2 Corintios 9.6-8 “El que siembra escasamente, así mismo segará; y el que siembra generosamente, generosamente segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia…". Amén.
Dar ocupa un lugar especial en el corazón de Dios. A Él le importa la manera en que compartimos lo que tenemos. Él se deleita en los dadores alegres, gozosos y de espíritu dispuesto.
Al dar de mala gana o por obligación, nos perdemos el placer de alinear nuestro corazón con la naturaleza generosa de Dios.
La condición de nuestro corazón, no el tamaño de nuestro regalo, es lo que determina cómo ve el Señor lo que damos. Dar con alegría refleja gratitud y confianza en su provisión.
Hay que recordar que todo lo que tenemos le pertenece a Dios. Y no se trata de la cantidad, sino del amor que hay detrás de ese regalo.
Pregúntale a Dios a quién o quiénes le debes dar, y luego, haz fiel y obedientemente lo que Él te indique. ¡Cosecharás generosamente!
Feliz día. ¡Dios te bendiga!
Evangelista Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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