jueves, 31 de octubre de 2013

Meditaciones del 30 y 31.10.13

“Cómo Buscar al Señor?”

Colosenses 3:1-2 (Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.)

La mayoría de la gente tiene la idea de que el cristianismo consiste en orar, dar, compartir la fe y ser buenos. Pero la fe genuina es también el anhelo diario de tener más conocimiento de Dios y pasar tiempo con Él. El espíritu del creyente puede estar satisfecho con la presencia de Jesucristo viviendo en su interior, y aun así tener sed de una comunión más profunda con Él. Uno de los principios básicos del cristianismo es que, cuanto más sabemos del Señor, más queremos conocerlo. Si queremos buscar a Dios en vez de las riquezas terrenales, entonces nuestro deseo de Él debe ser más fuerte que cualquier otro anhelo que tengamos.

Ayer vimos que recibimos las “cosas buenas” de la vida —lo que Dios desea para nosotros— cuando le buscamos. Una mente puesta en la búsqueda del éxito material desaprovechará la senda espiritual plena. No obstante, buscar al Señor no implica abandonar los planes y los sueños; significa que sujetamos nuestras esperanzas a su voluntad.

Cuando nos esforzamos por conocer a Dios, nuestros deseos cambian para reflejar los de Él. Nuestro Padre, a cambio, se responsabiliza por sus hijos y pone las metas que tenemos a nuestro alcance. Nos da todas cosas que nuestro corazón, moldeado por Dios, anhela.

¿Cómo puede el cristiano ocuparse del Dios que suplirá todas sus necesidades? Estudiando su Palabra y esperando su dirección.

Cuando recibimos un nuevo conocimiento de Él, nuestro deseo del Señor se encenderá como las ramas secas tocadas por una llama. Y cuanto más busquemos saber de Él, más desearemos saber.

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Del 30.10.2013 “Cómo Recibir lo Bueno de la Vida”

Salmos 34:8-10 (Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.)

Entre los creyentes hay dos opiniones opuestas en cuanto a la riqueza material. Unos dicen que, para ser realmente espiritual, el cristiano debe tener pocos bienes terrenales. Los proponentes de la idea contraria piensan que la prosperidad es señal del favor de Dios y que, por consiguiente, se puede reclamar por fe lo que se desee tener. Perplejos, muchos cristianos se preguntan: ¿Cuál de las dos es la actitud correcta?

Un obstáculo para responder la pregunta es el concepto que tenemos en cuanto a las “cosas buenas”; por lo general, son las cosas y las experiencias que nos hacen sentir felices.

Sin embargo, desde la perspectiva de Dios, las cosas buenas de la vida son las que se ajustan al propósito y el plan particular que tiene para cada uno de nosotros. Su voluntad incluye prosperidad, buena salud, talentos y oportunidades. Pero lo más probable es que el plan del Señor incluya también algunos períodos de dificultades y necesidades que sean beneficiosos para nuestra vida.

Cuando nuestra visión de lo que es bueno se aclara, estamos listos para entender cómo recibir las bendiciones de Dios. La clave para recibir las cosas buenas de la vida, es buscar al Señor en vez de las cosas que Él tiene para darnos. Muchas veces nos acercamos a Dios con una canasta vacía en vez de un corazón abierto; le decimos lo que necesitamos y esperamos que la llene. Pero un corazón abierto dice: “Señor, solo quiero más de ti”.

Darnos las bendiciones que Él tiene almacenadas está en la naturaleza de Dios, pero Él quiere que sus hijos le busquen por encima de todo lo demás.

(De Encontacto.org)

martes, 29 de octubre de 2013

“Una Influencia Piadosa”

1 Corintios 1:25-31 (Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. )

¿Se ha pregunto usted alguna vez quiénes aparecerían en el libro de historia de la humanidad como las personas de más influencia en el mundo? Primera a los Corintios 1.27, 28 ofrece una clave cuando nos dice que el Señor ha escogido lo débil y lo necio del mundo para avergonzar a los fuertes y los sabios. Este principio está entretejido en la trama de la historia bíblica.

Una prostituta llamada Rahab es una elección acertada, y se convierte en un antepasado del Mesías. Una viuda llamada Rut escoge al Dios de Israel, y se convierte en la bisabuela del rey David. Una mujer estéril llamada Ana derrama su alma a Dios, y llega a ser la madre del profeta Samuel. Un hombre llamado Abram responde a Dios, deja a sus parientes atrás, y se convierte en el padre de todos los creyentes. Una mujer llamada María derrama un costoso perfume sobre la cabeza de Jesús y se hace acreedora de un monumento eterno en la corriente de la historia.

