. Por decidir satisfacer sus deseos en vez de obedecer a Dios, cayó en pecado. Cuando fue confrontado por el profeta Natán, David se arrepintió sinceramente (2 Samuel 12.7-13), pero él y su familia fueron afectados profundamente por su falta.

Sansón fue otra persona que sabía lo que el Señor exigía, pero decidió desobedecer; al igual que David, renunció a las bendiciones por el placer temporal. Al perder de vista el propósito de Dios, Sansón decidió complacer a su desleal compañera Dalila (Jueces 16.15-17).

Un tercer ejemplo es Judas Iscariote, quien quiso que Jesús estableciera el reino de Dios inmediatamente. Porque valoraba más los asuntos terrenales que los espirituales, rechazó las enseñanzas de Jesús y trató de manipular los acontecimientos. Estaba convencido de que él sabía lo que era lo correcto —de que sabía más que Dios.

Para evitar la clase de errores que estos hombres cometieron, debemos tomar la decisión de dejar de lado nuestros deseos para hacer la voluntad de Dios. En otras palabras, debemos valorar lo eterno por sobre lo temporal, y estar satisfechos con lo que el Señor ha dispuesto.
(De Ministerios en Contacto)

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cómo Proteger Nuestro Futuro

Meditación 24.9


Génesis 25.23-34 " Y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor.  Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre. Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz. Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob. Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura".

Vivimos en una cultura orientada al placer y enfocada en el presente. Dios no quiere que sacrifiquemos las bendiciones futuras por los deleites inmediatos. Echemos un vistazo al error cometido por Esaú, y aprendamos de él.

Ciego a lo que era valioso en la vida, Esaú vendió despreocupadamente su primogenitura para conseguir lo que quería. Por ser el hijo mayor de Isaac, encaraba un futuro seguro en su papel de líder espiritual y cabeza de la familia. Pero, sin darle ninguna importancia a sus derechos como primogénito, ni a las consecuencias sobre las generaciones futuras, lo vendió todo por un plato de lentejas.

Algunos de nosotros somos igualmente miopes. Pasamos gran parte de nuestro tiempo trabajando o involucrándonos en actividades que nos producen placer. Cuando lo que Dios quiere es que nuestras prioridades reflejen las suyas —que lo amemos con todo nuestro corazón, alma y mente; y que amemos a los demás por medio de una vida de servicio y sacrificio (Mateo 22.37-40).

Esaú era gobernado por su apetito y por sus emociones. Cuando regresó de cazar, sus pensamientos estaban centrados en el hambre que tenía, y en la manera más rápida de satisfacer su estómago vacío. Aceptó la oferta de Jacob sin considerar el costo. Las emociones que nos impulsan a actuar con rapidez pueden llevarnos por el mal camino.

Podemos proteger nuestro futuro rindiéndonos al control del Espíritu Santo ysirviendo a Dios obedientemente. Asegúrese de ponerlo a cargo de su mente, su voluntad, sus emociones y su apetito.  (De Ministerios En Contacto)

martes, 23 de septiembre de 2014

La Lección del Quebrantamiento

Meditación 23.9

2 Corintios 4.7-10  "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos"

A nadie le gusta ser afligido, pero no podemos ignorar sus beneficios para el crecimiento espiritual. El ser quebrantados nos da una perspectiva totalmente nueva en cuanto al plan del Señor para nuestra vida. Es que disfrutar de un flujo constante de bendiciones distorsiona nuestro enfoque de Dios, dejándonos por lo general con la suposición de que Él existe para nuestro servicio.

Le pedimos al Señor salud, éxito y seguridad económica. Le pedimos que bendiga nuestra familia y nuestras relaciones. Le pedimos, le pedimos y le seguimos pidiendo. Y la verdad es que la mayor parte del tiempo no estamos realmente hablando a Dios en absoluto. En nuestra mente, lo hemos reemplazado por un sirviente; le decimos lo que queremos, y después lo enviamos a que nos lo consiga.

En todo esto, ¿quién es el centro de nuestras oraciones? Sin duda, no es Dios todopoderoso, nuestro eterno Salvador y Creador del universo. No; somos nosotros quienes estamos en el centro de estas oraciones. Por consiguiente, el resultado final es la sutil creencia de que Dios existe para nuestro beneficio —algo muy distinto de la realidad de su divinidad. Esta distorsión rompe el corazón del Señor y nos aleja mucho de saber realmente quién es Él.

