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Santiago 3.14-17 “Pero si tienen celos amargos y contención en su corazón, no presuman, ni mientan contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. Amén.
Envidiar es una bola de nieve que se vuelve cada vez más grande, y que sus consecuencias pueden ser devastadoras. Los celos llenan el corazón de descontento, ansiedad y amargura, distorsionando pensamientos, hasta que es casi imposible mantener el plan de Dios a la vista.
El celoso se enfoca en lo que no tiene, llevándole por camino de resentimientos. Si no lo sabías: los celos deshonran al Señor, ya que son pecaminosos. Santiago dice que son de origen demoníaco, y conducen a todo tipo de mal.
Es una de las obras malvadas de la carne. Una actitud que equivale a encontrar fallas en Dios, y a acusarle de negarnos mejores bendiciones.
Si adviertes evidencias de celos en tu vida, sigue los pasos de Santiago 4.7-10… Sométete a Dios, resiste al diablo, confiesa que eso es pecado, y aléjate de la tentación de la comparación.
Te recomiendo concentrarte en la bondad de Dios, y confiar en que el plan que Él tiene para tu vida siempre es mejor.
Feliz día, amado amigo y hermano. Y ¡que Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)