¿Quiénes son, en realidad, las personas de influencia en este mundo? No se deje engañar por las apariencias externas. Quienes tienen un impacto son aquellas que lo dejan todo para seguir a Jesús; son los hombres y las mujeres que han demostrado ser “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, por medio de la cual “resplandecen” como luminares en el mundo” (Filipenses 2.15).

Puede ser que usted no piense que su luz es muy brillante según los estándares de este mundo, pero cuando Dios le llama a ser una lumbrera, puede darse el lujo de coincidir con Él y de seguir brillando.  (De Encontacto.org)

En resúmen:
Por qué creernos grandes, si lo necio, lo débil, lo vil y lo menospreciado del mundo escogió Dios, a fin de que nadie se jacte?

¿De qué sirve el creernos influyentes ante los ojos de los demás, si tan solo nos estamos engañando a nosotros mismos?   Nuestra influencia tiene que estar centrada en seguir a Jesús, mostrarnos irreprensibles, sencillos, verdaderos hijos de Dios y sin mancha!

Dios te bendiga!
Wilda

(TPSH 28112022 )

lunes, 28 de octubre de 2013

“El Sufrimiento a Solas”

Salmos 88:8,18 (Has alejado de mí mis conocidos; Me has puesto por abominación a ellos; Encerrado estoy, y no puedo salir. Has alejado de mí al amigo y al compañero, Y a mis conocidos has puesto en tinieblas. )

¿Alguna vez estuvo usted en medio de una crisis personal, y sintió que sus amigos habían desaparecido? Aunque los perdonó por abandonarle en un tiempo de necesidad, es posible que ellos todavía no hayan vuelto para ofrecerle ayuda. En situaciones como ésta, es importante recordar a Aquel que promete estar con nosotros todo el tiempo.

Cuando Pablo estaba sufriendo por su “aguijón en la carne”, el Señor le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12.7-9). En otras palabras, le estaba diciendo al apóstol: “Yo cuidaré de ti”.

En nuestros momentos más difíciles, cuando no nos queda nada, podemos encontrar fuerzas en Dios. Él no tiene una reserva limitada de gracia y ayuda. Tenemos exactamente lo que necesitamos cuando nos hace falta. Nuestro Padre ha dicho: “Nunca te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13.5), y Él no tiene ninguna intención de romper esa promesa.

Puede ser que nunca sepamos por qué el Señor permitió que nuestros amigos nos abandonaran cuando los necesitábamos. Pudo haber estado tratando de enseñarnos a confiar en Él. A veces, la única manera como podemos aprender a apoyarnos en Dios, es descubrir que todas las demás ayudas han desaparecido.

En algún momento, todos experimentaremos el dolor del abandono. Pero una cosa es cierta: el Señor Jesús estará a nuestro lado para fortalecernos y proveer en nuestro tiempo de necesidad. Un día, tendremos el privilegio de mirar atrás y ver cómo Él demostró su fidelidad una y otra vez. (De Encontacto.org)

(2 Corintios 12:7-9: Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.)

lunes, 21 de octubre de 2013

“Para Pedir Cosas Grandes a Dios”

Lectura en  Juan 14:9-14 (Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.  Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. )

Jesús habló muchas veces del papel de la oración en favor del creyente y de la iglesia. Él garantizó su presencia cuando dos o más se reunieran para orar. También prometió actuar cada vez que los creyentes se dirigieran a Dios con la autoridad del nombre de Cristo.

Jesús enseñó que Dios debe ser el centro de nuestras peticiones, y demostró con su ejemplo que la base para el ministerio es la comunión con el Padre. Si queremos que Dios derrame su poder en una situación, es importante que hagamos 2 cosas:

Primero:  Debemos depender únicamente de los méritos y la mediación de Jesús. Nuestra vida como hijos de Dios comenzó cuando reconocimos nuestro pecado y aceptamos la muerte expiatoria de Cristo por nosotros (Romanos 5.6). Él actuó como nuestro mediador y nos reconcilió con el Padre (1 Timoteo 2.5). Si queremos que Dios haga cosas poderosas en y a través de nosotros, tenemos que seguir en ese mismo espíritu de dependencia de Cristo (Gálatas 2.20).