La cura para esta egocéntrica idolatría es el quebrantamiento. Cuando Dios dice “No”; cuando quita; cuando maneja lo que tenemos, cuánto tenemos y cuánto tiempo lo tenemos, nos está ayudando a mantener nuestros ojos puestos en Él. No desprecie esos momentos. Por el contrario, reconózcalos como la voz de su Padre celestial llamándole de regreso a sus amorosos brazos.  (De En Contacto)

lunes, 22 de septiembre de 2014

“El Camino del Quebrantamiento”

Meditación 22.9

Salmos 51.17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”

Juan 12.24 nos da una hermosa ilustración del quebrantamiento: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. En otras palabras, solamente cayendo y rompiéndose puede un solo grano producir una abundante cosecha. Si se mantiene aislado y protegido nunca producirá nada.

Así es como trabaja el Señor, nos quebranta para producir crecimiento espiritual y un ministerio asombroso en nuestras vidas. Y el proceso es siempre el mismo:

1. Dios se fija como objetivo las áreas en que no estamos sometidos a Él.
2. Él dispone las circunstancias y selecciona las herramientas con las cuales quebrar nuestra autosuficiencia.
3. Él controla la presión y el tiempo de esas circunstancias para traernos de vuelta a su voluntad.

Pero, lamentablemente, siempre nos resistimos a ser quebrantados. Queremos seguir el camino más fácil, y tener la esperanza de que Dios bendecirá nuestra apatía.

Si nos negamos a ser transformados por medio del quebrantamiento, y en vez de eso nos aferramos a las cosas que Dios quiere que dejemos, Él nos pondrá a un lado. Al igual que un grano de trigo intacto, nos mantendremos solos y sin fruto.

Hermano, ese no es el camino que lleva a la madurez. Nuestro Padre celestial tiene un camino mejor.
El quebrantamiento duele, pero más duele no ser quebrantado. No se deje distraer por la felicidad breve. Mire hacia dónde le está conduciendo su Padre celestial, y deje que Él haga lo que sea necesario para llevarle hasta allí. (De Ministerios En Contacto).

Lectura antes de iniciar labores: 1 Timoteo 6:10-15 “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores”

viernes, 19 de septiembre de 2014

"Desierto Espiritual" por Enrique Monterroza

Hay periodos en la vida de todo creyente que pasa por “desiertos espirituales”, y es que llamo desierto espiritual a esos periodos de sequedad, en donde por alguna razón dejamos de ser sensibles a lo espiritual, en donde no dan ganas de orar, en donde lo espiritual nos llega a parecer hasta aburrido y en donde por alguna razón no sentimos la presencia de Dios sobre nuestras vidas como en otros momentos la hemos sentido.
Un “desierto espiritual” es ese periodo en donde sentimos que nuestras oraciones son secas, en donde entonar una alabanza pareciera solo una simple repetición de palabras, en donde estamos más concentrados en lo secular más que en lo espiritual, en donde hasta hemos perdido el objetivo que en algún momento nos trazamos.
Es duro estar en ese periodo de desierto espiritual, nadie piensa en llegar allí en realidad, pero todos en algún momento llegamos a ese punto, no porque lo queramos, sino que muchas veces es consecuencia de nuestro bajo nivel de comunión con Dios o es producto de permitir que los problemas que nos rodean le ganen la partida a nuestra fe.

Un desierto espiritual es uno de esos periodos que nadie quiere vivir, es uno de esos momentos que nadie nos dijo que pasaríamos, es un tiempo en donde deseamos satisfacernos de Dios, en donde tenemos una sed enorme de Él pero por alguna razón no podemos saciarnos. Esos desiertos son los que destruyen la vida espiritual de las personas si no lo logran superar, son esos desiertos los que hacen de un siervo, un esclavo de la rutina y poco a poco lo aleja de Dios.

Quizá hoy te encuentres en un desierto espiritual, en donde tu corazón se ha endurecido, en donde ya no eres tan sensible como antes lo fuiste o donde ya no ves las cosas de la misma manera que antes las veías.
Este es el día en el que tienes que comenzar a salir de ese desierto, es hoy el momento en donde tienes que proponerte en tu corazón salir adelante, no es posible que ese desierto te derrote, no es posible que todo lo que avanzaste quede desperdiciado en ese desierto.

