Meditación 18.12
Lectura en Hechos
8.26-40
“Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por
el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y
sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el
cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía
sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el
Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo
Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?
31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a
Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la
Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero
mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. 33 En
su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará?
Porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo
el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta
esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe,
abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de
Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo
el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe
dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que
Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y
descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando
subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le
vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró
en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que
llegó a Cesarea.”
Algunos cristianos
han adoptado una definición limitada de la palabra testimonio. Hablar de Jesús
es mucho más que contar nuestra historia de conversión, o lo que ha hecho Dios
en nuestra vida, aunque estas cosas son importantes. Tenemos que estar
preparados para dar respuesta a los no creyentes en cuanto a su necesidad
espiritual, aunque nuestra historia sea muy diferente.
El encuentro de
Felipe con el eunuco etíope puede enseñarnos mucho. Mientras que los jóvenes
israelitas tenían quienes les instruían en la fe, un converso extranjero
normalmente tenía que arreglárselas por sí solo para discernir el significado
de las Escrituras. De allí la pregunta: “¿Entiendes lo que lees?” Felipe
demostró que entendía el inconveniente del etíope. Esa pregunta le permitió
descubrir que el hombre tenía sed genuina de la verdad de Dios, pero que no
sabía del Mesías.
Felipe utilizó esa
información para ajustar el testimonio del evangelio a la medida de aquel
oyente. Pensemos en lo confundido que pudo haber quedado el etíope si Felipe le
hubiera contado solamente la historia de su conversión. El evangelista evitó
sabiamente toda información irrelevante; en vez de eso, utilizó el poder de la
Palabra de Dios para conducir al hombre a Jesucristo.
El testimonio de Felipe:
1. Comenzó con el
pasaje que estaba leyendo el etíope.
2. Habló de manera efectiva al interés
espiritual del hombre.
3. Respondió específicamente su
pregunta en cuanto a Isaías
53.
Nosotros, también, debemos ser sensibles a las preocupaciones de no
creyentes, para que podamos explicarles cómo se ocupará Dios de sus
necesidades.
(De Ministerios en Contacto)
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