Segundo:. Debemos apartarnos de todo pecado. Cuando el Salvador pagó en la cruz nuestro castigo, el poder del pecado sobre nosotros fue destruido. Sin embargo, su presencia sigue en este mundo, y también en nosotros. Entre los cuales podemos ver: El chisme, la holgazanería, glotonería, idolatría, engaño, avaricia, raíz de amargura, falta de perdón, adulterio, fornicación, homosexualidad, robo, lascivia, envidia, soberbia, insensatez, homicidios, contiendas, hipocresía, hechicería, blasfemia, egolatría, vanidad, vanagloria…..y muchas otras más que siguen siendo "tan comunes" entre los pueblos.

 El remedio para todo pecado es confesarlo a Dios, apartarse de esa actitud o conducta, y recibir el perdón y la limpieza del Señor (1 Juan 1.9). Dios solo utiliza vasos que estén limpios.

Si queremos pedir cosas grandes a Dios, tenemos que venir a Él con manos y corazones limpios; es decir, basándonos solamente en los méritos de su Hijo Jesucristo. (De Encontacto.org)

Señor, ayúdanos a meditar en cada uno de esos pecados que aquí han sido mencionados, y si en nuestras vidas ellos se esconden, ayúdanos a ser libres de ellos. En el nombre de Jesús, te lo pedimos Señor. Amén!

lunes, 14 de octubre de 2013

Los Mandamientos... No solo saberlos...

Juan 14.21 “El que tiene mis mandamientos y los guarda, este es el que me ama; y el que me ama será amado por mi padre, y yo lo amare y me manifestare a él”

Así mismo es mis amig@s y herman@s; conocer los mandamientos y no ponerlos por obra es como tener hambre, tener la comida en las manos… y no comerla.

Eso mismo pasa con los mandamientos; conocerlos de memoria y no saborearlos… no nos dará integridad, ni santidad delante de Dios; solamente nos hará ser conocedores de unas herramientas que no usamos…. Y por consiguiente de nada nos servirán.

Pongamos por obra los mandamientos… Aquellos que Dios nos manda en su Santa Palabra, en Exodo 20:3-17 (y en Deuteronomio 5:7-21) Veámoslo en resumen...

-No tendrás dioses ajenos delante de mí (de Dios)
-No te harás imagen (escultura), ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
-No te inclinarás a ellas (a las imágenes), ni las honrarás (servirás)
-No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano -Acuérdate (guarda) el día de reposo para santificarlo (glorificar a Dios)
-Honra a tu padre y a tu madre
-No matarás
-No cometerás adulterio
-No hurtarás
-No hablarás contra tu prójimo falso testimonio
-No codiciarás (absolutamente nada)

Y todo esto se resume en 2 grandes mandamientos: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. (Marcos 12:28-31 y Mateo 22:36-40)

Dios te bendiga; y recuerda no es oir la Palabra...es ponerla por obra!

viernes, 11 de octubre de 2013

“Cómo Triunfar Ante la Adversidad”

Deuteronomio 4.7    (Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? )

Muchas personas se paralizan ante situaciones difíciles, ya sea por temor o por resentimiento. Esas personas esperan que Dios elimine las pruebas, pero el Padre celestial no actúa siempre de esa manera. El Señor quiere que sus hijos confíen en Él para que puedan triunfar ante la adversidad.

La manera como una persona responde a la adversidad revela su identidad. Y las situaciones difíciles son las ocasiones cuando los hijos de Dios más necesitan respaldar con hechos sus palabras. Es fácil decir: “Yo confío en el Señor” o “Mi Dios es fiel” cuando todo marcha bien. Pero, a menos que los creyentes reconozcan que Él (Dios) es soberano aun en la adversidad, podrán sentirse tentados a quejarse y a buscar que los compadezcan. Quienes confían en la fidelidad y en la soberanía del Señor tendrán su vista puesta en Él, y como resultado verán que su ansiedad y sus dudas se apaciguarán.

Para superar la adversidad, debemos comenzar a avanzar en medio de ella. Aunque es posible que no sepamos cuál sea el propósito de Dios, es fundamental que el creyente que esté sufriendo se rinda a la voluntad de Dios. Rendirse totalmente al Señor aumentará nuestra fe, nos conformará a la imagen de Cristo, y hará que el plan de Dios se lleve a cabo para nuestras vidas.