Hoy tienes que salir de ese desierto espiritual de una vez por todas, tienes que comenzar a orar con sinceridad, tienes que alimentarte de la Palabra de Dios con un corazón humilde, no hay fórmula mágica para salir de allí, solo la humildad y sencillez de corazón puede hacer que vuelvas a ser el mismo creyente que un día fuiste.

Reflexiona muy bien (Lamentaciones 3:40) que fue lo que poco a poco te fue llevando a ese desierto y al detectarlo comienza por cambiar cada cosa que en su momento hiciste mal. Si dejaste orar, es hora de comenzar paulatinamente a hacerlo nuevamente, es necesario que forjes un hábito de oración, si dejaste de leer la Biblia es hora de comenzar nuevamente a leerla diariamente, si dejaste de congregarte es hora de poner tus ojos en Dios y no en el hombre y comenzar a congregarte, si dejaste de hacer lo bueno porque te cansaste de ser bueno, es hora de que con humildad comiences nuevamente a hacer lo bueno, no para agradar al ojo humano, sino para agradar a Dios.

En medio de cualquier desierto espiritual puedes encontrar a Dios si lo buscas de todo corazón: “Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón.” Jeremías 29:13

El salmista David experimento esos desiertos espirituales y escribió: “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.” Salmos 63:1

Dios quiere encontrarse contigo, la pregunta es: ¿Quieres tu encontrarte con Dios?, si realmente tienes sed de Dios tienes que comenzarlo a buscar sin poner ninguna excusa, pero sobre todo, que a la hora de buscarlo siempre tengas un corazón contrito y humillado (Salmos 51:17).

¡Hoy Dios quiere saciar tu sed!

“Partió las rocas en el desierto para darles agua como de un manantial burbujeante. Hizo que de la roca brotaran corrientes de agua, ¡y que el agua fluyera como un río!”  Salmos 78:15-16 

“Cómo Orar al Dios Soberano”

                                                                       Meditación 19.9
Juan 17.1-12 “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

La oración es esencial para el andar del creyente con Dios. Pero, algunas veces, nos preguntamos”

1. Si el Señor controla todas las cosas, ¿por qué quiere que oremos? Porque Dios desea involucrar a sus hijos en el trabajo que está haciendo; por medio de la oración podemos ser parte de sus planes y propósitos. Orar con regularidad nos ayuda a mantener un sentido de dependencia de nuestro Padre, y nos lleva a tener una relación más estrecha con Él. Asimismo, Dios desea que conformemos nuestra voluntad a la suya. Cuanto más armonicen nuestros planes con los de Él, más podrá hacer en nuestra vida y por medio de nosotros. Además, sabe que la oración contestada desarrollará nuestra fe.

2. ¿No se cumplirán los planes de Dios si decidimos dejar de orar? Dios no está subordinado a nosotros, por lo que sus planes dependen únicamente de Él. El Señor hace todas las cosas según el designio de su voluntad, no conforme a nuestras oraciones. Sin embargo, Él nos impulsa a orar para incluirnos en sus propósitos eternos.

3. Si no oro, ¿afectará ello mi vida o la de alguien más? Según la Biblia, algunas cosas que Dios ha pensado darnos, solo las recibiremos si se las pedimos (Santiago 4.2). Por ejemplo, Jesús no hizo muchos milagros en el pueblo donde se crió, porque muy pocas personas tuvieron la fe para pedir (Mateo 13.57, 58).

Las acciones del Señor ilustran el lugar que debe tener la oración en la vida del creyente. Sabiendo que el Padre tenía el control perfecto de todas las cosas, iba siempre a Él en oración. ¿Buscará usted imitar el ejemplo de Jesús?
(De Encontacto.org)

Lectura antes de iniciar las labores: Eclesiastés 1.1-11 “Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.”

lunes, 15 de septiembre de 2014

"El Cuidado de la Conciencia"

MEDITACION 15.9
1 Timoteo 1.5 “Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida”

Todos enfrentamos, en algún momento, decisiones que ponen a prueba nuestro carácter. Cuando una decisión está en conflicto con nuestro sistema de valores, lo primero que responde es nuestra conciencia. Sin embargo, incluso este regalo divino ha sido sometido a la influencia del mundo, lo que significa que no solo debemos reorientar sino también fortalecer nuestra “brújula interna”.

