2 Corintios 9.6-7, 10-11 “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. El que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad…”. Amén.
¿Sabías
que cuando haces del dar una prioridad, la gracia de Dios se desborda en tu
vida? Es que las bendiciones de Dios no son solo para ti.
¡Él desea que las extiendas a otros!
El
Señor provee de ingresos para cubrir nuestras necesidades, y hasta nuestros
deseos. También quiere que utilicemos nuestro dinero para
llevar adelante Sus planes.
Si
nos proponemos, de corazón, participar en los planes del Señor, Él se
compromete a darnos lo necesario. “Poderoso
es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas lo suficiente, abundéis para toda buena obra”
(vs.8). Un buen recordatorio de que al compartir Dios premia.
Las
bendiciones acumuladas no se disfrutan tanto como las compartidas. Además,
glorificamos a Dios. ¡Lo tengo altamente comprobado!
No
permitan que sus provisiones se terminen con ustedes.
Pásenlas a otros y descubran la alegría del ciclo interminable de las bendiciones.
¡Que Dios te siga bendiciendo cada día más y más!, pero recuerda hacer la parte que te corresponde.
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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