Rendirse no parece ser la manera de avanzar. Pero, al hacerlo, le estamos dando el control a Dios, y diciendo: “Guíame adondequiera que yo vaya. Entregarse a Dios de esa manera, requiere mucha fe, pero podemos hacerlo pues servimos a un Señor que es digno de nuestra confianza.  (De Encontacto.org)

“La Guerra Espiritual”

Efesios 6:10-13 (Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. )

Los creyentes estamos atrapados en una batalla entre el reino de Dios y el reino de las tinieblas, pero el Señor ha proporcionado todo lo que necesitamos para mantenernos firmes contra las fuerzas del mal. Entonces, ¿por qué pecamos los cristianos? Pienso que hay varias razones:

• No estamos conscientes de la batalla. Aunque sabemos que hay una guerra espiritual cada día de nuestras vidas, es fácil olvidar la guerra invisible que se está librando a nuestro alrededor.
• Ignoramos al enemigo. Satanás nos golpeará con una estratagema tras otra si no reconocemos sus tácticas o no comprendemos sus propósitos.

• No estamos adiestrados para la batalla. Los creyentes son soldados, quiéranlo o no. La Palabra de Dios (La Biblia) es el manual que da instrucción para discernir el engaño, resistir la tentación, mantenerse firme en la fe, y andar en integridad.

• Le permitimos un punto de apoyo a Satanás. El principal campo de batalla para los cristianos es la mente. Si comenzamos a escuchar al tentador y pensar en los beneficios de sus sugerencias, ganará terreno en nuestros pensamientos, sentimientos y deseos. Si no es frenado, el punto de apoyo se convertirá en una fortaleza, y pronto nos encontraremos enlodados en el pecado.

El tiempo para prepararse para esa batalla es ahora mismo. Usted no puede ser complaciente y no darse cuenta de su enemigo; de lo contrario, se convertirá en su víctima.

Comience llenando su mente con la Palabra de Dios, y escuche obedientemente las advertencias interiores del Espíritu. Esa es la manera para experimentar el gozo de la victoria en Cristo!  (En Contacto.org) 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Las Consecuencias del Pecado


Gálatas 5:19-25 (Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. )

Si usted plantara varias semillas de manzana, ¿qué cosecharía? ¡Manzanas, por supuesto! Es absurdo plantar semillas de manzana y esperar tener una cosecha de naranjas, ¿no es así?

Ahora bien, si usted plantara semillas de pecado en su vida, ¿qué cosecharía? Por desgracia, el resultado es tan lógico como la consecuencia de sembrar semillas de manzana.

¿Por qué, entonces, es tan obvia la respuesta cuando hablamos de frutas, pero tan evasiva cuando se trata del pecado en nuestras vidas? Muchas personas que se involucran en actividades pecaminosas, se sienten sorprendidas y acongojadas cuando descubren las consecuencias desastrosas.

¿Por qué se sorprenden? Probablemente porque nunca piensan que están sembrando semillas de pecado; en vez de eso, se ven a sí mismas simplemente como “pasando un buen rato”.

Esta es una maniobra característica de Satanás. Con la tentación, el diablo ofrece siempre una cosa, pero después da algo totalmente diferente. Lo bueno que creemos que estamos recibiendo se vuelve amargo antes de que podamos disfrutarlo totalmente. Es así porque el diablo no puede dar gozo duradero; lo único que sirve son mentiras y destrucción.

Lea el pasaje de hoy y pregúntese a sí mismo: ¿Estoy plantando semillas de la carne o del Espíritu? ¿Quiero cosechar las consecuencias del pecado, o quiero una cosecha de fruto espiritual?

Simplemente, no hay comparación entre las dos opciones. En realidad, podría decir que es la misma diferencia que hay entre manzanas y naranjas. (En Contacto.org)

martes, 8 de octubre de 2013

“Obstáculos a la Rectitud”


Gálatas 5:16-17 (Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.)

Solo porque algo sea normal o “muy común”, no significa que sea correcto o beneficioso para nosotros. De hecho, obstaculizamos los planes de Dios para nuestra vida cuando ponemos la mente en las cosas, actitudes, ideas y hábitos pecaminosos, o incluso aspiraciones comunes como el dinero, el sexo, la fama y el poder. La razón es que el hombre natural no percibe las cosas de Dios (1 Corintios 2.14).

Observe que no hay nada malo en comer, pero la Biblia cataloga a la glotonería como pecaminosa (Proverbios 23.20, 21). Tampoco hay nada inmoral en la intimidad sexual cuando se practica dentro de los parámetros del matrimonio dados por Dios. Mientras nuestros deseos estén sometidos a la dirección del Espíritu Santo, nuestra relación con Dios puede continuar armoniosamente. Pero cuando hay desenfreno, nuestra comunicación con el Señor se obstruye.

