Jueves 29/08/2024
LUCAS 19.2-5, 10 “Sucedió que un varón llamado Zaqueo, jefe de publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó al lugar, mirando hacia arriba, le vio, y dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Amén.
A pesar de que el Señor Jesús no tenía hogar, hacía que los demás se sintieran como en casa en Su presencia.
Dondequiera que él iba daba la bienvenida -a la familia de Dios- a aquellos con corazones abiertos y oídos para oír. Aunque Zaqueo era conocido por la extorsión, el Señor anuló su pecado con generosidad.
La acogida de Jesús no proviene de recursos materiales, sino de un corazón que ve y sirve a los demás con amor de Dios. Imagínate la sorpresa de Zaqueo al ver que el Señor Jesús lo buscó.
No importa cuán pequeños o desapercibidos nos sintamos, Jesús nos ve y nos ama.
La acogida del Señor Jesús despertó en Zaqueo una generosa hospitalidad. Comprendamos y recibamos la bienvenida que Dios nos sabe dar, sin importar cuán grande sea nuestro pecado.
Que el Señor nos ayude a ver a quienes necesitan que le demos la bienvenida hoy.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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