La fortaleza de nuestra conciencia depende tanto de la verdad como de la moral, y éstas, a su vez, de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.

• La verdad. Puesto que Jesús declaró que Él es la verdad, mantener una estrecha relación con Él mediante la oración y la obediencia fortalece nuestra conciencia. Tanto el Espíritu Santo como la Palabra de Dios juegan un papel vital en este proceso de crecimiento. El Espíritu no solo nos ayuda a distinguir entre la santidad y el pecado; también nos enseña y nos guía a toda verdad (Juan 14.17, 26; 16.8, 13).

• La moral. Tanto José como David nos dieron un ejemplo que debemos seguir cuando enfrentemos la tentación: Dejaron que sus conciencias les guiaran para honrar a Dios. A un gran costo personal, José rechazó las exigencias de la esposa de Potifar (Génesis 39). Y David, aunque se le presentó la oportunidad de matar o humillar a Saúl, decidió dejar el asunto en las manos del Señor (1 Samuel 24.5-7).

Podemos tener la confianza de que el Espíritu Santo nos ayudará a tener una mejor conciencia. Él nos ha dado todo lo que necesitamos para la tarea, que es esencial si queremos vivir en santidad. (De Encontacto)

Versos complementarios
Juan 14.17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Juan 14: 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 16.8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

Juan 16.13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

1 Samuel 24:5-7 Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová. Así reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino.

"En la Sala de Espera"

Meditación escrita por Enrique Monterroza 

¡Ay! Como duele esperar y también cuesta. Creo que la mayoría de nosotros no tenemos la hermosa cualidad de esperar pacientemente, por lo general nos desesperamos al no ver una respuesta rápida, nos frustramos y hasta nos enojamos.

Pero ¿Qué pasa cuando a Dios se le ocurre la idea de mantenernos en la Sala de Espera?
Estar en la Sala de Espera de Dios es difícil en el sentido que a ninguno de nosotros nos gusta esperar tanto por algo que queremos recibir.

A través de la Biblia noto personajes que Dios mismo los puso en la Sala de Espera antes de cumplir su plan perfecto en sus vidas.

Abraham llamado amigo de Dios espero 25 años para que la promesa de un hijo con su esposa Sara se cumpliera. ¿Te imaginas esperar 25 años por una promesa que salió de la propia boca de Dios?, pues si, Dios mismo se lo prometió y no tardó, simplemente cumplió su promesa en el tiempo que Él ya tenía destinado.
Moisés, conocido ahora como el hombre más manso que ha existido, fue puesto por Dios en la Sala de Espera 40 años en el desierto pastoreando ovejas antes de utilizarlo como libertador de su pueblo.

David, el hombre conforme al corazón de Dios, fue ungido como próximo rey de Israel, elegido especialmente por Dios para ese puesto, sin embargo pasaron muchos años para que David viera cumplida esa promesa, Dios lo puso en la Sala de Espera, mientras tanto David se forjo como ese hombre, guerrero y salmista de Dios, sufrió persecuciones, desprecios y muchos momentos de desiertos y anonimatos, pero a pesar de todo ello, Dios cumplió su promesa.

Estos tres hombre tienen algo en común, los tres estuvieron en la Sala de Espera de Dios, pero al cumplirse los propósitos de Dios en sus vidas llegaron a ser hombres usados por Dios de una manera maravillosa a tal punto que son parte de la historia universal.

Lo que quiero decir con esto es que cuando Dios te pone en la Sala de Espera no es para fastidiarte, no es para desesperarte, ni para arruinarte la vida, cuando Dios decide ponerte en la Sala de Espera es porque antes de cumplir su promesa en tu vida quiere forjar tu carácter y tu fe, quiere que comprendas que dependes de Él, quiere que comprendas que por muy buenas capacidades que tengas, todo es en vano si no está Él detrás de todo.

