Números 14.18, 21-23 “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; y visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y cuartos. Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres…”. Amén.
Como
es tan fácil concentrarnos en otras cosas, podemos ser incapaces de
escuchar al Señor. Y uno de Sus métodos más efectivos, para llamar
nuestra atención, es mediante desilusiones. Una de las maneras en que
el Señor le habló a la nación de Israel.
En
Números 13 (en la misión de los 12 espías), Dios quiso mostrarle al
pueblo lo prometido. Pero el temor a lo que vieron, invadió sus corazones, y
fue su perdición.
Y
Dios dijo: “No verán la tierra la cual
juré”, y para la siguiente generación hubo que esperar 40 años. Al
final, decidieron cambiar de opinión, pero ya era tarde. ¿Con ese hecho,
captaría Dios su atención? ¡Claro!
Es
bueno que sepan, que Dios no es responsable de nuestras frustraciones.
Pero está perfectamente dispuesto a usar las desilusiones para realinear
nuestros pensamientos y planes con los suyos.
El
Padre celestial sabe usar las desilusiones para reajustar nuestras
prioridades.
¡Que Dios te bendiga, y te de discernimiento!
Evangelista
Wilda Messina
(Referencia: En.Contacto)
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