sábado, 20 de diciembre de 2014

“Simeón, Hombre Justo y Piadoso”

A continuación lo que compartiéramos ayer 19/12/14, en el culto dirigido por el Ministerio de Mujeres en la Iglesia Mahanaim Santo Domingo

De la lectura en Lucas 2:25-35, voy a destacar algunas cualidades muy especiales, de la  biografía –breve pero completa- de un hombre, -poco conocido para muchos-, pero de gran participación en la vida de Jesús.  Una historia que relata solamente Lucas. 

Simeón, alguien que vivió en y de la Palabra de Dios. Un anciano cuya muerte se “dilata” hasta ver en carne y hueso -y tener en sus brazos!- al Mesías esperado.

Su nombre significa: El que sabe escuchar a Dios.

El verso 25 dice: “Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él”

Veamos las cualidades por parte:
    Hombre justo: De recta conciencia.  Obraba según la justicia y la razón.  Fiel a la ley de Dios.  Actuación en la debida proporción. Era un “cristiano cabal”.

   Piadoso: Vivía en una íntima apertura personal hacia Dios.  Se dejaba conducir por Dios en las circunstancias más diversas, confiando siempre en Dios, más que en sí mismo.

   Esperaba la consolación de Israel: Representa a ese remanente fiel, que espera la llegada de Cristo.  Que vigila esperando el momento más maravilloso de la venida de Jesús.  Simeón nunca perdió la esperanza de ver cumplida la promesa.    

   El Espíritu Santo estaba sobre él: Un regalo de fidelidad otorgado por Dios a los que son justos y temerosos de Él; a los que siempre vigilan y esperan su venida.

  Simeón fue el primero en profetizarle a María sobre Jesús, luego de su nacimiento (vs. 34 y 35): “He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. “

Notas al margen:
La esperanza de Simeón fue más difícil que la de los cristianos de hoy, puesto que nosotros ya sabemos que Cristo ha venido, que ha vencido a la muerte, al pecado y a Satán; pero Simeón no había visto estas grandes realidades… sólo las esperaba. Cuán fiel era a la Promesa del Altísimo!

Muchos profetas hubieran querido tomar en sus brazos a Jesús... a Simeón Dios le otorgó ese privilegio.

En el verso 26, nos habla de que a Simeón le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor, pero no nos habla de si la promesa fue de mucho tiempo o apoco antes de Jesús nacer; por lo tanto cabe destacar que probablemente el acudía una y otra vez al Templo, sin ver cumplirse la promesa que anhelaba, pero su perseverancia fue premiada de manera tan especial, que hoy tenemos una parte en la Biblia, que nos habla de él.  Su perseverancia fue premiada. 

Pero, una vez más, y movido por el Espíritu (vs. 27), vino al templo, en el momento preciso, para ver la promesa cumplirse… Estaban José y María para presentar a Jesús!

Pero no solamente vio la promesa cumplirse, sino que Dios le amplió la promesa “él le tomó en sus brazos” (vs. 28).  Oh gloria, aquí podemos ver lo que dice Efesios 3.20 Dios  es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.

Simeón supo reconocer a Jesús, supo que Dios estaba sobre él –bendijo a Dios- y que era Él quien venía a ser el Salvador para la humanidad;  ya que en los  versos 29 y 30 expresa “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación”.  Para Simeón, su misión ya estaba cumplida, había obtenido la gran victoria!

Simeón no vio a un bebé de carne y hueso, lo que él vio fue la salvación y redención de nuestra vida.

Consejos finales:
  Aún hay oportunidad para ver lo que Simeón vio, pero para ello es necesario activar los ojos de la fe.

  Que nuestras almas sean entregadas y/o reconfirmadas en Jesús, en el momento preciso (Antes que sea muy tarde, y nuestro Simeón muera)

  Que el Espíritu Santo sea sobre nuestras vidas, como premio a una vida justa, piadosa y santa.

   Tener presente que, de acuerdo a Romanos 10:10 “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” y “Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. (10.11).

Dios te bendiga…. Y que en este tiempo puedas despertar al Simeón que hay en ti.

Wilda Messina
Dic. 19, 2014


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