jueves, 31 de octubre de 2013

Meditaciones del 30 y 31.10.13

“Cómo Buscar al Señor?”

Colosenses 3:1-2 (Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.)

La mayoría de la gente tiene la idea de que el cristianismo consiste en orar, dar, compartir la fe y ser buenos. Pero la fe genuina es también el anhelo diario de tener más conocimiento de Dios y pasar tiempo con Él. El espíritu del creyente puede estar satisfecho con la presencia de Jesucristo viviendo en su interior, y aun así tener sed de una comunión más profunda con Él. Uno de los principios básicos del cristianismo es que, cuanto más sabemos del Señor, más queremos conocerlo. Si queremos buscar a Dios en vez de las riquezas terrenales, entonces nuestro deseo de Él debe ser más fuerte que cualquier otro anhelo que tengamos.

Ayer vimos que recibimos las “cosas buenas” de la vida —lo que Dios desea para nosotros— cuando le buscamos. Una mente puesta en la búsqueda del éxito material desaprovechará la senda espiritual plena. No obstante, buscar al Señor no implica abandonar los planes y los sueños; significa que sujetamos nuestras esperanzas a su voluntad.

Cuando nos esforzamos por conocer a Dios, nuestros deseos cambian para reflejar los de Él. Nuestro Padre, a cambio, se responsabiliza por sus hijos y pone las metas que tenemos a nuestro alcance. Nos da todas cosas que nuestro corazón, moldeado por Dios, anhela.

¿Cómo puede el cristiano ocuparse del Dios que suplirá todas sus necesidades? Estudiando su Palabra y esperando su dirección.

Cuando recibimos un nuevo conocimiento de Él, nuestro deseo del Señor se encenderá como las ramas secas tocadas por una llama. Y cuanto más busquemos saber de Él, más desearemos saber.

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Del 30.10.2013 “Cómo Recibir lo Bueno de la Vida”

Salmos 34:8-10 (Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.)

Entre los creyentes hay dos opiniones opuestas en cuanto a la riqueza material. Unos dicen que, para ser realmente espiritual, el cristiano debe tener pocos bienes terrenales. Los proponentes de la idea contraria piensan que la prosperidad es señal del favor de Dios y que, por consiguiente, se puede reclamar por fe lo que se desee tener. Perplejos, muchos cristianos se preguntan: ¿Cuál de las dos es la actitud correcta?

Un obstáculo para responder la pregunta es el concepto que tenemos en cuanto a las “cosas buenas”; por lo general, son las cosas y las experiencias que nos hacen sentir felices.

Sin embargo, desde la perspectiva de Dios, las cosas buenas de la vida son las que se ajustan al propósito y el plan particular que tiene para cada uno de nosotros. Su voluntad incluye prosperidad, buena salud, talentos y oportunidades. Pero lo más probable es que el plan del Señor incluya también algunos períodos de dificultades y necesidades que sean beneficiosos para nuestra vida.

Cuando nuestra visión de lo que es bueno se aclara, estamos listos para entender cómo recibir las bendiciones de Dios. La clave para recibir las cosas buenas de la vida, es buscar al Señor en vez de las cosas que Él tiene para darnos. Muchas veces nos acercamos a Dios con una canasta vacía en vez de un corazón abierto; le decimos lo que necesitamos y esperamos que la llene. Pero un corazón abierto dice: “Señor, solo quiero más de ti”.

Darnos las bendiciones que Él tiene almacenadas está en la naturaleza de Dios, pero Él quiere que sus hijos le busquen por encima de todo lo demás.

(De Encontacto.org)

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