19.03.2024
2 Corintios 10.4-5 “Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas y de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Amén.
Algunos gastan mucha energía en cuidar las formas del Evangelio más que en cuidar el fondo. La vida cristiana, no se trata de pretender demostrar algo, es de mostrar lo que realmente somos.
Hay quienes hasta alardean de estar caminando por sendas de santidad e integridad, pero su vida es cuestionable al ponerla de frente al espejo de la Palabra.
Sus caminos no tienen puntos de convergencia espiritual. El mensaje del Evangelio es sencillo, justo y de paz, y no se puede mostrar mediante espejos empañados.
Lo que hemos recibido de Dios, debe llevar limpieza, incorrupción y verdad; no pantalla. No es aparentar ser humildes, es que los demás lo puedan apreciar y confirmar. Es tampoco ser exagerados, como son algunos. Es no maquillar acciones con falsa santidad.
No nos perdamos manejando formas, nuestro Dios no es así. Formas no son símbolo de consagración, tampoco de santidad… Muchas veces solo son imágenes bonitas llenas de huesos secos. Pero al abrir la boca, o mostrar el accionar todo queda dicho.
Hay quienes sostienen que el tema radica en volver a los orígenes, (senda antigua). Orígenes que les hace vivir sedientos y sin saber aterrizar su fe. El punto no es viajar hacia atrás; es discernimiento de la Palabra, y de lo que Dios espera de cada uno de sus hijos.
Continuamos…
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista
Wilda Messina
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