martes, 8 de octubre de 2013

“Obstáculos a la Rectitud”


Gálatas 5:16-17 (Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.)

Solo porque algo sea normal o “muy común”, no significa que sea correcto o beneficioso para nosotros. De hecho, obstaculizamos los planes de Dios para nuestra vida cuando ponemos la mente en las cosas, actitudes, ideas y hábitos pecaminosos, o incluso aspiraciones comunes como el dinero, el sexo, la fama y el poder. La razón es que el hombre natural no percibe las cosas de Dios (1 Corintios 2.14).

Observe que no hay nada malo en comer, pero la Biblia cataloga a la glotonería como pecaminosa (Proverbios 23.20, 21). Tampoco hay nada inmoral en la intimidad sexual cuando se practica dentro de los parámetros del matrimonio dados por Dios. Mientras nuestros deseos estén sometidos a la dirección del Espíritu Santo, nuestra relación con Dios puede continuar armoniosamente. Pero cuando hay desenfreno, nuestra comunicación con el Señor se obstruye.

Para dar al Espíritu Santo el control de nuestra vida, debemos estar convencidos de que no podemos vivir rectamente con nuestras propias fuerzas. La mayoría de nosotros no se da cuenta de que vivir de una manera agradable a Dios requiere que luchemos y que entreguemos a Él todo nuestro ser —mente, voluntad, emociones y conciencia. Pídale a Dios que le revele sus áreas de debilidad, y luego dele cada fragilidad cuando ésta se revele. Pero esto hay que hacerlo, no una sola vez, sino todos los días.

Cada mañana, cuando despierte, es sabio que le diga al Señor: “Padre, hoy soy totalmente tuyo. No puedo vivir en santidad por mí mismo, pero te pido que Tú vivas la vida cristiana en mí”. (De Encontacto.org)

Comentario:
Hermosas las palabras para este día. Que Dios nos ayude a que nuestro espíritu permanezca conectado con el Suyo. Que todo lo que hagamos sea agradable al Señor.   Que no veamos lo común o normal, como lo correcto, sino que podamos meditar y discernir si nos conviene o no…y si está orientado a ser grato delante del Padre.

Recordemos que no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)

Dios te bendiga!
Wilda

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