1 Juan 1.6-7, 9 “Si decimos que tenemos comunión con Él (Jesús), y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Amén.
Hay mucha gente atada
por la culpa que los arropa. Algunas, por causa del
pecado; otras, por llevar culpas falsas de vergüenza que no
les pertenece. Sea cual sea la causa, la manera de triunfar sobre la culpa
es la misma.
La victoria está en
entender que el Salvador llevó toda vergüenza a la cruz. Por lo que la clave es poner los ojos en Jesús, el autor y consumador de
la fe (Hebreos 12.2). Solo Cristo saldó esa gran deuda.
¿Qué te toca hacer a ti
que estás cargado de culpas? Identificar la fuente y
confesarla ante Dios. Es un proceso de reconocerla con humildad, arrepentirse,
apartarse de todo mal, y elegir hacer lo que es correcto
delante de Dios.
Enfrentar la culpa de las
maneras señaladas no debe demorarse. Es hora de
comenzar a caminar en el gozo de las bendiciones de Dios, pidiéndole ayuda
para enfrentar cualquier culpa.
Cuando estés dispuesto a
enfrentar tus culpas, Jesucristo sustituirá tus cargas de vergüenza, por paz
y alegría.
Feliz día. ¡Dios te
bendiga!
Evangelista Wilda
Messina
(Referencia:
En.Contacto)