Quizá mientras estamos en la Sala de Espera seremos enviados al desierto, en donde nos enfrentaremos con la soledad y el calor asfixiante de ese lugar, sin embargo allí en el desierto tendremos encuentros maravillosos con Dios, en donde nos hablará al corazón. (“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón.” Oseas 2:14 Reina Valera 1960)

Quizá mientras estemos en la Sala de Espera de Dios pasaremos momentos de anonimato, en donde nadie se fijará en nosotros, en donde seremos despreciados, en donde nadie creerá en lo que somos capaces de hacer y en donde pareciera que las puertas se cierran una tras otra, pero a pesar de ello Dios cumplirá su propósito en nosotros, no por lo que veamos, sino por lo que Él ya prometió. (“Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.” Salmos 138:8 Reina-Valera 1960)

Puede que hoy en día te sientas que estas en la Sala de Espera de Dios, en donde estas a punto de desesperarte, a punto de tomar decisiones precipitadas, pero hoy quiero decirte una sola cosa:
No importando el tiempo que pases en la Sala de Espera, no te desesperes, no tires por la borda lo que tanto sacrificio te ha costado, mantente firme, no te desanimes por lo que ves, que lo que pase a tu alrededor no te haga creer que Dios no responderá o que no cumplirá, porque la respuesta de Dios no está sujeta a las circunstancias que te rodean o que se te presenten, sino a la PROMESA QUE ÉL UN DÍA TE DIO.

Quizá estés en la Sala de Espera, pero eso significa que tienes una respuesta asegurada, porque jamás esperarás en Dios sin recibir una respuesta, aunque ésta llegue en el tiempo que llegue, Dios responderá, Él cumplirá, porque no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse.

¡Dios responderá, no te canses de esperar!
 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

“Con Alas Como las Águilas”

Meditación 10.9
Isaías 40.28-31 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán“

La primera vez que vi a un águila volar entendí por qué Dios usó a esta ave para animarnos. El águila, que simplemente abre sus alas y se remonta, depende totalmente de las corrientes de aire para mantenerse arriba.

En cambio, nosotros batimos las alas tratando de ser mejores cristianos. Decidimos leer más la Biblia o mejorar en el control de nuestro carácter. Nos esforzamos por escapar de los viejos hábitos y tentaciones. Pero en vez de volar hacia las cumbres, nos mantenemos en el fondo del valle con las alas cansadas. Esto se debe a que a veces confundimos lo que hace que una persona sea madura espiritualmente. Un buen creyente no es aquel que trata y trata de hacerlo todo bien. He sido creyente el tiempo suficiente para saber que no soy mejor hoy de lo que fui el día en que me convertí.

Madurez espiritual significa reconocer que somos incapaces de cambiarnos a nosotros mismos. La carne es corrupta, y no puede ser extirpada por ningún medio humano. Pero nuestro Padre omnipotente vence nuestros impulsos imperfectos por medio de su Espíritu. Por ejemplo, el Espíritu del Señor que habita en nosotros tiene la capacidad de aplacar la ira y ejercer su poder para ayudarnos a no caer en tentaciones. Mientras que otros se fatigan tratando de ser buenos, el creyente maduro confía en el Señor y “levantar[á] alas como las águilas” (Isaías 40.31).

Isaías nos recuerda que hasta los jóvenes se debilitan y caen. Dios no hizo estos cuerpos, estas mentes y estos espíritus humanos para que volemos sin ayuda. Él nos creó para que nos remontemos con su poder.

(De Encontacto.org)

lunes, 8 de septiembre de 2014

“Paz con Nosotros Mismos”

Meditación 8.9

Romanos 12:1-8 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.”

Aquí, Pablo dice que algunas personas tienden a considerarse mejores de lo que son. También es verdad que otras se sienten tentadas a menospreciarse. Por tanto, ¿qué debemos pensar en cuanto a nosotros?
Un sentimiento piadoso de autoestima ofrece una valiosa solución aquí. Se encuentra en el corazón de una vida serena, y ofrece el sólido punto intermedio entre la zanja del autodesprecio, por un lado, y el precipicio de la autoexaltación, por el otro. Este lugar de descanso en Jesús se origina simplemente viéndonos como el Señor nos ve.

Cuando usted nace de nuevo, Dios le ve como su hijo amado y dueño de una nueva identidad. Ya que su vida está escondida con Cristo en Dios (Colosenses 3.3), puede decir que está completo en Cristo. Y porque el Espíritu de Él habita en usted, puede tener una vida recta.