Para dar al Espíritu Santo el control de nuestra vida, debemos estar convencidos de que no podemos vivir rectamente con nuestras propias fuerzas. La mayoría de nosotros no se da cuenta de que vivir de una manera agradable a Dios requiere que luchemos y que entreguemos a Él todo nuestro ser —mente, voluntad, emociones y conciencia. Pídale a Dios que le revele sus áreas de debilidad, y luego dele cada fragilidad cuando ésta se revele. Pero esto hay que hacerlo, no una sola vez, sino todos los días.

Cada mañana, cuando despierte, es sabio que le diga al Señor: “Padre, hoy soy totalmente tuyo. No puedo vivir en santidad por mí mismo, pero te pido que Tú vivas la vida cristiana en mí”. (De Encontacto.org)

Comentario:
Hermosas las palabras para este día. Que Dios nos ayude a que nuestro espíritu permanezca conectado con el Suyo. Que todo lo que hagamos sea agradable al Señor.   Que no veamos lo común o normal, como lo correcto, sino que podamos meditar y discernir si nos conviene o no…y si está orientado a ser grato delante del Padre.

Recordemos que no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)

Dios te bendiga!
Wilda

lunes, 7 de octubre de 2013

"Al Cerrar nuestros oídos al Señor..."

“Al cerrar nuestros oídos al Señor…”

Santiago 1:22-25 (Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a ustedes mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. )

Cuando dejamos de escuchar a Dios, prestamos atención a las voces equivocadas, somos víctimas del engaño, y nos negamos a someternos al Señor. Estos tres resultados negativos son evidentes en la decisión de Adán y Eva de comer del árbol prohibido. ¿Qué otras consecuencias resultan de cerrar nuestros oídos a Dios?

Primero, tomaremos decisiones basadas en su atractivo. Para tentar a Adán y Eva a desobedecer, el diablo alteró las palabras de Dios y usó indebidamente los deseos legítimos que el Señor había dado a la pareja. Todos los redimidos por la sangre de Cristo, cuentan con el Espíritu Santo para mantener bajo control los deseos.

Segundo, justificaremos nuestra transgresión y culparemos a otros. Adán acusó a Eva, y ésta a la serpiente. Satanás puede tentarnos, pero la responsabilidad es nuestra si accedemos a pecar.

Tercero, experimentaremos la disciplina de Dios, y otros sufrirán cuando desobedezcamos. El primer hombre y la primera mujer fueron echados de la presencia de Dios, y sus vidas se volvieron mucho más difíciles. El pecado entró en su familia, y llevó a la discordia y a la muerte de su hijo, Abel, quien fue asesinado por su hermano Caín. Por la decisión de Adán y Eva el pecado entró en el mundo, y vive en nosotros (Romanos 5.12).

Cuarto, desaprovecharemos lo mejor de Dios. Los primeros seres humanos perdieron tanto el esplendor del Edén como la comunión con el Señor. El pecado nos separa del Padre Celestial. Cerrar los oídos a la voz de Dios puede suceder en un segundo. Por tanto, protéjase. Dispóngase a escuchar lo auténtico: escuchar, recordar y obedecer a Dios. (De Encontacto.org)

jueves, 3 de octubre de 2013

“Cómo manejar nuestras ansiedades”


Mateo 11:25-30 (En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.)

Gedeón fue alguien que experimentó gran ansiedad. Convencido de que Dios había abandonado a los israelitas, tenía que trillar el grano en un lagar para mantenerlo oculto de sus enemigos, los madianitas. Creía que su familia era una de las más débiles, y que él era inferior a cualquier hombre.

Dios llamó entonces a Gedeón —que de ninguna manera se consideraba a sí mismo capaz— para que liderara la lucha contra los madianitas. ¡Imaginemos su angustia! Pero obedeció y reunió a sus hombres, para luego ver que el Señor regresaba la mayoría de ellos a sus casas antes de la batalla.

Aunque este giro de los acontecimientos pondría ansioso a cualquiera, el pueblo de Israel obtuvo la victoria porque fue el Señor quien ganó la batalla, y con ello Gedeón aprendió cuán poderoso y personal era su Dios (Jueces 6−7).

