miércoles, 3 de septiembre de 2014

“Dios y la Eternidad” Meditación 3.9

Lectura bíblica en Mateo 25.31-46 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”

La Palabra de Dios habla claramente de la vida después de la muerte; las personas pasarán la eternidad, o bien en el cielo, o bien en el infierno. Sin embargo, muchos creen que esta realidad no es compatible con otras verdades en cuanto al Señor. Aunque sus objeciones son comprensibles, la Biblia ofrece las respuestas a sus preguntas:

¿Cómo puede el Señor ser bueno si permite que algunas personas vayan al infierno? Dios es amor, y no quiere que nadie viva sin Él (1 Juan 4.8; 1 Timoteo 2.4). Toda persona puede dejar el pecado y recibir al Salvador, evitando así la separación eterna de Dios. Pero algunos rechazan a Cristo y viven sin Él todos sus días en la Tierra. Por esa decisión, vivirán excluidos de su presencia por la eternidad.

¿Por qué el Señor creó a ciertas personas, a sabiendas de que nunca creerían en Él? Para algunos, esto parece una crueldad. Sin embargo, la alternativa sería peor. Dios nos creó con libre albedrío, lo que significa que podemos elegir obedecer y seguirle; o rechazarle. Si nuestro Padre celestial no nos hubiera dejado ninguna opción, seríamos simples robots, incapaces de amarlo y de adorarlo.

¿No es injusto un castigo eterno, particularmente si los no cristianos nunca escucharon del evangelio? Mientras que los no creyentes están vivos, el Padre celestial hace todo para librarlos del castigo eterno   -menos violar su libre albedrío. Él (Dios) da tiempo y evidencias suficientes para que nadie tenga razones para rechazar el camino a la salvación (Romanos 1.20; Juan 14.6).

¿Conoce usted al Señor Jesucristo como su Señor y Salvador? Él quiere que pase la eternidad con Él. (De Ministerios en Contacto)

Lectura antes de iniciar las labores: Filipenses 1:16-26 “Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros”

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