# 3,368 01/10/2022
“Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada”. Amén.
Las relaciones profundas y sinceras requieren tiempo y esfuerzo.
Como seres humanos, tenemos limitaciones físicas, mentales y emocionales que no podemos ignorar. Incluso Cristo, que era todopoderoso, se tomaba tiempo para alejarse y conectarse con el Padre para reponerse (Lucas 5.16).
Cuando no damos mucho como deberíamos, pudiera ser nuestro turno de recibir.
Moisés fue gran ejemplo de esto. Cuando levantaba la vara de Dios, Israel prevalecía sobre Amalec, pero cuando sus brazos se cansaban y los bajaba, Amalec ganaba terreno.
Aarón y Hur estaban ahí para sostener sus manos, y hubo en sus manos firmeza. Y Josué prevaleció ante Amalec y su pueblo.
La historia de Moisés nos recuerda que, a veces, lo mejor que podemos hacer es dejar que familiares y amigos nos ayuden. Después de todo, así Dios lo dispuso (1 Corintios 12.26).
¿Sabes cuándo invertir en tus relaciones y cuándo dar un paso atrás? Tómate un momento para pedirle al Señor sabiduría a la hora de dar y de recibir.
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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