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Mateo 16.24-26 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. ¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?...”. Amén.
Tristemente, el éxito humano se basa en logros humanos. Pero, en el reino de Dios, es vivir la vida en obediencia.
Nuestro Señor Jesucristo encarnó la grandeza mediante las dos siguientes acciones:
SACRIFICIO. Siendo en forma de Dios eligió vivir entre nosotros. Hizo de lado su autoridad divina. Pasó 30 años en anonimato, y luego llevó a cabo el plan de Dios hasta su muerte.
Los días vividos por Jesús en esta tierra, son ejemplo de vida de sacrificio.
SERVICIO. Dijo haber venido “para servir, y dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10.45). Durante su ministerio, dio tiempo, atención y energía, por amor a los demás.
Su acto supremo de servicio fue morir en una cruz, para que pudiéramos tener vida eterna.
Nuestro Salvador nos llama a seguir sus ejemplos. Y nos dio promesa de que lo cumpliríamos con su ayuda.
Jesús dice: Soy vid, ustedes pámpanos; si permanecen en mí, llevarán mucho fruto (Juan 15.5).
Todo camino al sacrificio conduce a vida fructífera, y a reflejo de amor de nuestro Salvador.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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