24/08/2022
”Así que, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o sabiduría. Me propuse no saber cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y estuve entre ustedes con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que su fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”. Amén.
No es raro escuchar a las personas valorándose a sí mismas por lo que han logrado. Sin embargo, la Biblia advierte que no tengamos un concepto demasiado elevado de nosotros (Romanos 12.3). Aprendamos a tener más confianza en Cristo que en nosotros.
Pese a la impresionante vida que había tenido el apóstol Pablo, entendió que no era competente para cumplir con la encomienda de Dios por lo que él era.
Cuando predicaba el evangelio lo hacía con temor y temblor, no con confianza en sí mismo, sino en el Espíritu Santo. ¡Así debe hacerlo todo siervo de Jesucristo!
Todo hijo de Dios (que ha confesado a Jesucristo como su Señor y Salvador), debe saber confiar en su Padre, y en que es su Espíritu quien le guía y fortalece en toda situación.
Si estás enfrentando situaciones difíciles, no te atribules ni retrocedas, considera la gran oportunidad para venir a ser hijo de Dios, y poner en Él tu plena confianza.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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