2 Crónicas 7.14 “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”. Amén.
En el modelo de oración del Padre Nuestro, de Mateo 6.9-13, Cristo nos enseñó que se requiere pedir perdón, para mantener nuestra comunión con Dios, y que Él nos responda cuando le clamemos.
Al confiar en Cristo, como Señor y Salvador, nuestros pecados son perdonados, siendo borradas las manchas del pasado.
La tendencia a pecar no se va, aunque si su influencia disminuye, en la medida en que somos más semejantes a Cristo. Es necesario, ir cada día ante su presencia, confesar las faltas y apartarnos (1Jn.1.9).
Solo Jesucristo fue perfecto. Nos toca a nosotros seguir caminando, modelándolo a Él.
La invitación de Dios, de humillarnos y abandonar nuestra mala conducta, mantendrá el canal limpio para que Dios nos escuche desde el cielo, nos perdone y nos restaure.
Somos salvos por Gracia de Dios, pero esta no es licencia para pecar, sino una razón para buscar la santidad a cada momento.
Solo la salvación -en Jesucristo- nos abre el camino para entrar en la presencia de Dios, mientras que la confesión y el arrepentimiento nos mantienen en el camino.
Buscar el perdón diario de Dios es sumamente necesario.
Que tengas feliz día.
¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
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