Génesis 22.1-3 “Probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Toma tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, vete a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que te diré. Y Abraham se levantó de mañana, enalbardó su asno, tomó consigo dos siervos, y a Isaac su hijo; cortó leña para el holocausto, se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo”. Amén.
Obedecer
al Señor pudiera tener momentos bien difíciles.
Pero tenemos la opción de recordar al patriarca Abraham.
A
él se le puso una gran prueba, pero la
obedeció de buena gana. Su inigualable respuesta nos enseña importantes
lecciones acerca de someternos a la voluntad de Dios.
1. Que a veces,
la obediencia choca con la razón humana. El Señor
le pidió a Abraham que sacrificara su hijo.
2.
La obediencia siempre requiere confianza en Dios.
Abraham obedeció, porque confiaba en que el Señor cumpliría la promesa hecha.
Y dijo a sus siervos: “Yo y el muchacho iremos hasta allí, adoraremos, y
volveremos”, indicando que ambos regresarían (vs.5).
3.
La obediencia deja el resultado a Dios. Abraham confiaba
que el Señor preservaría a Isaac para cumplir su promesa.
El
Señor sabe ponernos a prueba para aumentar nuestra obediencia y fe en Él.
Nuestra fe se fortalece cuando obedecemos a Dios en los momentos más
difíciles.
Te
invito a leer Génesis 22.
Feliz día.
¡Que Dios te bendiga, y te de discernimiento!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
No hay comentarios:
Publicar un comentario