Así como lo descubrió Gedeón, conocer a Dios estrechamente es una de las claves para hacer frente a la angustia. Quienes manejan bien la ansiedad conocen al Señor de manera personal. Son los que proceden con calma, mientras que otros se ahogan en el estrés. Si se les preguntara cómo lo hacen, responderían: “Leyendo la Palabra. Orando. Confiando en Dios”. Estas sencillas frases apuntan a una forma de vida, no a un método. Esa forma de vida está centrada en Cristo, y está dedicada a conocerlo por completo.

Los métodos del hombre para manejar la ansiedad sirven solamente para distraernos del estrés o para anestesiarnos. El método de Dios sustituye nuestra preocupación con su paz.
(De Encontacto.org)

miércoles, 2 de octubre de 2013

MEDITACIONES 1 y 2 OCT. 2013

“Las Promesas de Dios”
02.10.2013 2

Corintios 1.20 (Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.)

Las promesas de Dios manifiestan su intención de derramar bendiciones. Ellas entran dentro de varias categorías, y entender la diferencia nos ayudará a saber cómo apropiarnos de las bendiciones que nuestro Padre tiene reservadas para nosotros.

Algunas promesas bíblicas son de carácter general, pero otras son específicas. Esto significa que ciertas promesas tuvieron que ver con una persona, un tiempo o un propósito específicos, y por eso no pueden aplicarse a nosotros. Por ejemplo, Génesis 18.10 anunció un hijo a Sara. Nosotros no podemos asumir que Dios hará lo mismo por nosotros. Él puede, sin duda, utilizar ese pasaje para inculcar en nosotros su deseo de bendecirnos de esa manera. Pero debemos evitar tomar las promesas al azar, esperando que ellas se cumplan en nosotros, sea como sea.

La Biblia contiene muchas promesas incondicionales, garantías cuyo cumplimiento no requiere nada de nuestra parte. Por ejemplo, Dios ha dicho que Él llevará nuestras cargas cada día (Salmos 55.22), que nunca nos desamparará ni dejará (Hebreos 13.5), y que vendrá otra vez (Juan 14.3). También encontramos muchas promesas condicionales que son garantías con la estipulación: “si… entonces” (Proverbios 3.5, 6; 1 Juan 1.9).

Dios se deleita en satisfacer las necesidades y los deseos de sus hijos. Pero también le promete a los no creyentes que al pedir perdón de sus pecados y recibir al Señor Jesús como Salvador personal, serán salvos (Juan 3.16). ¿Ha respondido usted a esa promesa? Si no lo ha hecho, no espere más tiempo. Después de aceptar a Cristo, hay muchas más promesas divinas esperando por usted.

"La Lucha Contra la Ansiedad”
01.10.2013

Lucas 11:1-4 (Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. )

El valor de la oración era algo que Gedeón conocía muy bien. Tuvo una larga discusión con el ángel del Señor en cuanto a quien era Dios y lo que Él estaba haciendo. Tuvo también conversaciones con Dios, tratando de despejar sus dudas. Luego, cuando se acercaba la batalla, había más comunicación mientras Dios le daba instrucciones. Por medio de la oración, Gedeón se acercaba a Dios, recibía respuestas a sus preguntas y dirección para su vida.

Así como lo hacía con Gedeón, Dios nos invita a hablar con Él de nuestras preocupaciones. Él anhela sustituir nuestra carga de ansiedad con su paz que sobrepasa todo entendimiento. Al orar tenemos varias ventajas que Gedeón no tuvo. Primero, tenemos la Biblia —el manual de Dios para la vida— que está llena de información sobre quién es el Señor y lo que está haciendo. Cuanto más creamos su Palabra y entendamos sus planes, más confiadamente hablaremos con Él.

Segundo, tenemos la presencia del Espíritu Santo para guiarnos a la verdad de la Palabra de Dios, y para que Él la interprete para nosotros. Cuando descubrimos lo pertinente que es la Biblia para nuestra situación, aprendemos a orar desde la perspectiva de Dios. Nuestras oraciones tendrán que ver más con lo que Él desea, que con lo que nosotros queremos.

Tercero, Jesús, nuestro Salvador resucitado, intercede por nosotros, y el Espíritu Santo obra a nuestro favor cuando las palabras nos fallan. No oramos solos. Por medio de nuestra comunión con Dios, podemos experimentar su presencia, y por tanto, vivir con confianza.

(De  Encontacto.org)

ESA GRACIA INMERECIDA DE DIOS

27.11.2024 SANTIAGO 1.17-18  “ Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, n...