No obstante, conserva su naturaleza pecaminosa la cual todavía es capaz de manifestarse. Es correcto, entonces, entristecerse por lo malo que haga, al igual que regocijarse por sus progresos espirituales. Así es como lo ve Dios. Tenga en cuenta, sin embargo, que el agrado o el desagrado del Señor por su conducta, de ninguna manera alteran el amor que le tiene, ni tampoco su identidad como posesión suya. El Señor siempre le ve como suyo, y como una persona infinitamente valiosa.

Al final, alcanzará la plena madurez espiritual en Cristo. Pero, mientras tanto, nunca olvide que usted no es lo que hace. Usted es lo que es: Un hijo de Dios (Juan 1.12). (De Ministerios en Contacto).

Lectura antes de iniciar labores en Juan 14:1-14 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”


 

viernes, 5 de septiembre de 2014

“El principio de sembrar y cosechar”


Meditación 5.9

Proverbios 12.14 “El hombre será saciado de bien del fruto de su boca; Y le será pagado según la obra de sus manos”

Gálatas 6.7-10 dice: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna . . . Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.

Este pasaje nos recuerda que nuestras buenas acciones nos beneficiarán al final, mientras que lo malo que hayamos hecho a la larga tendrá repercusiones nefastas. Este principio va de la mano con la regla de oro que dice que debemos tratar a los demás como queremos ser tratados. El Señor nos llama a ser bondadosos y respetuosos con los demás, aunque no sean fáciles de amar. Es cierto que esto puede ser difícil cuando una persona nos agravia constantemente, pero si cedemos a nuestra carne y nos vengamos, estamos sembrando semillas de corrupción, y a su tiempo, cosecharemos de conformidad con lo sembrado.

Por otro lado, tratar a alguien bien —aunque no lo merezca— nos beneficiará. Según la Biblia, debemos “[sembrar] para el Espíritu” y así cosechar recompensas. Algunos beneficios pueden ser sobrenaturales y desconocidos para nosotros en el momento, pero sabemos que la obediencia facilitará el perdón, forjará el carácter, y desarrollará la paciencia. No importa lo que haga la otra persona, siempre ganamos cuando obedecemos al Señor.

Piense en los conflictos como oportunidades para que otros sean testigos del amor de Dios en acción.

Con su ayuda, usted puede sembrar semillas de amor, gozo y paz que producirán una rica cosecha para su propia vida y para la de otros.

(De Ministerios en Contacto)

miércoles, 3 de septiembre de 2014

“Dios y la Eternidad” Meditación 3.9

Lectura bíblica en Mateo 25.31-46 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”

La Palabra de Dios habla claramente de la vida después de la muerte; las personas pasarán la eternidad, o bien en el cielo, o bien en el infierno. Sin embargo, muchos creen que esta realidad no es compatible con otras verdades en cuanto al Señor. Aunque sus objeciones son comprensibles, la Biblia ofrece las respuestas a sus preguntas:

¿Cómo puede el Señor ser bueno si permite que algunas personas vayan al infierno? Dios es amor, y no quiere que nadie viva sin Él (1 Juan 4.8; 1 Timoteo 2.4). Toda persona puede dejar el pecado y recibir al Salvador, evitando así la separación eterna de Dios. Pero algunos rechazan a Cristo y viven sin Él todos sus días en la Tierra. Por esa decisión, vivirán excluidos de su presencia por la eternidad.

¿Por qué el Señor creó a ciertas personas, a sabiendas de que nunca creerían en Él? Para algunos, esto parece una crueldad. Sin embargo, la alternativa sería peor. Dios nos creó con libre albedrío, lo que significa que podemos elegir obedecer y seguirle; o rechazarle. Si nuestro Padre celestial no nos hubiera dejado ninguna opción, seríamos simples robots, incapaces de amarlo y de adorarlo.

¿No es injusto un castigo eterno, particularmente si los no cristianos nunca escucharon del evangelio? Mientras que los no creyentes están vivos, el Padre celestial hace todo para librarlos del castigo eterno   -menos violar su libre albedrío. Él (Dios) da tiempo y evidencias suficientes para que nadie tenga razones para rechazar el camino a la salvación (Romanos 1.20; Juan 14.6).

¿Conoce usted al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador? Él quiere que pase la eternidad con Él. (De Ministerios en Contacto)

Lectura antes de iniciar las labores: Filipenses 1:16-26 “Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros”

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...