A continuación lo que compartiéramos ayer 19/12/14, en el culto dirigido por el Ministerio de Mujeres en la Iglesia Mahanaim Santo Domingo
De la lectura en Lucas 2:25-35, voy a destacar
algunas cualidades muy especiales, de la biografía –breve pero completa- de un hombre, -poco
conocido para muchos-, pero de gran participación en la vida de Jesús. Una historia que relata solamente Lucas.
Simeón, alguien que vivió en y de la Palabra de
Dios. Un anciano cuya muerte se “dilata” hasta ver en carne y hueso -y tener en
sus brazos!- al Mesías esperado.
Su nombre significa: El que sabe escuchar a Dios.
El verso 25 dice: “Y he aquí había en Jerusalén un
hombre llamado Simeón, y
este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu
Santo estaba sobre él”
Veamos
las cualidades por parte:
Piadoso:
Vivía en una íntima apertura personal hacia Dios. Se dejaba conducir por Dios en las
circunstancias más diversas, confiando
siempre en Dios, más que en sí mismo.
Esperaba
la consolación de Israel: Representa a ese remanente fiel, que espera la llegada
de Cristo. Que vigila
esperando el momento más maravilloso de la venida de Jesús. Simeón nunca perdió la esperanza de ver cumplida
la promesa.
El
Espíritu Santo estaba sobre él: Un regalo de fidelidad otorgado por Dios
a los que son justos y temerosos de Él; a los que siempre
vigilan y esperan su venida.
Simeón
fue el primero en profetizarle a María sobre Jesús, luego de su nacimiento
(vs. 34 y 35): “He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de
muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada
traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos
corazones. “
Notas
al margen:
La esperanza de Simeón fue más difícil que la de
los cristianos de hoy, puesto que nosotros ya sabemos que Cristo ha venido, que
ha vencido a la muerte, al pecado y a Satán; pero Simeón no había visto estas
grandes realidades… sólo las esperaba. Cuán fiel era a la Promesa del Altísimo!
Muchos profetas hubieran querido tomar en sus
brazos a Jesús... a Simeón Dios le otorgó ese privilegio.
En el verso 26, nos habla de que a Simeón le había
sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al
Ungido del Señor, pero no nos habla de si la promesa fue de mucho tiempo o
apoco antes de Jesús nacer; por lo tanto cabe destacar que probablemente el
acudía una y otra vez al Templo, sin ver cumplirse la promesa que anhelaba,
pero su perseverancia
fue premiada de manera tan especial, que hoy tenemos una parte en la Biblia,
que nos habla de él. Su perseverancia
fue premiada.
Pero, una vez más, y movido por el Espíritu (vs. 27), vino al templo, en el momento preciso,
para ver la promesa cumplirse… Estaban José y María para presentar a Jesús!
Pero no solamente vio la promesa cumplirse, sino que
Dios le
amplió la promesa “él
le tomó en sus brazos” (vs. 28). Oh gloria,
aquí podemos ver lo que dice Efesios 3.20 Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho
más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Simeón supo reconocer a Jesús,
supo que Dios estaba sobre él –bendijo a Dios- y que era Él quien venía a ser el Salvador para la humanidad;
ya que en los versos 29 y 30 expresa “Ahora, Señor, despides
a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu
salvación”. Para Simeón, su misión ya
estaba cumplida, había obtenido la gran victoria!
Simeón no vio a un bebé de carne y hueso, lo que él vio fue
la salvación y redención de nuestra vida.
Consejos
finales:
Aún hay oportunidad para ver lo que
Simeón vio, pero para ello es necesario activar los ojos de la fe.
Que nuestras
almas sean entregadas y/o reconfirmadas en Jesús, en el momento preciso (Antes que sea muy tarde, y nuestro Simeón
muera)
Que el Espíritu Santo
sea sobre nuestras vidas, como premio a una vida justa, piadosa y
santa.
Tener presente
que, de acuerdo a Romanos 10:10 “Con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” y “Todo aquel que en él
creyere, no será avergonzado. (10.11).
Dios te bendiga…. Y que en este tiempo puedas
despertar al Simeón que hay en ti.
Wilda Messina
Dic. 19, 2014
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